martes, 30 de junio de 2009

La fuerza del macho

“Sólo puede haber condenas por violencia de género en los casos de agresiones de hombres a mujeres en relaciones de pareja presentes o pretéritas”, con esta afirmación, la presidenta de la sección de la Audiencia de Madrid encargada de la violencia sobre la mujer y la fiscal madrileña especializada en ese tipo de delitos han zanjado la cuestión de si las agresiones entre miembros de una pareja homosexual deben considerarse o no violencia de género. Y es que en este país tan moderno en el que vivimos, cualquier día nos desayunaremos con nuevas tipologías: violencia senil (entre aquellos que ya han disfrutado de su primer viaje de a Benidorm gracias al Estado), violencia internacional (para los casos en los que uno de los miembros de la pareja no sea español) o, incluso, violencia entre inmigrantes, para lo cual les daremos el boleto de vuelta a sus respectivos países para que cada uno se encargue de impartir justicia entre los suyos.
Y es que, la sentencia de un Juzgado de lo Penal de Santander que condenó por violencia de género a una mujer que agredió a su esposa es considerada por estas dos juristas como violencia doméstica y no de género ya que, al parecer, por definición la violencia de género, queridos miembros y miembras, es la ejercida por el hombre sobre la mujer ya que “requiere, entre otros elementos, que el agresor ejerza una "posición de dominio" sobre la víctima”. Y es que es evidente: sólo en las parejas heterosexuales hay uno más fuerte que otro, y éste siempre es el hombre. Así que entre las lesbianas se presupone que, por ser mujeres, no hay violencia porque están empatadas a fuerza. Claro si es que tantas fantasías con las peleas de barro nublan la vista a la Justicia. ¡Y qué decir de los gays! A pesar de tratarse de dos hombres supongo que se considera que es una lucha entre machos dominantes por hacerse con el respeto de la manada, pero nada de agresiones, eso es sólo para las mujeres. Pues eso, que en estos matices nos diferenciamos del Tercer Mundo.

3 comentarios:

Esther dijo...

La discriminación es horrible... Pero la positiva es peor todavía.

No tiene sentido que se considere de esa froma, porque; ¿dónde colocamos a esos hombres maltratados por sus esposas? o es que como es la mujer la que le zurra ¿es en defensa de todas las miembras de matrimonios?

Es un sinsentido. Cada día vamos a peor...

pimentondulce dijo...

Hola pequeño y rubio saltamontes,
Supongo que no te sorprenderá que en parte discrepe... Nos tenemos muy vistas. La violencia, como fenómeno, es inabarcable. Combatirla a pelo es utópico. La Ley de Violencia sobre la Mujer nació con la intención de juzgar un capítulo muy concreto, con límites cocretos, con protagonistas concretos. Un capítulo íntimamente ligado al rol femenino en la sociedad española durante siglos. Y ya. Claro que modificarla, con el tiempo, la hará más justa. Y claro que surgen situaciones que rozan el absurdo. Pero vilipendiar su esencia, que es perseguir una forma de delito concreta, no me convence. No sé. Es como la Ley Antiterrorista, que aisla durante días al posible, al futurible, y obvia derechos fundamentales en un primer momento. ¿Lo discutimos con una cerve Amparo? Miss you. Besucos

Nubenegra dijo...

Querido calamar,
sin duda esperaba tu discrepancia aunque me agrada que te hayas decidido a escribirme algo, ya sólo falta un paso menos para vivir de este blog, jejejeje. Ya sabes que lo mío es crear polémica, no digo que la ley esté mal pero a veces tanta especificidad plantea problemas que antes no existían.