sábado, 30 de noviembre de 2013

Conspiraciones interminables

Es curioso como, a veces, uno termina leyendo cosas que no andaba buscando en internet. Eso es lo que me fascina de esta herramienta. La posibilidad de ir tirando del hilo, de ir saltando de un tema a otro con tan sólo un click y terminar en las antípodas del texto primigenio.
Hace días que no leo la prensa española. Lo estoy dejando. He aprovechado mi exilio africano para desvincularme de toda la basura informativa que consumimos que arroja luz sobre temas banales dejando de lado los importantes. No sé si de este modo me nutro de mejor información pero, al menos, dejo a un lado la basura. Sin embargo, ayer, di con una noticia de El País en la que se hablaba de las divas del pop y de cómo éstas, supuestamente, servirían para fines ocultos de los Illuminati. Leyendo los comentarios llegué a un interesante blog sobre teorías de la conspiración y de ahí terminé en otro blog en el que se desmonta el atentado del maratón de Boston. Ya sé que habrá quien piense que esto de las conspiraciones es una locura demasiado extrema, que es mejor no pensar en lo que sucede más allá de lo que nuestra vista puede alcanzar y bla, bla, bla. Pero, precisamente eso es lo que los conspiradores quieren. Si te aburres de teorías extrañas, te crees lo que te dice el Gobierno porque "es el Gobierno" y aceptas todas sus propuestas "en aras de tu propia seguridad", terminarás comiendo de su mano o con un chip electrónico bajo la piel que delate tu posición a cada instante o te reste tiempo de vida como en la cutre-peli protagonizada por Olivia Wilde y Justin Timberlake In time.
Puede ser una paranoia y que justo estas explicaciones para el caso concreto de Boston, por ejemplo, no sean ciertas. Sin embargo, es tan fácil crear una ficción hoy en día.... El cine es el séptimo arte por algo, se invierten miles de millones de dólares al año en una industria que no sólo sirve para entretener sino que, permite el desarrollo de tecnología y recursos que bien pueden servir para la vida real. ¿Acaso no vemos la increíble transformación de los actores para sus papeles? En muchos casos, si no nos dijeran que son ellos, no sabríamos ver bajo esas máscaras de látex o esos excesos de peso o esas caracterizaciones a actores que nos resultan tan o más familiares que algunos miembros de nuestra propia familia.
Hoy en día crear una identidad es tan sencillo como disponer de algunas fotos, jugar con el Photoshop y colgarlas en Facebook para que haya una actividad que denote que estamos ante un ser vivo. Ya está. Si estás en Facebook existes. Si no, no. Es por eso que yo, en realidad, no existo.
Ya sé que no se puede poner todo en tela de juicio pero.... ¡qué narices! ¡Claro que sí! La información, en cualquiera de sus formas, es la principal mercancía que nos venden hoy en día y ya se sabe que un vendedor puede llegar a decir cualquier cosa con tal de colocarte tu mercancía. Así que, yo, por si acaso, voy a poner todo aún más en cuarentena de lo que ya lo pongo.
Es que nos la cuelan a cada instante. Juegan con nuestros miedos, con nuestras emociones, y hacen con nosotros lo que quieren. Se acabó. Nada es lo que parece. Hay que empezar a medir las cosas por sus contrarios: Osama bin Laden era malísimo, pero lo creó la CIA (¿habéis visto la saga de Jason Bourne?); sin embargo, Lady Gaga es fantástica, un ser andrógino, esperpéntico, que promueve el libertinaje y el exceso.... Los musulmanes son peligrosos, rezan todo el día, oprimen a sus mujeres (a mi no me oprime nadie); sin embargo, los judíos son el motor económico del mundo, los que se esconden tras los bancos que nos dejan en bancarrota, los que venden las armas que alimentan las guerras, los que invaden territorios que no son suyos alegando historias previas a la aparición de la Biblia... ¿O sea que rezar a Alá es de fanáticos pero ocupar Palestina alegando que el pueblo de Israel es el pueblo elegido por Dios es de gente progre?
El mundo al revés.

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