domingo, 20 de septiembre de 2015

Siria, cuatro años después

"Las normas para el emperador y su corte son únicas en dos aspectos [...]
Primero, sus actos terroristas quedan excluidos del canon; 
segundo, mientras que los ataques terroristas contra ellos 
son juzgados con sumo rigor, [...] otras acciones comparables 
o incluso más graves contra los demás 
no merecen represalias ni medidas preventivas...".

Noam Chomsky
Piratas y Emperadores

                                     

Una voz llena de inquietud pregunta al otro lado del teléfono: "¿La situación es tan grave como parece? Entre los inmigrantes que intentan entrar a través de Calais y las noticias de la televisión, tengo la sensación de que los que tratan de entrar son todos terroristas...".
España no es el único país de Europa en el que se tergiversan las noticias, o tal vez tan sólo sigamos la estela de los poderosos porque si no somos capaces de decidir o tener iniciativa en otros asuntos, no vamos a ser audaces en esto.
Reino Unido se cierra a cal y canto para que no entren potenciales terroristas, Hungría y Bulgaria construyen muros de separación, otros ponen alambradas...
Pero, de repente, una zancadilla televisada se convierte en la excusa ideal para un lavado de imagen a gran escala. Todos intentan aprovechar el tirón y hacerse la foto, pobrecitos inmigrantes, lo que están padeciendo, tenemos que ayudarles... Y ahí van todos, como buitres, a ver si pillan cacho. Que nadie sospeche nada raro porque las elecciones estén a la vuelta de la esquina, ni porque los ayuntamientos "del cambio", con Barcelona a la cabeza, hayan decidido actuar al margen del Estado y crear sus propios programas de ayuda al refugiado... No. Eso es casualidad.
Como casualidad es que después de cuatro años de guerra, los sirios estén entrando en tropel en Europa o que parezca que sólo vienen aquí, a quitarnos nuestro Estado del Bienestar. Siria tiene una población de 22 millones de los que 4 ya han salido del país buscando refugio en otros lugares, por no hablar de los 7 millones de desplazados internos. De los cuatro millones que hay fuera, apenas 300.000 se han acercado a nuestras fronteras, si bien las imágenes de televisión ofrecen una imagen mucho más amenazadora, como si estuvieran entrando millones y millones.
Como siempre, nos creemos, o los medios así lo fomentan, que somos el ombligo del mundo y que todos los males nos acechan sin merecerlo. ¿Donde están esos cuatro millones de sirios que no se han refugiado en Europa? Pues en países que no nos interesan en absoluto, y menos si son portadores de buenas noticias: en Turquía (2 millones), una cifra similar a la de Arabia Saudí, un país que no ha firmado la carta de la ONU sobre los refugiados, motivo por el cual, sus cifras no interesan; en Argelia llevan recibiendo refugiados desde 2012, gente que es ayudada por la población civil de la manera que pueden; lo mismo sucede en Iraq, Egipto, Líbano o Jordania. Todos ellos están recibiendo refugiados desde el inicio de la guerra pero nosotros no lo sabemos. Ni falta que hace. Lo único que importa es que menos del 10% de los sirios que escapan de la guerra nos llegan a nosotros. Son trabajadores con un altísimo nivel de cualificación en muchos de los casos, nada de inmigrantes económicos, y ahí está Alemania, haciendo negocio... Es obvio que Alemania es un buen destino para un recién llegado: alto nivel de vida, ayudas sociales y una economía potente con grandes oportunidades de trabajo. Pero es que para el país también es un buen asunto eso de recibir mano de obra, y si encima puedes elegir la más cualificada y desechar al resto...
Europa, a pesar de lo que digan los partidos xenófobos y la población ignorante y temerosa, va a necesitar 50 millones de trabajadores en los próximos años. Somos muchos, cada vez más viejos y no tenemos hijos que garanticen la supervivencia del sistema luego tendremos que importar trabajadores. Alemania, como siempre, tiene mejor ojo que España y se sitúa a la cabeza de los ojeadores para quedarse con los mejores jugadores a la par que se los lleva gratis, sin haber hecho inversión previa y llegando a tiempo para recoger el fruto de los que sembraron. España, como siempre, se pasa la vida sembrando y, cuando llega el momento de la cosecha, se echa la siesta y, al despertar, la mitad del producto se ha echado a perder y la otra mitad se la han llevado unos que pasaban por allí. Pero antes que reconocer el error, decimos que cultivábamos para otro o que, en realidad, no somos agricultores y tenemos el campo en barbecho.
Al final, pasará lo de siempre, engrosaremos la generación de extranjeros no cualificados y el país seguirá ahí, bien pegadito al suelo porque, en realidad, lo de volar es una tontería.
A veces me pregunto si la falta de visión global y de interés por la aventura y por las inversiones seguras es defecto patrio instalado en los genes o si, por el contrario, la enfermedad se contrae al cruzar los Pirineos... Entonces, enciendo la tele y veo a la jefa infiltrada de Yoigo, una guiri que descubrió que tenía dos vendedores fantásticos y su única ocurrencia fue darles una prima por los servicios prestados. Tal vez la falta de visión sea contagiosa, o tal vez atraigamos a los más incompetentes y el círculo vicioso no se cierra nunca.
"Sí, cariño sí. La situación es tan grave como parece, o incluso más. Nos están creando fantasmas, justo ahora que ya habíamos conseguido dormir con la luz apagada".

