lunes, 15 de enero de 2018

La falacia de la liberación de la mujer

Cada vez que oigo hablar de la liberación de la mujer me mareo. Creo que es la mentira más difundida del siglo XXI. ¡Y hay que ver cómo nos la creemos! Los requisitos básicos para ser una mujer liberada son: ser económicamente independiente, ir con la cantidad mínima de ropa y máxima de maquillaje, parecer una eterna adolescente aunque tengas 60 años y sobre todo, no tener tiempo ni para respirar. ¡Ah, sí! Cuantas menos cosas de mujeres hagas y más espacio "masculino" conquistes, más liberada estás. 

Así creemos que somos cuando en realidad...

Leo en la prensa la semana pasada un artículo que me hace sentir escalofríos: "Hay empresas en España que ya ofrecen, dentro del convenio laboral, la financiación de la congelación de óvulos para aquellas mujeres que no quieran que la maternidad interrumpa su carrera profesional". ¿Cómo os habéis quedado? ¿Patidifusos? Si no es así... tal vez deberíais revisar un poco vuestras prioridades.
O sea que las empresas, en lugar de facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral, lo que nos ofrecen es jugar a ser Dios y detener nuestro reloj biológico hasta que nos venga bien. Lo primero, congelar tus óvulos no garantiza que luego te vayas a quedar embarazada, por muchas técnicas de reproducción asistida que haya, eso es algo que aún depende exclusivamente de Dios y de los planes que tenga para nosotros. Lo segundo, ¿en serio queremos retrasar la maternidad hasta los 45 o 50 años? No entiendo el sentido. Si para una mujer, detener su prometedora carrera laboral a los 30 es una faena, no sé por qué lo iba a ser menos a los 45 o los 50, de hecho, yo no veo más que desventajas. Obviando el hecho de que serías una madre-abuela, si reincorporarte al mundo laboral a los treinta y tantos te parece difícil, piensa cómo sería a los 50 y tantos, imposible. Si vas a hacer uso de una excedencia, te da igual la edad que tengas porque el derecho al reingreso es el mismo y el riesgo de perder tu puesto no es tal. ¿Entonces? ¿Qué sentido tiene? Realmente ninguno. Esto es solo una forma más de manipulación de nuestras mentes y nuestros cuerpos pero de una forma tan sofisticada que no somos capaces de verlo. Pero ahí está el futuro. Bueno, ahí o en la maternidad subrogada, que esa es otra. La prostitución 3.0 porque hasta el oficio más viejo del mundo ha sabido adaptarse a los tiempos. Ahora ya no hace falta ensuciarse por unos míseros 30 euros sino que todo es mucho más limpio ¡y hasta científico! y además, socialmente está bien visto, tanto comprar un niño así, a la carta; como vender a tu hijo como si fueran los tomates de tu huerto ecológico. Escandaloso y triste.

