sábado, 30 de junio de 2012

Troleros de chaqueta de pana

Aparte del clan Bardem, sólo hay otras dos personas que desearía enviar al espacio exterior o poner en órbita o, simplemente, negarles el acceso a los medios de comunicación, para no sufrir el riesgo de encontrármelos al doblar la página o al hacer zapping: Sabina y Serrat. Me caen fatal. Lo siento. No me gustan sus pintas ni sus canciones ni su manera de ser. No hay nada en ellos que pueda pasar por alto. Me molesta su simple visión. Y es que éstos son de esos cantautores endiosados que se creen con derecho de opinar sobre todo y que carecen por completo de la más mínima coherencia. El andaluz porque es un caradura y un vividor trasnochado y pasado de rosca de todo y el uriolistaní porque se ha pasado la vida negando su españolidad y criticando la opresión a la que se ve sometido y.....
Todo viene a raíz del concierto en Israel. Después de negarse a representar a España en Eurovisión y rendirse a los encantos de cantar en español, una lengua con muchas más posibilidades de enriquecimiento económico que el catalán; después de pasarse media vida diciendo que España oprime a Cataluña y yo que sé cuántas bobadas más; va y se marca un concierto en Israel. Cuando esos sí que oprimen de verdad a un pueblo. Se queja el público, les piden que reconsideren su actuación y van los tíos y dicen que: "No voy a perder la oportunidad de visitar Israel, que no lo conozco" (Sabina) y que "no hace falta boicotear Israel para intentar cambiar las cosas, también se puede cambiar el mundo desde dentro" (Serrat). ¡Y se quedan tan anchos!
A veces me pregunto qué les costaría estar calladitos. Si no fueran tan progres, tan de la ceja, tan comunistas y tan troleros, todo quedaría en una anécdota. Pero no, ellos quieren ser lo más, los más solidarios, los más liberales, los más tolerantes... ¡cuánta basura!


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