miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Se acabó el sueño europeo?

Nunca he entendido los nacionalismos, menos aún si son activos. Quizá porque no he nacido en ninguna comunidad con lengua propia he carecido siempre de ese sentimiento nacionalista que tantas personas en España tienen y a las que les produce urticaria siquiera el hecho de mencionar el nombre de este país, no digamos aún el llevar un documento identificativo que les recuerde su pertenencia a él por obligación. Digo que no lo entiendo cuando se trata de un nacionalismo activo, que trabaja con ahínco por la segregación o la mera negación de conceptos que, hoy por hoy, son realidades innegables. Sí entiendo que alguien pueda sentirse exclusivamente vasco, alcalaíno o, simplemente, del barrio Gótico. Pero no es aquí a donde quiero llegar. Yo siempre me he sentido española pero lo de ser europea... es algo que está ahí pero que me da bastante igual. No me produce ninguna emoción especial. Es algo que soy y punto. Sin embargo, debo reconocer que cuando adoptamos la moneda única no me gustó nada, incluso me molestó perder la peseta en favor de una moneda que nos hacía perder la identidad nacional. Por no hablar, claro, de los inconvenientes económicos que eso iba a suponer para los españoles, problemas que casi diez años después seguimos arrastrando y de qué manera.

- "Es para lograr una Europa más fuerte. No se perderá la identidad nacional. Seguiremos manteniendo la independencia sólo que el tránsito de personas y mercancías será más sencillo, como si nos moviésemos por España", nos decían los políticos.

Es cierto que el espacio Schengen y la liberalización del sector aéreo nos han traído a los españoles ver más mundo que, hasta entonces, andábamos escasitos de ello y hoy en día hasta los parados se van de vacaciones con un low cost una vez al año. Sin embargo, los peros, a mi juicio, han sido mayores. Pero bueno, una vez que ingresabas en el club, ya no había marcha atrás así que... había que acostumbrarse a dejar de ser cabeza de ratón para ser cola de león. Sólo nueve años después, Europa ha tenido que rescatar a Islandia, Irlanda, Grecia y Portugal para que no cayeran en la bancarrota. Los británicos siguen viviendo tan ricamente con su libra esterlina. Los griegos se piensan ahora si salirse del euro mientras Turquía hace todo lo posible por ingresar en un club que no le quiere y que antes admitiría a Kosovo o al País Vasco como estados miembros. Y ahora cerramos las fronteras. Primero fue Italia, negándole el paso a los ciudadanos de su ex colonia; luego vino Francia impidiendo el paso de trenes italianos cargados de inmigrantes ilegales y ahora es Dinamarca quien anuncia el cierre de fronteras y la suspensión del tratado Schengen. Y yo me pregunto, ¿qué clase de cachondeo es éste? Gadafi bombardea a los suyos y les facilita la huída por mar para saturar las aguas italianas de pateras y presionar a Berlusconi y, por añadidura, a toda Europa; un hijo de inmigrantes húngaros y casado con una italiana habla de identidad francesa; el cristianismo o el ateísmo se erigen en las únicas opciones espirituales para los auténticos europeos y ahora sólo falta que nos cuenten que Al Qaeda se ha trasladado a Europa y que se decrete por ello el estado de emergencia. Lo que empezó siendo un club elitista se ha convertido en una asociación normal y corriente y, claro, quienes no llegan a fin de mes por pagar las cuotas están haciendo que la imagen del grupo caiga por los suelos. Pero no hay problema porque aquí está todo estudiado, seguro que hay alguien forrándose a cuenta de todo esto. ¿No dicen que Bush y el presidente de Pakistán sabían desde el principio donde estaba Bin Laden y se han inventado el juego del escondite para manipularnos? Yo, personalmente, creo que nunca deberíamos haber dejado la peseta pero, claro, con lo caro que sale irse del club, vale más tirar hacia adelante como sea porque la alternativa es la absoluta bancarrota y entonces, sería mejor vender el país como las islas del Caribe, al mejor postor. Sin embargo, lo que está sucediendo me parece tan grave, que temo que lo próximo sea redepurar la raza, que se nos ha contaminado demasiado. Y yo me pregunto, ¿qué es ser europeo?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Europa y la idea de nacion, Ortega. Ahi encontraras respuestas

Nubenegra dijo...

Tomo nota. Muchas gracias por la recomendación; espero que la lectura me proporcione algunas respuestas.

Anónimo dijo...

Te dará alguna, pero sobre todo te dará más preguntas, preguntas muy incómodas y desafiantes y medibles, que es algo que no ha lugar en la religión. Tienes a tu alcance más de 2 milenios de acerbo cultural occidental a base de laicismo racional, sensato, moderado, solidario, optimista y honesto, que (y te lo digo con todo el cariño) desprecias o por ignorancia o por (por lo que se deduce de tu blog) un motivo personal. Personalmente me inclino más por esto último, ya que parece que hablas en algún momento de un novio musulmán. Ahora que ya has dado el paso, no olvides de donde saliste. No olvides a Balzac, a Platón, a Galileo, a Alejandro,a Descartes,a Hobbes y a tantos otros que conformaron el mundo al que tú llegaste. Pregúntate si podrías tener la misma capacidad de elección religiosa de la que estás haciendo uso ahora de no haber nacido en esta parte (laica) del globo. Nunca está de más ser agradecido con los que allanaron el camino, creyeran o no en dios. La libertad es el más aterrador de los regalos.

Nubenegra dijo...

¡Vaya! Interesante comentario, pero lamento no estar de acuerdo. Para empezar, ser religioso no está reñido con la laicidad, que no es sino el ejercicio de la libertad absoluta para que cada cual sea lo que quiera ser sin que el Estado le imponga una determinada creencia o una total ausencia de ella. Por otro lado, claro que es una cuestión personal porque esa herencia moderada, sensata, solidaria y bla, bla, bla es la que me contaron de pequeña pero, al ir creciendo, me he dado de bruces con la cruda realidad y he visto que nadie hace nada de gratis, que el Estado no vela por las personas de la forma que debería hacerlo y que la política no es sino un invento magnífico que se ha tornado demasiado maligno e interesado para mi gusto. No reniego de mis orígenes, de mi cultura, de mi país ni de nada que se le parezca y, por supuesto, soy consciente de que si hubiera nacido en Nigeria no sería la persona que soy ahora. Sin embargo, ser consciente de la suerte que una tiene no va de la mano del conformismo sino de la crítica más constructiva posible. Con respecto a lo puramente religioso... creo que el problema ha sido siempre la manipulación a la que nos hemos visto sometidos, las constantes alteraciones del mensaje en favor de unos pocos. Creo que el Islam, al menos lo que yo conozco, ha sabido mantenerse al margen de todo eso. Cuando lo descubrí, me convencí por completo. Sin embargo, eso no me resta ni un ápice de curiosidad ni de capacidad crítica, todo lo contrario. Necesitaba conocer bien la religión para evitar que fuera todo aquello que yo temía: sumisión de la mujer, machismo, injusticia... Recomendarte la lectura del Corán creo que sería demasiado, sin embargo, sí que creo que podrías aprender algunas cosas de Tariq Ramadan. Un intelectual suizo que conjuga todo aquello que nos dicen que no es posible y que encaja con el tipo de persona que quiero ser. Sigo teniendo pendiente la lectura de Ortega.