viernes, 26 de junio de 2015

Ser musulmán ¿está de moda?




Comenzó el Ramadán y con él los tan manidos artículos sobre su inicio, cómo se festeja y bla, bla, bla. Nunca me han gustado las noticias estacionales: el comienzo del verano, la Navidad, las nevadas de invierno... Es como si nunca pasaran los años, como si viéramos una película en sesión continua. Pero, claro, no es cuestión tampoco de no informar de ello. Supongo que habría que buscar un enfoque más innovador, que vaya más allá de explicar, año tras año, en qué consiste el ayuno, cuántos musulmanes hay en el mundo... Y hablando de El Mundo, estos días publicaban una noticia sobre una periodista de la plantilla que se había hecho musulmana con su velo y todo, para terror de cuantos la hayan conocido (o no) que pensarán que, de repente, esa chica que parecía tan inteligente es tonta de remate. Lo que no decían en el titular es que la chica se ha puesto el pañuelo sólo ha raíz de dejar el periódico (tampoco se dice si se fue o la invitaron a marcharse) pero lo cierto es que se cuelgan la medallita de la multiculturalidad, lo cual no deja de tener su mérito teniendo en cuenta que este diario es más bien de corte conservador.

La chica explica un poco lo que nos pasa a todas, que tienes un historial "intachable" de cordura entre tus amigos y parientes sin que nadie cuestione si te vas a hacer las américas o trabajas por doscientos euros "por vocación" pero que, de repente, todos se echan las manos a la cabeza al ver que te has hecho musulmana y se preguntan cuándo "conociste al tío que te ha hecho pensar que tienes que cubrirte para que te quieran y te respeten". Ahí empieza la espiral de malos entendidos, lloros, discusiones.... total para no llegar nunca a ningún sitio. Si acaso al del relativo respeto a tu decisión. Y es que lo del Islam es de traca, la "socialité" gallega que sale con Richard Gere: "«Está enamoradísima de Richard y son muy felices juntos», apunta otro conocido. «De hecho, está tan enamorada que se ha puesto a estudiar y practicar el budismo, religión que profesa él», añade esta fuente" y nos parece no sólo normal, sino tierno, y para nada pone en entredicho el nivel intelectual de esta joven sin oficio conocido. Otra cosa es que se hubiera planteado hacerse musulmana, ni aunque saliera con Kanouté se libraría de las habladurías...

Pero no es éste el único contrasentido que encontramos en la prensa en este Ramadán 2015 porque si lo de la conversión al budismo me había dejado perpleja, lo de la campaña #tápateelcorpus no sé ni como calificarlo. Ahora resulta que hay quien clama en contra de la cosificación de la mujer. Lo de las musulmanas intentando explicar por qué se cubren, es "retrógrado, de hace más de 1400 años, absurdo y muestra cómo los hombres son unos animales incapaces de dominar sus instintos". Sin embargo, ahora vienen cuatro blogueras, diseñadoras de moda, modelos y demás y dicen que basta ya de que las miren por su cuerpo, de que hay que empezar a taparse y tratan de vender modelos de ropa inspirados en las monjas mercedarias y entonces, ahí sí, hay que proteger a la mujer y reivindicar que es más que una cara o unas piernas bonitas. ¡Acabáramos! Menos mal que una tiene la cabeza bien amueblada y no se descoloca por un leve seísmo que si no... Así que ¿tengo que esperar a que cuatro pijas que siguen las tendencias como si fueran una religión, me consientan vestir y pensar como lo hago para que mi forma de actuar no de tanto el cante y sea socialmente aceptada???? Y que luego digan que el ateísmo, la moda y el culto al cuerpo no son la religión del siglo XXI.....

