martes, 1 de junio de 2010

El miedo a vivir

Una mañana más tiene miedo a seguir viviendo, a tomar decisiones que puedan hacerle fracasar. La espiral de infelicidad en la que está inmersa no le deja ver el sol, sabe que está ahí pero apenas lo percibe, no siente sus rayos, no siente su calor. Quizá sea porque estamos en pleno invierno boreal y siempre ha soñado con vivir en mundos diferentes que le permitan conocer y disfrutar de los placeres que guardan esos paraísos lejanos que tanto anuncian en televisión. Está harta de los renos y la nieve, de los meses de descanso que suceden al frenético periodo navideño, necesita darle un giro a su vida y perseguir ese sueño. Sin embargo, esas ansias comparten espacio con una extraña sensación: la de que jamás regrese a Laponia, ni vuelva a ver los renos, ni vuelva a sentir el frío polar en sus huesos. Es la eterna querencia de los niños: tenerlo todo. El sol y la lluvia, la playa y la nieve, el coche y el camión, la chica y los colegas, la tranquilidad y la fiesta, el día y la noche, el sol y la luna.

1 comentario:

Sertach dijo...

not at all. It was a pleasure.
Best
S