martes, 27 de enero de 2009

Penélope Glamour

Dentro de unas pocas semanas se celebra una nueva edición de los Oscars y nuestra estrella más internacional es de nuevo candidata a recibir la estatuilla dorada por su participación como actriz secundaria en Vicky Cristina Barcelona. Vaya por delante el hecho de que no he visto la película (no me gusta Woody Allen y no soporto a Bardem ni tampoco a Cruz) pero como buena periodista me veo con la autoridad moral suficiente para criticar sin saber muy bien de qué hablo.

Y es que ya hace tiempo que muchos dicen que los Oscars están sobrevalorados y que ya no son lo que eran antes, que ya no se premia al talento sino al star system y a los amigos. Tal vez tengan razón. Lo cierto es que este año han decidido acordarse de nuestro pequeño país y nominar a una actriz que se caracteriza por no haber hecho gran cosa en su carrera, al menos no lo suficiente como para recibir tan siquiera dicha nominación. En mi opinión, lo que esta señorita ha hecho principalmente ha sido tenerse creído que es una estrella del firmamento cinematográfico y rodearse de otros que, a pesar de su dudosa calidad interpretativa, sí forman parte del celuloide hollywoodiense. Y es que ya lo dice el refrán: “no sólo hay que serlo sino también parecerlo”. No podemos negar que la chica lo parece. Lo de ser una estrella. Un poco provinciana, eso sí, pero estrella al fin y al cabo. Sólo espero que no se produzca la conjunción planetaria necesaria para que se alce con el premio puesto que si ya no hay quién la tosa (ni tampoco a su hermana) sólo nos faltaba que la premiasen por su falta de talento. Hollywood no puede estar tan necesitada de nuevas caras a las que adorar.

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