miércoles, 27 de octubre de 2010

¿El club de los Veintiocho?

La UE ha decidido hoy elevar a la Comisión Europea la solicitud de Serbia de formar parte de los 27 lo que sin duda es una gran noticia en lo que a hacer de Europa “una grande y libre” se refiere pero teniendo en cuenta que Turquía lleva esperando para formar parte del Viejo Continente en su versión siglo XXI más de cinco años pues esto empieza a apestar.Al final, por mucho que critiquemos a Sarkozy y a Berlusconi y a que Merkel se descuelgue con unas declaraciones que rechazan la inmigración alegando que no hay integración, resulta que todos padecemos la misma enfermedad. Nos resistimos a que Europa sea un continente en el que la mezcla de razas, religiones y culturas sea una seña de identidad porque el auténtico europeo sólo puede ser blanco y cristiano, ya sea católico en el sur o protestante en el norte. Así que es más fácil que la Serbia heredera de los crímenes de Madlic y Karazcic forme parte de este club cada vez menos elitista, porque reconoce la autonomía de Kosovo, España no; que no que Turquía, país laico de mayoría musulmana con un historial de estabilidad económica y política mucho más interesante para “nuestro club”. Y es que, si abrimos las puertas de nuestro fuerte apache a los musulmanes, ¿estaremos dando nuestro último paso como civilización? Con un ejemplo semejante, ¿cómo van a integrarse nuestros huéspedes extranjeros? Les estamos diciendo, alto y claro, que lo diferente lo dejamos para la decoración de interiores, la arquitectura, el arte de vanguardia, la moda o el cine pero en lo que se refiere a nosotros, a nuestras gentes, a nuestras sociedades, lo que debe imperar es la homogeneidad. Imperios más grandes que el nuestro fueron pasto de la historia por un exceso de ego...

viernes, 1 de octubre de 2010

Los Otros: los gitanos rumanos

Fuente: www.noticiasdenavarra.es

Dice Samuel Huntington que nuestra personalidad está formada por varias identidades de las que hacemos uso en función de la ocasión. Por ejemplo, una puede sentirse mujer frente a los hombres; periodista ante los políticos; española ante los franceses; europea ante los africanos y terrícola frente a los extraterrestres. En el caso de los moros, nos sentimos occidentales o cristianos mientras que frente a los rumanos, nuestra identidad es la de miembro de un país rico frente a uno pobre y lleno de delincuentes. Lo que el presidente Sarkozy hace con los gitanos rumanos, esa manía que tiene, cual Jesús Gil en su imperio marbellí, por limpiar las calles de Francia de su presencia, no es más que una vulneración en toda regla de sus derechos como ciudadanos de un estado miembro de la Unión Europea. Me da igual que sean pobres y que no queden bien en las calles de su país. Si son ladrones, que les metan en la cárcel pero, como siempre, habrá justos que paguen por pecadores. Si no hay pruebas en su contra, tendrá que apechugar por mucho que prefiera tener alemanes o británicos ricachones viviendo en su territorio. ¿O acaso no hay franceses pobres y delincuentes? Les guste o no, los rumanos son tan miembros de la UE como los españoles, los belgas y los alemanes así que, si no quieren dejar que los pobres entren en su país, mejor que se salgan de ella y se dejen de cometer ilegalidades. ¿O acaso a Francia se le ocurriría expulsar a los jóvenes europeos que participan en los actos violentos de las manifestaciones bajo el paraguas de ser, supuestamente, antisistema? A esos seguro que no, porque son de países ricos, como nosotros. Aunque la mayoría de la gente está en contra de lo que yo defiendo, debemos ser muy conscientes de que esta vulneración de derechos de los ciudadanos de la UE abre la puerta, si no se sanciona a Francia y se le obliga a rectificar, a acciones futuras en esta misma línea. ¿Qué será lo próximo? ¿Seguir con la tontería de la identidad francesa y expulsar a todos aquellos que no sean franceses de origen, de raza blanca, religión católica y de una determinada ideología? Los abusos del Gobierno global nunca traen nada bueno. Primero han sido los rumanos y todos miramos hacia otro lado, Berlusconi los echó de Italia, ahora ha sido Sarkozy y el próximo debería ser ZP ¿no? ¿Y qué pasará luego? Si permitimos esto, ¿qué pasará si los países de los Balcanes entran en la UE? ¿Dejaremos sólo circular a aquellos menores de una determinada edad, que no se avergüencen de un pasado castigado por una guerra civil y por actos de los que tal vez no se sientan orgullosos? Tal vez sea cierto eso de que Occidente, como civilización, tenga los días contados. Nos puede la soberbia, nos creemos invencibles y tal vez, algún día, despertemos sin hallar rastro de nuestro Imperio, como los romanos, los griegos, los bizantinos, los fenicios y tantos otros. No somos mejores. Somos humanos y caemos siempre en los mismos errores.