miércoles, 24 de octubre de 2012

The Trappers Pictures


Surgió así, a lo tonto, sin pretenderlo, como un juego de verano. Participábamos en el voley playa y, de pronto, surgió el fútbol y la finca Riamar comenzó a tener citas deportivas ineludibles. Así que tocaba buscarse un nombre original, diferente. No recuerdo de quién fue la idea pero el caso es que éramos tan cutrillos, tan poco profesionales, sin entrenar, sin entrenador, sin equipación, que realmente parecíamos traperos así que, un toquecillo en inglés y surgieron Los Trappers.
De repente, nos hicimos mayores y nuestro particular Homer Simpson decidió hacer algo productivo con sus incontables horas ante el ordenador. Se acabó el ranciar por ranciar. Era hora de sacar al actor que todos llevamos dentro y así, con sus tonterías, con sus absurdos, consiguió contagiarnos a todos para ocupar nuestros ratos libres en repetir decenas de veces la misma escena, porque nos daba la risa, soplaba el viento o, simplemente, había que grabar diferentes planos.
Era lo más rudimentario que se podría haber hecho jamás. Dudo siquiera que los cineastas amateurs hayan trabajado al estilo de The Trappers Pictures, lo dudo mucho. Sin embargo, ahí estaban todos, los que se habían quedado en la tierruca, quedando cada fin de semana, cada festivo, para grabar las paranoias surgidas de una mente demasiado inmersa en Trainspotting, El Señor de los Anillos, El Padrino y Star Wars. Y los demás, en la lejanía, mordiéndonos las uñas por no poder participar de tanta locura. 
Aún recuerdo mi primera vez. Tenía que gritar como una loca en la oscuridad de mi garaje. Apenas se me veía la cara pero yo sabía que era la chica del jersey verde. La segunda vez fue genial. Me tocó hacer de recepcionista listilla en un hotel de verdad (fijáos hasta donde llegaban nuestros contactos) y lo pasé como los indios.
Pensaba que ya se nos había pasado la fiebre actoral hasta que, de repente, el Uno se casa y a Homer se le ocurre sacar la cámara del cajón e ir un paso más allá: rodar un video de despedida durante el viaje a Granada. Son todos los que están pero no están todos los que somos, pero da igual. De una u otra manera estamos ahí. El viaje en coche es la risa de las risas: cuatro coches, cuatro interiores, cuatro hilos musicales, cuatro paranoias. El coche de los llaneros solitarios es tan chulo como ellos, música electrónica, gafas de sol de poli chungo de Arizona. El de las niñas es una mezcla de pop-electrónico y es el colmo de la locura. Tres mozas, tres estilos diferentes. El de las parejitas huele a chica, a chica pija que no se mueve mucho para no despeinarse. Gafas de pasta, brillantina en los labios y miles de muecas al son de canciones poperas de ayer y hoy. En el que hubiera muerto de esquizofrenia es en el de los hermanitos y la chica: Nino Bravo, Isabel Pantoja.... ¡estoy segura de que también sonó Rafaela Carrá! ¡¡Frena!!! ¡¡Acelera!!! !!Sube la música!!! Liiiiibreeee como el sol cuando amanece yo soy liiiiibreeeeeee
¡Uf! Demasiado para mi. Sin embargo, como espectadora, la visión trapera de Homer es una excepcional radiografía de quiénes somos, de lo que hemos vivido, de cómo un grupo heterogéneo puede estar unido hasta el tuétano por una infancia llena de juegos y aventuras.
Luego, unas breves imágenes de la mañana de la boda en el hotel y después..... ¡¡¡¡la boda!!!! A pesar de ser la parte más emocionante, es la menos divertida porque ya no hay comentarios ni risas, sólo una sucesión de imágenes conducidas por un hilo musical que eriza cada pelo de la piel. A todos menos al interesado, demasiado frío para dejarse llevar por la emoción.....
Al final, Homer concluye con una sucesión de fotos (en las que siempre se me ve de espalda) de ayer y de hoy, para homenajear al susodicho. Aún después de los créditos, era incapaz de parar el torrente de lágrimas que me acompañaba desde los primeros acordes del montaje. Tal vez algún día haya uno para mi, tal vez algún día, The Trappers Pictures ocupe un lugar destacado en el mundo del cine. Sea como sea, lo cierto es que ya ocupa un lugar excepcional en el corazón de cada "urbanita" y eso no nos lo quita nadie. Directo al corazón. Gracias Homer.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos, hasta las nubes más negras que el hollín ... ¡tenemos un pasado! ¡Saludos al pasado loco de la cronista!

El Uno dijo...

La verdad es que el video fue muy original. De todas formas te aseguro que algo si que me emocione aunque las cámaras no lo llegaran a captar.

Un saludo.

El two dijo...

Aisss... plas plas plas, gracias Vero! :_(

vampi dijo...

Oh my godness!!!kuant sentimiento...si sq tanta unión en ls chorizos estirantes no podían perderse así cm así.trankila blondie girl q homer inmortabilizara t día tb!no m kabe duda.

Nubenegra dijo...

¡wow! ¡cuánto público! Sí, la verdad es que el espíritu finquero (o urbanita que dirían los peces) nos marcó para siempre. ¡Qué infancia tan feliz hemos compartido!
Vampirrataaaaa te echo de menos!!!!

Anónimo dijo...

No me llaméis Homer, perras! xDD

Nubenegra dijo...

Por favor, modere su vocabulario o me veré obligada a vetarle el acceso..

Anónimo dijo...

Excelente cronica!!! Las horas frernte al ordenador dan lugar a relatos como estos, no tiene uno xq aburrirse pese a no tener nada que hacer....
Un diez para el mote, es cierto Homer...comida basura,fisico un pelin descuidado,trabajo en abundancia.... jajaja
Chavules una semanita y nos vemos en Leon... el "Halcon Milenario" surcara la galaxia en busca de nuevas aventuras....