Quién sabe lo que será pero desde luego no es el hambre en el mundo por mucho que a todos se nos llene la boca pidiendo su fin cuando alguien nos pregunta al respecto. Esta semana se celebra en Roma la cumbre de la FAO y sólo han acudido 60 mandatarios. ¿Los ausentes? Todos los presidentes de los países en desarrollo excepto Berlusconi, obligado por su condición de anfitrión. Al fin y al cabo, ¿para qué vamos a ir si a nosotros no se nos muere de hambre nadie? Sin embargo, los presidentes de todos esos países que nosotros llamamos Tercer Mundo, que están en guerra, que aparentemente no se preocupan de nada, sí han acudido. ¿Aún nos creemos con derecho a levantar nuestro dedo acusador?
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