viernes, 20 de marzo de 2015

Corrupción sin parangón

Escucho de nuevo la radio, tras un montón de años de ausencia. Hubo un tiempo en el que escuchaba a diario la SER pero comencé a aburrirme de la monotonía de algunos programas, me desenamoré de mi profesión y apagué el dial.
Sin embargo, últimamente conduzco más a menudo y la radio ha vuelto a ser mi compañera de viaje. Hacía tiempo que no me reía tanto con un programa y eso que el tema da más bien ganas de llorar.
La Ventana, un día cualquiera de la semana pasada, pillo por casualidad una nueva sección del programa que lleva por nombre "Parangón". El objetivo es recorrer el mundo en busca de casos de corrupción y compararlos con el deporte patrio. Una joven periodista española residente en Sidney es la encargada de contarnos el último escándalo en las antípodas: hace varios meses salió a la luz el escándalo de corrupción más grave registrado en años en Australia. El primer ministro de Nueva Gales del Sur, Barry O'Farrell, recibe una botella de vino valorada en 1500 euros tras ganar las elecciones. Una tarjeta con un escueto: "Gracias", acompaña el presente. A partir de ahí, la Comisión Independiente Anti Corrupción (ICAC) comienza una investigación que concluye con la dimisión de ocho personas entre las que están el primer ministro y varios diputados y alcaldes. ¿El delito? Antes de las elecciones, el señor O'Farrell se reunió con un empresario del sector del agua y acordó que, si ganaba, le facilitaría contratos públicos. Cuando dicha victoria se produjo, el empresario le hizo llegar la botella para recordarle su compromiso. Por este "escandaloso" caso de corrupción, que fue abortado antes de producirse, dimitieron ocho personas de todos sus cargos, públicos y privados, en un ejercicio supino de responsabilidad política.
Todo esto se produjo a través de una denuncia anónima en la web de la ICAC, un órgano independiente formado por abogados y jueces jubilados que investiga posibles casos de corrupción, los lleva a juicios que se celebran con puertas abiertas y tienen retransmisión online en directo.
No merece la pena detallar en qué punto nosotros estamos en las antípodas, geográficas, políticas y morales. Las elecciones están a la vuelta de la esquina. Este año, toda España excepto Galicia y País Vasco está llamada a votar, las encuestas dicen que habrá un vuelco electoral, que se acabó el bipartidismo, que llegó la hora de los pactos. Pero yo ya no me creo nada. Las encuestas se pueden manipular, también responden a intereses oscuros. Yo sólo espero que cambien las cosas, a mejor. Que España sea un poco menos república bananera de lo que ya es, que los malos augurios del PP, las amenazas de Vox, la xenofobia de ciertos partidos que ni me voy a molestar en nombrar no calen en la gente, que salgamos a votar masivamente, que no nos acomodemos en el sofá ni votemos a los de siempre, que hagamos historia. Pero lo cierto es que no creo que vayan a cambiar mucho las cosas. En Andalucía ganará de nuevo el PSOE aunque tenga que pactar; en Cataluña, antes muertos que votar a otros que no sean CIU; en Valencia seguirá el "caloret" hasta el fin de los días y en Madrid.... en Madrid, votarán de alcaldesa a una mujer que se dio a la fuga en su coche vacilando a los agentes del orden. Si al final nos merecemos lo que tenemos....

miércoles, 28 de enero de 2015

The Newsroom

Disponible online en seriales.us

Si pudiera volver atrás no estudiaría otra cosa pero lo cierto es que el oficio de periodista no es, ni de lejos, como soñaba. La mayoría de los medios de comunicación, a excepción quizá de los más grandes, obvia por completo las reglas del juego, cada uno va a lo suyo y nadie sabe en lo que trabaja el vecino. El único momento en el que se aúnan esfuerzos es en la cobertura electoral o ante una catástrofe. El resto del tiempo, cada uno se busca la vida como puede, los jefes no tienen idea de lo que hacen, todo es improvisado, no hay tiempo para la investigación y la mayoría de las noticias proceden de notas de prensa previas que no hacen sino responder a los intereses del emisor de turno. Tal vez por eso, por matar el gusanillo, me ha enganchado esta serie que no ha llegado a nuestras pantallas y que dudo que lo haga. El argumento es sencillo: una estrella de la televisión por cable acomodada en su faceta de busto parlante y complaciente protagoniza toda una revolución en el medio tras el fichaje de una productora que le hará despertar su faceta más reivindicativa e inconformista. Así, comienza a criticar a todo aquel que lo hace mal: no importa que sean demócratas o republicanos, peces gordos financieros o importantes anunciantes del canal, se acabó el lavar los trapos sucios en casa y criticar sólo a la oposición. La independencia empieza a ser la seña de identidad del informativo nocturno y ahí..... ahí empiezan los problemas.
Basta encender la televisión o leer la portada de un periódico para ver que eso es una utopía que no está al alcance de los medios de comunicación de masas. Las críticas siempre esconden intereses ocultos y no hay escándalo que una gran empresa no pueda tapar con una pequeña inversión en publicidad en los medios. De este modo, el espectador se encuentra absolutamente a merced de los medios salvo que su inquietud por un determinado tema le lleve a profundizar y a buscar en otras fuentes y para eso, es más que recomendable que uno sepa otro idioma aparte del patrio.

