lunes, 2 de mayo de 2011

La victoria del bien sobre el mal

Última hora: se dice que, tras haber custodiado el cuerpo durante unas horas, haber hecho los pertinentes análisis de ADN para corroborar su identidad (supongo que con los equipos portátiles del gran Horatio Caine) y tomarle unas cuantas fotos para que el momento quede inmortalizado, los estadounidenses han tirado el cuerpo de Bin Laden al mar, para evitar que su tumba se convierta en un lugar de peregrinación. A ver. Por partes. ¿Para que lo custodian y luego lo tiran al mar y lo cuentan? ¿Matas al terrorista más buscado y lo tiras al mar como si fuera hindú? Mmmm, no sé. No es muy hollywoodiense que digamos. Para empezar, parece como si Bin Laden fuera a ser beatificado a la musulmana y eso es asociar a Dios y está prohibido. Pero, aparte. Si se quiere evitar una reacción violenta de sus seguidores, ¿tirarlo al mar lo evitará? Los musulmanes deben ser enterrados durante las 24 horas siguientes a su muerte, sin caja, en la tierra. Todo lo que evite este proceder es anti-islámico y, por lo tanto, encendería los ánimos de muchos musulmanes que podrían verlo como una falta de respeto a unas creencias, independientemente de que Bin Laden fuera terrorista o un cooperante internacional. ¿Acaso eso no puede causar igualmente una reacción anti-occidental y violenta? A veces me pregunto qué grado de inteligencia, o que oscuros intereses, tienen los políticos y gobernantes. O si, acaso, se piensan que la masa, por ser grande e impersonal, es imbécil hasta extremos impensables.
Sinceramente no creo que vaya a haber ninguna reacción reseñable. No creo que los estadounidenses tengan que mirar a su espalda por si algún musulmán le ataca por esta muerte por mucho que ahora Obama y el resto de líderes mundiales digan que los occidentales estamos en el punto de mira. Pero, claro, supongo que tampoco conviene acabar con todos los prejuicios islamófobos de un tirón, ¡a ver si nos vamos a quedar si enemigos!

Tan sólo un par de apuntes más: Al Qaeda, esos que supuestamente nacieron para acabar con los cristianos para volvernos a todos musulmanes o mandarnos al infierno por la vía rápida, ha matado a lo largo de su historia a muchísimos más civiles musulmanes que judíos y cristianos juntos porque, claro, lo del 11-S, 7-J y 11-M me parece una cosa demasiado oscura y peligrosa como para señalar a nadie pero tengo claro quiénes no fueron.

Segundo. ¿Matar no se supone que está mal? ¿O sólo es para los que nos amenazan a nosotros? Para algo están las leyes, del mismo modo que no matamos a los etarras aunque tengamos ganas de que les pase algo malo, tampoco deberíamos matar a nadie por malo que fuera. Pero, claro esta doble moral, es una práctica demasiado inserta en nuestra sociedad como para quitarla de un plumazo. Para que yo me entere, aplicamos lo de los judíos ¿no? "Tenemos que matar a cien palestinos por cada judío muerto porque nos superan abrumadoramente en población", ergo: "nosotros somos los polis, luego los buenos, y los buenos, a veces, tienen que matar a los malos para que todos estemos seguros y tranquilos".

Hmmmmmmmm, gran modelo que dejamos en herencia a nuestros hijos.

2 comentarios:

Joselu dijo...

Hoy he oído a un niño de unos diez años contarle a su madre con fruición la muerte de Bin Laden y la patente amenaza que había dejado en su testamento contra Occidente. La madre no sabía qué decir pero estaba incómoda ante el entusiasmo de su hijo por la muerte del yemení-saudí. Este dilema ético nos apunta a todos. Nos alegramos de su muerte pero eso es difícilmente digerible por una ética profunda. Pero esa alegría ha calado entre los niños y adolescentes. Lo he percibido en mi instituto en la inmensa mayor parte de los chicos ante el desconcierto de algunos profesores que no saben qué decir. Yo tampoco. Un cordial saludo.

Nubenegra dijo...

Sin duda es difícil tener una opinión clara al respecto y más aún si tienes que compartirla con los alumnos. En cualquier caso, no pierdo la esperanza de que la ética inunde de repente a nuestros gobernantes y este mundo sea, algún día, mejor. Porque la cultura del ojo por ojo nos dejará a todos tuertos.