domingo, 20 de septiembre de 2009

Somos la 'Ñ'



Nunca fui una gran fan de Sergio Scariolo, su exceso de gomina hace que me rechinen los dientes cuando lo veo en pantalla. Pero los hay peores: el montenegrino Ivanovic siempre parece dispuesto a matar a quién le lleve la contraria; la cara de uva pasa de Aíto tampoco me ha inspirado nunca mucha simpatía; al igual que la mala leche concentrada en el pequeño cuerpo de Manel Comas o la hiriente apatía de Luis Casimiro. Pero volvamos a Scariolo. Digo que nunca ha sido de mis favoritos pero tampoco pensé que ficharlo como seleccionador nacional iba a resultar tan desastroso. Porque a estas alturas del campeonato y después de ver la paliza que le dimos a una invicta y estupefacta Francia o la superioridad con la que dejamos ayer por el camino a los griegos, tengo claro que la actuación de España no es casual. Hicimos un pre-europeo soberbio y hemos estado a punto de hacer las maletas (y eso que “el único resultado posible es el oro”) después de cuajar encuentros de vergüenza. Al principio pensé que nos había podido la presión, que la plantilla estaba cansada. Ya en el partido de Lituania tuve claro que los tiros apuntaban a otro lado pero 20 puntos de humillación sobre los galos, los griegos y hasta los serbios (estamos en el tercer cuarto)… Eso no es casualidad, ni mala suerte. Eso es que el vestuario no quiere a Scariolo y han querido dejarlo bien claro: el equipo gana o pierde independientemente del entrenador, porque ellos son los verdaderos protagonistas. Este tipo de actitudes no me suelen gustar, pero viendo al grupo: compacto, bien avenido, con mucho compañerismo, sin egos ni estrellas tengo mucho más claro que la FEB se equivocó al maltratar a Pepu, al obligarlo a marchar. Porque él fue el artífice de la ‘Ñ’, porque supo hacer de un grupo de jugadores, una única pieza perfecta capaz de ganarlo todo. Quizá porque el espíritu de Pepu sigue presente, porque tenemos la mejor selección de baloncesto de nuestra historia y porque la afición se ha volcado con este deporte más que nunca, haya que hacer caso al equipo y despedir a Scariolo tan pronto como regresemos a España con el oro en el cuello. Porque sería un grandísimo error permitir que esta selección, a la que aún le quedan algunos años, iniciara su descenso deportivo por una mala elección federativa.

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