sábado, 27 de octubre de 2012

Los clandestinos


Acabo de terminar de leer "Bilal sur la route des clandestins", un relato real sobrecogedor de un periodista italiano que se adentra en África para recorrer en primera persona la ruta que lleva a los clandestinos que llegan a Libia para embarcar hacia Lampedusa. El texto se hace a menudo pesado, páginas y páginas en las que tan sólo hay descripción de sensaciones, olores, impresiones, sin que suceda nada. Sin embargo, es imprescindible para que el lector se aproxime ligeramente a lo que padecen quienes se embarcan en una aventura que, para muchos, termina con la muerte.
Justo esta semana, los servicios españoles de Salvamento Marítimo rescataron apenas a un cuarto del cargamento de una patera con vida. Otro cuarto fueron cadáveres y de la otra mitad no se sabe nada. Fueron alertados por un familiar que, alarmado tras no recibir noticias del desembarco, se temió lo peor. Una vez más, nuestros vecinos marroquíes echaron la vista a otro lado y se negaron a socorrer a unas personas al límite de sus fuerzas porque "no eran ciudadanos marroquíes ni viajaban bajo bandera marroquí". Así se las gasta el Moha, el emir de los creyentes. Subhana Allah. 
Pero dejemos a un lado la falta de compasión de las autoridades marroquíes y centrémonos en el drama de lo que está pasando. Años y años de pateras cargadas con decenas de personas que, en muchos casos, nunca han visto el mar. Muchos mueren por el camino, se ahogan en la travesía o perecen en el desierto, abandonados a su suerte tras un ataque de piratas del desierto, condenadas a la prostitución en oasis en Níger....
No puedo entender como alguien puede negar la existencia de Dios viendo semejante drama. ¿Acaso nosotros nos merecemos esta vida de pachás que tenemos? ¿Nos lo hemos ganado de alguna forma? ¿Ellos merecen morir de ese modo por el mero hecho de nacer en el continente equivocado? No lo creo. Sólo Dios sabe por qué las cosas suceden de este modo pero es imposible pensar que tras esta vida no hay nada. Que ésta es la única lotería posible. No puede ser. Toda esta gente embarcándose casi en canoas para cruzar el Estrecho y nosotros pensando que lo hacen por vicio (y yo aún recuerdo cómo me mareaba en los ferries que iban a Ceuta). ¿Ya está? No es posible. Ellos se embarcan con la esperanza de un futuro mejor y la certeza de que cualquier cosa que les suceda viene determinado por Dios, y nosotros nos quedamos en el sofá, lamentando las noticias de una nueva llegada masiva, intentando cerrar las fronteras y seguros al cien por cien de que Dios no existe y de que el azar y el esfuerzo personal es lo que hacen de nosotros lo que somos. Hay días en los que la nube no me deja ver el sol. Hay días en los que la indignación me puede hasta límites que ni sospecho, provocando la escritura de posts caóticos en los que tan sólo busco canalizar mi rabia, mi desesperación, mi tristeza. Ayer fue el día del cordero. Un día de compartir, de festejar, de hermandad. Pero falta aún tanto para lograr una verdadera hermandad, una verdadera preocupación por el prójimo... No pierdo la esperanza, no del todo. Y sigo tratando de aportar mi granito de arena pero hay días que lo veo todo tan negro....


