lunes, 8 de febrero de 2010

Mi vida nómada

El sol inicia su descenso diario. Sus suaves rayos acarician las tranquilas aguas del puerto y las decenas de mástiles que dibujan el horizonte. El viento trae el rumor de las caducas hojas de las acacias meciéndose a su compás, se diría que aún es otoño. Al fondo, una bandera de España otea sobre lo alto de un edificio que supongo sea la Autoridad Portuaria. Contemplando esta estampa he decidido cambiar de actitud. Me tomaré este traslado como mi primer destino de corresponsal así que a lo largo del tiempo que esté aquí trataré de describir cómo se vive. Como hasta ahora en mi vida periodística, sé que éste no es el sitio definitivo, no serán tampoco éstas costas mediterráneas las que sean testigos de mi punto y final a mi particular nomadismo. Mi corazón me dice, una vez más, que éste no es mi lugar. Con la tranquilidad que ello me da esperaré ansiosa un cambio de rumbo con la maleta siempre preparada para partir.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hago fan de ese 'espíritu nómada' ;) !!!

Mario dijo...

Vero me mola que estés aprovechando para escribir amenudo... ¿Por qué no te lanzas y haces un guión de ficción (o incluso documental) y provamos suerte?

Igual te sorprendes de las cosas que te sacas de dentro cuando dejes de mirar la nube negra de afuera :-P

Nubenegra dijo...

Genial!! Yo me apunto pero necesito algunas palabras clave para desarrollar mi vena literaria porque ya sabes que de imaginación cero. Eso sí, ¡no quiero zombis!

Esther dijo...

Me alegra ver que de nuevo llenas este blog de escritos... Pero este me gusta, me encantaaaaaa... ¿Será porque me siento igual? Me quedo con tu texto... Y disfruta de esa linda ciudad... Aprovecha un rato para pasear a lo largo de todo el Paseo de Gracia