somos así

Grupo de Whatsapp. Mensaje en cadena. Título: ¿quién es tu mamá? Ideas principales: "es ese cohete tan rápido que va por casa disparado y está en todas partes al mismo tiempo [...], malabarista que pone lavadoras con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al gato con la otra mano, sostiene el correo con la barbilla y me aparta del cubo de la basura con el pie [...], forzuda capaz de coger en un solo brazo mis 15 kilos mientras con el otro mete el carro lleno de compra [...], esa señora con el pelo de dos colores que cuando tenga otro huequito, solo otro, irá a la pelu [...], mamá es esa sonámbula que puede levantarse dormida a las cuatro de la mañana, cambiarme el pañal, darme un poco de agua y ponerme el chupete, todo a oscuras y sin despertarse [...]". En resumen, mamá te cría sola porque aunque tienes un papá, él, con trabajar tiene bastante. Pero, cuidado, que mamá es una ¡súper mamá! Mamá, cariño, lo que es, es tonta, y papá.... papá solo se sabe lo que es la sunna del Profeta Muhammad (salla Allahu aleihi wa sallam) para decirte que no te quites los mocos en la mesa, para que digas alhamdulillah cuando estornudas y para jugar contigo si no está demasiado cansado. Lo de lavarse su ropa y remendársela, lo de preparar la comida o colaborar en lo que sea menester, subhana Allah, eso no lo tienen tan claro. ¡Qué casualidad que todos flaqueen por el mismo costado! 
Si hay algo que me gusta de la civilización occidental frente al mundo musulmán -árabe o no- es, precisamente, esto. Las madres educan mejor a sus hijos en lo de compartir tareas y muchos, aunque no lo vean en casa, lo aprenden de mayores pero los musulmanes de origen.... supongo que es tan difícil encontrar a uno que entienda de verdad lo cansado y frustrante que es ser esposa-madre-ama-de-casa las 24 horas del día como encontrar a una mujer europea que cocine un plato excepcional con cuatro cosas y para veinte personas en veinte minutos.
Así que, no, ser una super mamá como esa no mola. Nada. Eso no es estar más liberada, es la cárcel de la mujer pero claro, si tenemos dinero en el bolsillo y salimos por ahí con nuestras amigas, parece que sí lo somos. PERO NO.
Ser una súper mamá es ser un hacha de las finanzas domésticas y gestionar el sueldo de tal modo que no parezca que falta el dinero y nadie sienta estrés o frustración por ello; ser una súper mamá es absorber las preocupaciones y la mala leche y la tristeza sin que se filtre ni una gota a tus pequeños y ellos vivan felices y ajenos a cosas que ni entienden ni pueden solucionar; ser una súper mamá es cocinar súper rápido y tener tiempo para jugar; ser una súper mamá es hacer manualidades, reciclar ropa, quitarte la comida de la boca para dársela a tu hijo, inventarte una canción o un cuento y ser capaz de sanar el dolor más intenso con la lactancia o con un dedo con saliva sobre la zona dolorida. Eso es ser una súper mamá, ser capaz de sacrificar tu egoísmo, tus infinitas ansias de independencia para que tu vida gire en torno a tus pequeños para que ellos formen parte de tu ocio y no les dejes por ahí aparcados a la mínima porque te molestan en tus planes de soltera. Ser una súper mamá es adecuar tu vida a entornos baby friendly para que no se acostrumbren a los malos hábitos desde la cuna, para que no les tengas pasando frío en una terraza porque tú quieres fumarte un cigarro y tomarte una cerveza con tus colegas como si aún tuvieras 20 años. Ser una súper mamá no es renunciar a tu vida, ni a tus intereses ni ser solo ama de casa y tener las inquietudes de una ameba. Ser una súper mamá es sentirte también frustrada por no llegar a todo, sentirte mal contigo misma porque te aburra monumentalmente llevar a tus hijos al parque, quitarle horas al sueño para trabajar un poquito desde casa porque aunque lo primero son ellos, sigues queriendo estar en el mundo y sigues siendo esa mujer con inquietudes y aspiraciones que eras antes de la maternidad. Ser una súper mamá es renunciar a lo que te apetece por hacer lo que realmente quieres y crees que es mejor aunque sea tremendamente agotador. Ser una súper mamá es dedicarte a la educación y crianza de tus hijos para que el día de mañana se parezcan algo a lo que querías enseñarles.
Fuente: Maitena, estados alterados.

Lo demás es ser una pringada, es ser una criada sin cofia, sin sueldo y sin conciencia de serlo. Es estar sola aún estando acompañada. Es el mejor ejemplo de la falacia de la liberación de la mujer y de como el hombre, una vez más, te deja sola ante el peligro, aunque eso sí, si es musulmán, añadirá una preciosa coletilla: "Piensa en todas las hassanat -recompensas- que obtendrás, in sha Allah, por tanto sacrificio". ¡Como si ellos fueran sobrados de puntos y no necesitaran más! No nos hacen falta tantos puntos, somos generosas y queremos compartirlos. Nos hace falta más compañía, más comprensión, más empatía, más ayuda, menos exigencia y más educación porque a al final, todo se reduce a eso, a la educación. Eduquemos a nuestros hijos para que, in sha Allah, sean unos buenos compañeros de viaje.