jueves, 17 de octubre de 2013

Namibia: de la jungla a la civilización

Tan sólo unas breves líneas con algunas impresiones para que mis fieles lectores no crean que me ha tragado la tierra.
Esta experiencia africana está siendo tan reveladora que no tengo palabras para expresar la mezcla de sentimientos en la que me veo sumergida. Una tiene ideas fantasiosas sobre África: leones y antílopes en la sabana y gente cazando semidesnuda, sin zapatos, como si el hombre blanco fuera el único sobre la faz de la tierra con las claves del éxito, el dinero y la civilización. Y entonces.....
entonces, llegas a África y recibes un sopapo de civismo que te hace sentir vergüenza no sólo de tus prejuicios sino de tu propio comportamiento.
Aquí no hay cartero que vaya por las casas repartiendo el correo. Un inconveniente. Sí pero hasta cierto punto. Tienes la obligación de contratar un apartado postal porque te lo piden para todo. Tenerlo alquilado durante un año te cuesta menos de 40 euros. Si te llega algo importante te llaman por teléfono para decírtelo pero es que, si te llegan demasiadas cartas, te cierran el apartado para que te acerques a una ventanita donde gentilmente te dan una bolsa con tus cartas o tus paquetes.
Tampoco hay pasos de cebra y cuando llegas a un cruce te encuentras con cuatro stops así que todos paran y pasa el primero que ha llegado. Claro, el tráfico aquí no es el de Madrid pero no ves ni un frenazo ni un pitido ni, por supuesto, una voz más alta que otra. Los únicos cláxones que suenan son los de los taxistas buscando clientes.
La gente aquí es tan civilizada que da vergüenza ajena ser europea. Los alemanes y afrikaners, tan educados en Europa, están un poco asilvestrados, y son los autóctonos, los negros y mestizos, los menos adinerados, los que hacen gala de una hospitalidad, simpatía y educación de la que deberíamos aprender.
Ayer celebramos el Eid al Kebir, el Día del Cordero, con un día de retraso con respecto al resto del mundo musulmán. Cosas de estas latitudes. Se mataron los corderos en comunidad, se comieron en comunidad y se compartieron en comunidad. Actitudes como ésta deberían exportarse a través de los medios, en lugar de tanto documental sobre la pobreza africana. Ellos son ricos, muy ricos por dentro aunque el dinero lo tengamos nosotros. Como se dice por aquí: "vosotros tenéis los relojes, nosotros el tiempo".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay mi Vero! Como te missyouneo....Esto cada minuto que pasa es peor, y tu ahí comiendo cordero como si no hubiera mañana...

Clara