miércoles, 24 de octubre de 2012

The Trappers Pictures


Surgió así, a lo tonto, sin pretenderlo, como un juego de verano. Participábamos en el voley playa y, de pronto, surgió el fútbol y la finca Riamar comenzó a tener citas deportivas ineludibles. Así que tocaba buscarse un nombre original, diferente. No recuerdo de quién fue la idea pero el caso es que éramos tan cutrillos, tan poco profesionales, sin entrenar, sin entrenador, sin equipación, que realmente parecíamos traperos así que, un toquecillo en inglés y surgieron Los Trappers.
De repente, nos hicimos mayores y nuestro particular Homer Simpson decidió hacer algo productivo con sus incontables horas ante el ordenador. Se acabó el ranciar por ranciar. Era hora de sacar al actor que todos llevamos dentro y así, con sus tonterías, con sus absurdos, consiguió contagiarnos a todos para ocupar nuestros ratos libres en repetir decenas de veces la misma escena, porque nos daba la risa, soplaba el viento o, simplemente, había que grabar diferentes planos.
Era lo más rudimentario que se podría haber hecho jamás. Dudo siquiera que los cineastas amateurs hayan trabajado al estilo de The Trappers Pictures, lo dudo mucho. Sin embargo, ahí estaban todos, los que se habían quedado en la tierruca, quedando cada fin de semana, cada festivo, para grabar las paranoias surgidas de una mente demasiado inmersa en Trainspotting, El Señor de los Anillos, El Padrino y Star Wars. Y los demás, en la lejanía, mordiéndonos las uñas por no poder participar de tanta locura. 
Aún recuerdo mi primera vez. Tenía que gritar como una loca en la oscuridad de mi garaje. Apenas se me veía la cara pero yo sabía que era la chica del jersey verde. La segunda vez fue genial. Me tocó hacer de recepcionista listilla en un hotel de verdad (fijáos hasta donde llegaban nuestros contactos) y lo pasé como los indios.
Pensaba que ya se nos había pasado la fiebre actoral hasta que, de repente, el Uno se casa y a Homer se le ocurre sacar la cámara del cajón e ir un paso más allá: rodar un video de despedida durante el viaje a Granada. Son todos los que están pero no están todos los que somos, pero da igual. De una u otra manera estamos ahí. El viaje en coche es la risa de las risas: cuatro coches, cuatro interiores, cuatro hilos musicales, cuatro paranoias. El coche de los llaneros solitarios es tan chulo como ellos, música electrónica, gafas de sol de poli chungo de Arizona. El de las niñas es una mezcla de pop-electrónico y es el colmo de la locura. Tres mozas, tres estilos diferentes. El de las parejitas huele a chica, a chica pija que no se mueve mucho para no despeinarse. Gafas de pasta, brillantina en los labios y miles de muecas al son de canciones poperas de ayer y hoy. En el que hubiera muerto de esquizofrenia es en el de los hermanitos y la chica: Nino Bravo, Isabel Pantoja.... ¡estoy segura de que también sonó Rafaela Carrá! ¡¡Frena!!! ¡¡Acelera!!! !!Sube la música!!! Liiiiibreeee como el sol cuando amanece yo soy liiiiibreeeeeee
¡Uf! Demasiado para mi. Sin embargo, como espectadora, la visión trapera de Homer es una excepcional radiografía de quiénes somos, de lo que hemos vivido, de cómo un grupo heterogéneo puede estar unido hasta el tuétano por una infancia llena de juegos y aventuras.
Luego, unas breves imágenes de la mañana de la boda en el hotel y después..... ¡¡¡¡la boda!!!! A pesar de ser la parte más emocionante, es la menos divertida porque ya no hay comentarios ni risas, sólo una sucesión de imágenes conducidas por un hilo musical que eriza cada pelo de la piel. A todos menos al interesado, demasiado frío para dejarse llevar por la emoción.....
Al final, Homer concluye con una sucesión de fotos (en las que siempre se me ve de espalda) de ayer y de hoy, para homenajear al susodicho. Aún después de los créditos, era incapaz de parar el torrente de lágrimas que me acompañaba desde los primeros acordes del montaje. Tal vez algún día haya uno para mi, tal vez algún día, The Trappers Pictures ocupe un lugar destacado en el mundo del cine. Sea como sea, lo cierto es que ya ocupa un lugar excepcional en el corazón de cada "urbanita" y eso no nos lo quita nadie. Directo al corazón. Gracias Homer.

miércoles, 17 de octubre de 2012

La mano que mece la cuna....

[...] "Hemos llegado al punto de que el ex director de Foreing Affairs, la principal revista del sistema, puede decir sin inmutarse, y sin causar ninguna reacción en la opinión pública, que Estados Unidos tenía que desestabilizar a Chile durante la presidencia de Allende; tenía que desestabilizar al gobierno chileno, derrocarlo y establecer una dictadura con el fin de devolver la estabilidad al país. Suena contradictorio, pero no lo es cuando entiendes que "estabilidad" tiene un significado preciso. Significa: bajo control de Estados Unidos". [...]

[...] "Pues bien, esa es la amenaza de Irán. La descripción no es incorrecta. Irán no obedece órdenes. Intenta mantener su soberanía. Actúa con mucha independencia de lo que cualquiera pueda pensar de su gobierno. Y aunque podría ser el peor gobierno del mundo, esa no es la cuestión. A Estados Unidos no le importa cómo sea el gobierno en realidad. Lo que quiere es que obedezca sus órdenes para mejorar la estabilidad. Esa es la amenaza iraní". [...]

Noam Chomsky
La era Obama y otros escritos sobre el imperio de la fuerza