lunes, 9 de febrero de 2009

Revilluca

Desde que Miguel Ángel Revilla fue nombrado Presidente del Gobierno de Cantabria allá por 2003 nuestra pequeña región ha salido del ostracismo de las autonomías para empezar a conocerse por el gran público. Puede parecer una tontería pero a estas alturas de la película son muchos los que desconocen que hay una autonomía llamada así y los que siguen hablando de la provincia de Santander, denominación que se perdió al alcanzar la independencia de Castilla y León en el año 1981.

En el panorama político y mediático actual hay dos tipos de comunidades autónomas, las de primera y las de segunda fila. En el primer grupo se encuadran algunas como: Madrid, Cataluña, Andalucía y País Vasco mientras que la mayoría de las regiones uniprovinciales y las dos Castillas, entre otras, se engloban en el segundo grupo. El de los absolutos desconocidos. ¿O acaso alguien recuerda el nombre del presidente de Castilla y León?

Cantabria siempre estuvo entre los segundos hasta que Revilla saltó a la fama en Crónicas Marcianas por sus comentarios sobre “el sable del rey Harald de Noruega”. Ése es nuestro presidente. Lo complicado es que no sé si me gusta o me avergüenza. Al principio me daba vergüenza ajena ver a ese hombrecillo con los pantalones remangados y los pies metidos en el agua ondeando la bandera de la trainera castreña o llegando en taxi a La Moncloa mientras todos los medios de comunicación se mofaban de tan singular personaje. Pero es que ahora ya no sé qué pensar. Desde luego la región y él mismo son más conocidas que antes y sinceramente creo que sus campechanas excentricidades constituyen la mejor campaña publicitaria que podíamos haber ideado pero ¿no se nos volverá en contra?

Esta mañana, los oyentes de ‘Anda ya’ en los 40 Principales han solicitado despertarlo y ahí que ha entrado al trapo nuestro presidente con la llamada del falso Zapatero. Todo simpatía y buen humor a pesar de que sólo eran las 8.30 horas. Eso, desde luego, dice mucho a favor de él. Seguro que nadie votaría nunca por despertar al sieso de Ibarretxe pero ¿acaso su cercanía no perjudicará su imagen haciéndolo menos “respetable”? Desde un punto de vista ideal, sin duda se trataría de un político que se acercaría bastante a la perfección si atendemos sólo al hecho de que es una persona que conoce al dedillo su región, su idiosincrasia, sus gentes y que es cercano a los votantes. Pero ¿se percibe así?

En el último derbi madrileño coincidí en un bar con un catalán que, al saber que era de Cantabria, se puso a alabar las características del presidente. Yo no sabía si reír o llorar al escucharle decir que lo admiraba y que creía que era un buen presidente para una región pequeña como la nuestra. Según él, un Revilluca sería impensable en una región como Cataluña “con una población demasiado numerosa como para entender que se puede tener un presidente que se sale de los encorsetamientos habituales”. No sé. A pesar de sus esfuerzos por resultar simpático no pude dejar de sentirme como una inmigrante de la región más cateta del norte de España. El caso es que luego, allá donde vayas la gente se acuerda del nombre de Revilla y todo el mundo esboza una sonrisa aunque mofa, lo que se dice mofa, no detecto mucha. Lo que está claro es que su particular forma de ser no pasa desapercibida y todo el mundo habla no sólo del asunto de los taxis sino también de nuestras anchoas, sobaos y orujos.

Pero, sin duda, lo que no se le puede echar en cara es que no sea defensor a ultranza de Cantabria, cada momento que tiene lo aprovecha para hacer campaña publicitaria y para pedir más y más para la región y eso siempre sin hacer el ridículo que hacen los nacionalistas que rechazan todo lo relacionado con España pero a los que todavía quiero ver yo rechazando su parte de los Presupuestos Generales del Estado. Lo que no es coherente es querer vivir independiente de tus padres pero exigiéndoles que te paguen el alquiler y cubran todos tus gastos.
Vaya, al final parece que lo tengo todo más claro de lo que pensaba. Tal vez no lo haya votado nunca pero igual no es tan malo tener a un presidente que pregona a los cuatro vientos que Cantabria le “pone” porque, al fin y al cabo, parece que cumple con la tarea que se le ha encomendado y honradamente. Hasta que El Mundo diga lo contrario.

2 comentarios:

Mario dijo...

Hay dios! No conocía este cambio de opinión. Vero, creo que eres la persona que más cambia de punto de vista que conozco...

Míralo por este lado, hay quien dice que el que no cambia nunca de ideas es que nunca las ha tenido :-P

Saludos!

PD: Quita la "verificación de la palabra" por favore!

Nubenegra dijo...

Hmmmm,
Gracias por el cumplido pero que yo sepa no estoy diciendo que sea una apasionada de "éste nuestro presidente" pero reconozco algunos de sus méritos aunque aún recuerdo el día que confesó haber perdido la virginidad a los 18 y "pagando".