Enemigo a batir: los musulmanes

Eso es precisamente lo que pasa hoy en día con los musulmanes. Si azotan a una adúltera en Irán se silencia el que el hombre con el que cometió adulterio también ha sido azotado; si un musulmán pone una bomba todos los musulmanes somos terroristas, sin embargo, si un neonazi mata a media docena de personas en plena calle no se nos ocurre pensar que todos los alemanes son así. Ahora es el momento del Islam. La actual crisis de valores hace que mucha gente esté interesada en saber más sobre esta religión por lo que el ateísmo militante, el consumismo, el adulterio, la alienación del hombre, valores todos sobre los que se basa nuestra actual economía de mercado, ve peligrar su gallina de los huevos de oro. Hay que hacer algo, hay que evitar que la gente piense, que deje de actuar irracionalmente, que sea feliz, que no sienta odio, que no sienta unas tremendas ganas de ser libre y actuar en consecuencia (es decir, sin importar lo que pase después). Así que será mejor que les prevengamos de que ésta es una religión terriblemente peligrosa que no engendra más que mujeres sumisas y terroristas deseosos de acabar con nosotros sólo por que no somos como ellos. Y ya se sabe que quien golpea primero, golpea dos veces.
Lo increíble es que nadie se para a reflexionar sobre las tonterías que se pueden decir al respecto en la cobertura de una noticia siendo la más grande de ellas que ser musulmán es sinónimo de radicalismo y yihadismo. Si el peligro fuera tal, teniendo en cuenta que casi uno de cada cuatro habitantes del planeta es musulmán (aunque aquí nos parezca que somos unos pocos), la exterminación de todos los no musulmanes saldría bien barata, tres o cuatro fiambres por creyente y se acabó el problema. Sin embargo, la realidad es que aunque haya unos pocos radicales, la inmensa mayoría de los musulmanes es pacífico. Pero eso no es noticia, por supuesto. Como tampoco lo es que la gente se lleve bien con los musulmanes o que éstos sean los agredidos. En octubre pasado, la mezquita de Cold Lake, en Alberta (Canadá), fue vandalizada con pintadas islamófobas. Los vecinos del barrio, ayudaron a los musulmanes a limpiar las paredes de la mezquita y colgaron carteles diciendo "Estáis en casa" aludiendo a las previas en las que se les instaba a "Volver a sus países". Incluso el alcalde de la ciudad salió en defensa de los musulmanes diciendo que estaba muy orgulloso de todos los habitantes de Calgary y que los musulmanes formaban parte activa de la comunidad. Pero ¿a quién le importa? Al fin y al cabo, esto sólo es un hecho aislado en un país tan poco avanzado como Canadá en el que las puertas no se cierran con llave porque no hay ladrones y en el que el pluralismo religioso es una parte importante de la cultura política del país. Curiosamente, este hecho tuvo lugar al día siguiente del atentado contra el Parlamento canadiense pero supongo que ni El País ni El Mundo consideraron relevante que, al día siguiente del ataque, mientras nos lavaban el cerebro con lo malos que son los musulmanes, unos vecinos, unos que conviven día a día con ellos, les dieran su apoyo al ser insultados.



CBC es la cadena de radio-televisión pública canadiense.


