lunes, 24 de octubre de 2011

Últimas noticias

Me despisto un momento y saltan a primera plana noticias de las que me entero casi de rebote, esto de estar al otro lado del mostrador, vendiendo noticias, no es lo mío. Al enterarme del "presunto" alto el fuego de ETA, lo primero que pensé, fue: "me lo he perdido". Cuando el 11-M, estaba desayunando para ir a la radio; el 11-S me había pillado, tres años antes, a punto de iniciar el programa deportivo local; el gran salto a la valla de Ceuta, el último masivo desde hace seis años, me pilló allí, con las maletas aún por deshacer y sin casa propia; la liberación de Ortega Lara y el brutal asesinato con cuenta atrás de Miguel Ángel Blanco me pillaron preparándome para ser periodista. Ya la muerte de Bin Laden la viví en la trastienda, como tantos otros españoles, enterándote sólo de lo que pasaba por la tele y tratando de bucear entre la ingente cantidad de información que no hacía más que confundir a quién buscase la verdad pero lo de ETA y Gadafi... eso me pilló en la escuela de idiomas, sin comprar el periódico, sin escuchar la radio, viviendo el antiperiodismo.

No me creo nada. Pero, al menos, si estuviese ahí, tal vez podría aportar algo, pero desde la barrera, desde la barrera sólo puedo mirar y me aburro. Lo de ETA hay que cogerlo con pinzas, ojalá sea cierto pero... ¿qué ha cambiado con el anuncio? Seguimos como estábamos porque, por fortuna, estaban ya debilitados como para atentar semanalmente como antaño. ¿Por qué no entregan las armas? ¿Por qué el comunicado lo hicieron encapuchados? ¿Qué pasará si no hay acercamiento de presos? Demasiadas incógnitas como para lanzar las campanas al vuelo. Sobre Gadafi... supongo que no podía esperarse otro final, que después de tantos años de terror no podía esperarle una muerte más digna pero... ¿Qué pasará ahora con Libia?

Ayer, en una proyección bastante interesante de un documental egipcio, una tunecina alzó la mano para expresar su temor de que los islamistas llegaran al poder, como parece que ha sido tras las elecciones. Aguanté cinco minutos de soliloquio pero terminé marchándome, no me gusta el exceso de politización ni la demagogia barata, ni la demonización de los islamistas, como si la gente fuese a vivir bajo una dictadura similar a la que justo acaban de derrocar. Habrá que darles un voto de confianza ¿no? Al fin y al cabo, los laicistas pro-occidentales han demostrado ser unos tiranos, ¿no pueden acaso pensar que tal vez sigan los pasos de Turquía?

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