sábado, 5 de noviembre de 2016

Bebés envueltos para dormir, una alternativa tradicional al consumismo

El consumismo, base del sistema capitalista, tiene como principio activo satisfacer una necesidad que previamente ha creado e insertado en la mente del consumidor de modo que éste empieza a pensar que no puede vivir sin tal o cual producto que facilitará su vida o le concederá el éxito o la felicidad. La cuestión es que, en la mayoría de las ocasiones, ese producto no es tan imprescindible y, en los pocos casos en los que sí lo es, es casi seguro que tenemos a nuestro alcance una alternativa igual de efectiva pero, eso sí, mucho menos glamurosa. Acaba de salir al mercado una cuna milagrosa que sirve para garantizar el sueño de los bebés en sus primeros meses de vida y de los padres que tan necesitados suelen andar de un buen descanso cuando una criatura llega al hogar. El aparato en cuestión es exactamente igual que los que ya conocemos pero incorpora algo novedoso, un saco que se ata a los extremos interiores del moisés y en el que posteriormente se introducirá al pequeño, impidiendo por completo su movilidad y garantizando, por su parte, el merecido descanso nocturno de todos los miembros de la familia.
Fuente: Expansión.com.

Fuente: Expansión.com.

La tontería cuesta la friolera de 1200 euros y no está exenta de polémica pues hay quien dice que no es más que un moderno potro de tortura para un recién nacido. Si uno lo piensa sin más, hay que reconocer que la cosa da escalofríos pero vista la táctica en acción la cosa cambia.
La buena noticia es que se pueden obtener los mismos efectos sin tirar el dinero a la basura de esa manera. Sólo hace falta echar un vistazo a la otra orilla del Mediterráneo para encontrar una alternativa más ecológica y gratuita, al alcance de absolutamente todas las familias. Es lo que en Marruecos se denomina tegmat y consiste en envolver al chiquitín en un pañuelo grande con los brazos y las piernas bien extendidas y pegadas a su cuerpecito, por supuesto la cara queda al descubierto, a gusto del consumidor queda el envolver también la cabeza por detrás abriendo el hueco de la cara o, simplemente, envolverlo a partir de los hombros. Para que no se desenvuelva durante la noche, bastará con atarlo con un trozo de tela a modo de cinturón no demasiado apretado y ¡voilà! obtenemos el mismo resultado. 

Cierto es que las primeras veces la cosa resulta un tanto impactante y el corazón se te encoge de tal manera que crees que estás sometiendo a la criatura a un daño irreparable pero, inexplicablemente, la criatura deja de llorar y se duerme plácidamente durante más tiempo del que suele hacerlo cuando no está envuelta de este modo. Obviamente esta técnica ni es una forma de castigo ni se utiliza durante mucho tiempo, tan sólo durante los dos o tres primeros meses de vida, hasta que se desarrolla un poquito y comienza a dormir de noche durante periodos un poco más largos y funciona.


  

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