Tampoco fue necesario mencionar un hecho significativo tras el inside job de Charlie Hebdo, en Aviñón, al sur de Francia, un ciudadano marroquí fue apuñalado hasta la muerte en presencia de su esposa y su hijo por un vecino que le gritaba "Yo soy tu Dios, soy tu Islam". De dicho vecino no ha trascendido origen ni confesión religiosa, ni tan siquiera iniciales porque al fin y al cabo, según las autoridades, "se trataba de un perturbado". Dicho vecino asaltó la casa del fallecido en plena noche con el único propósito de quitarle la vida, tal vez por eso la prensa española no haya considerado relevante sacar a la luz dicha noticia pues aún estuvieron una semana dando la lata con testimonios, manifestaciones, entierros, etc de los fallecidos y haciéndose eco de la increíble tirada que había preparado la revista para su próximo número que, aprovechando la colección de decesos, vendería un millón de ejemplares cuando nunca había tenido una tirada que rondase siquiera los 100.000 pero, ¿a quién le importa? Lo que tenemos que tener claro es que "Todos somos Charlie Hebdo" y que hay musulmanes por ahí sueltos dispuestos a quitarte la vida mientras vas tranquilamente por la calle, los locos que te despiertan en plena noche para apuñalarte no son más que eso, locos, casos aislados que no debemos temer....



lunes, 12 de enero de 2015

La falsa bandera de Charlie Hebdo


Que España se cree más de lo que es, a estas alturas no tiene discusión alguna. Es como el Deportivo, el Sporting, el Zaragoza, el Valladolid o el Racing, que porque jueguen o hayan jugado en primera la mayor parte de su historia, no son "de los grandes". A los modestos les gusta pensar que sí lo son pero lo cierto es que mirando sus vitrinas, uno se da cuenta de que están ahí porque son menos malos que otros pero no porque su nivel deportivo (debido a causas fundamentalmente económicas) esté a la altura de un Athletic, un Barça o un Real Madrid. Con nuestro país pasa exactamente lo mismo. Jugamos en la misma liga que Francia, Alemania y Reino Unido y nos consideramos por encima de Grecia, Italia o Portugal pero lo cierto es que somos uno de ellos a pesar de nuestra gloriosa historia. Historia que, no olvidemos, también deslumbra en el caso de los creadores del Partenón, el acueducto de Segovia o los antiguos colonos de Mozambique y Angola. Es duro reconocer que el esplendor de antaño apenas es un recuerdo borroso pero así es. Este "descenso a segunda división" se palpa en cada aspecto que queramos analizar: la educación, las ayudas sociales, la diversidad cultural y la tolerancia, la economía, los medios de comunicación.... Ay, los medios. ¡Cuán vergonzoso es el papel que cumplen en el "aborregamiento" de la ciudadanía! ¿Yo también soy Charlie Hebdo? Por favor. Charlie Hebdo es un semanario pro-israelí e islamófobo que apela a la libertad de expresión siempre que no se haga mofa de los judíos, que para algo Francia, junto a Bélgica y Alemania, posee una ley sobre la Shoah, el holocausto judío, en el que se condena a quienes nieguen la exterminación de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Así que, ¿es posible decir que Mahoma era un terrorista y un pedófilo pero no es posible decir que el holocausto judío no fue tal? ¿Es eso la libertad de expresión? Todo esto no justifica en absoluto la barbarie ni el asesinato de otros por opinar o ensuciar el nombre de una persona, una cultura o una religión pero tampoco debe permitirse que la información que les llega a los lectores se manipule hasta el extremo de decir que se atenta contra la libertad de expresión cuando ellos mismos limitan cierto tipo de contenidos por considerarlos ofensivos contra los judíos.
Sin embargo, lo más grave de todo esto, es la instrumentalización que se hace de toda una religión (la musulmana) para tildarla de extremista, radical, intolerante y amenazante para la paz, la integridad y la cultura europeas. Si los medios españoles fueran menos serviles a sus intereses económicos, si los españoles supiéramos hablar algo más que el euskera, el gallego, el catalán, el aranés, el panocho y el bable, tal vez podríamos darnos cuenta de que son muchas las voces (musulmanas y no musulmanas; europeas, latinas, estadounidenses) que apuntan a una operación de falsa bandera llevada a cabo por el Mosad, el servicio de inteligencia israelí. ¿El motivo? El apoyo de Francia al reconocimiento de Palestina como miembro de la ONU.
Recordemos que, en el país vecino, los judíos sionistas tienen un poder mediático, político y económico más visible que en cualquier otro país de Occidente. La islamofobia es pues más fuerte allí que en ningún otro país. Alemania, Reino Unido, Estados Unidos.... estos países cuentan con una importantísima población musulmana que se sienta en el Parlamento, que da clases en la Universidad, que participa en la vida social del país y, sin embargo, es en Francia, donde sus cinco millones de musulmanes, tienen vetado el uso del hiyab en los colegios, la administración pública, etc...
Las razones que esgrimen los analistas para señalar al Mosad son variadas: la absurda aparición de la documentación de los presuntos terroristas (¿algún caco se lleva su documentación real para cometer un delito?); el hecho de que, estando en el centro de París, la policía tardase en aparecer veinte minutos; la presunta ejecución del policía que está en el suelo (que ni tiene compañero, ni sangra cuando le disparan en la cabeza, ni tan siquiera su cuerpo realiza ningún movimiento reflejo tras el balazo); la grabación del ataque a este policía (el cámara no pierde el plano, la mano no tiembla ni el que graba hace ni el más mínimo comentario al presenciar tal barbarie, como si lo esperase, como los vídeos que graban los misiles que derriban las casas en Palestina, que siempre comienzan un par de minutos antes del suceso, aguardando a que se produzca); la llamada de los presuntos terroristas a los medios de comunicación para decir que lo hacen en nombre de Al Qaeda en Yemen.... Es todo tan ridículamente absurdo que no hay por donde cogerlo, pero no todo el mundo tiene acceso a información variada, ni tiene la misma capacidad crítica y analítica. Por eso, los pensionistas siempre votan al PSOE, porque el PP quita las pensiones; por eso todos están contra Podemos, porque se le acabaría el chollo a toda esta panda de mangantes y vividores cuyo único mérito en la vida ha sido hacerle la pelota a la gente adecuada para vivir sin trabajar. Por eso en Grecia, Syriza tiene que luchar contra las amenazas de "nuestros socios europeos" de echar al país del euro; por eso nadie analiza con detenimiento el discurso de Rafael Correa y lo tilda poco menos que de ignorante de una república bananera, por si acaso nos damos cuenta de que lo público es primordial, de que nosotros somos los que mandamos aunque deleguemos en unos pocos, de que lo de los bancos es de juzgado de guardia. Por eso así nos luce el pelo. Esta semana la presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial decía que lo de los piropos era sexista y era acoso aunque sea para decirnos lo guapas que somos. Menos mal que ella no es sospechosa de ser alguien con complejos o tonterías parecidas que se esgrimen cuando se alza la voz en este asunto. Pero no, el poder, no puede dejar que la razón entre por la puerta, porque entonces, el consumismo, las apariencias, lo efímero, saldrá por la ventana. 
Ataquemos a los musulmanes. ¿Por qué? Porque si todos lo fuéramos, no habría bares, ni discotecas, ni estancos, ni camellos, ni prostitutas, ni casas de apuestas, casinos o bingos. Y todo eso mueve mucho dinero. Porque si todos fuéramos musulmanes, los bancos tendrían que cambiar radicalmente y no dejarían a nadie en la calle, porque no se concederían créditos abusivos y éstos estarían para ayudar al ciudadano y no para enriquecerse a su costa. Porque si así fuera, no habría abusos contra los trabajadores, habría más ayudas sociales, el consumismo no sería tan brutal, las mujeres dejaríamos de ser objetos de decoración, cerrarían las clínicas estéticas, los solarium y desaparecerían los gurús de las dietas milagrosas, esas que nos dicen que si tenemos una arruga, una marca, una estría o un kilo de más, dejaremos de tener éxito en la vida, nuestro marido nos abandonará por una más joven y nuestros hijos nos querrán menos. Porque si así fuera, se acabarían los chats para casados, las líneas calientes, la publicidad sexualmente excitante y engañosa, la corrupción. Porque si la justicia islámica se aplicase, no habría corruptos forrándose a nuestra costa mientras conceden entrevistas en televisión ni tipos disfrutando de su libertad cuando deberían estar entre rejas. Pero claro, esto es una utopía, que atraería a cualquier ciudadano libre de prejuicios y con un poco de sentido común, pero es que se nos caería el chiringuito y como dijo José Mota en su especial de fin de año: "Vamos a trazar un plan para robar a la gente y vivir como reyes, no vamos a robar un banco, lo vamos a crear, así les crujiremos con las comisiones....".
Así que lo mejor es que demonicemos lo bueno, por si acaso. Así que digamos que los musulmanes no hacen más que rezar y adoctrinarse en la mezquita, que no se integran, que no se interesan por los problemas de los demás, que sus mujeres son gordas, feas e ignorantes y por eso se tapan, que no saben nada de ciencia ni de política, tergiversemos la Historia, la realidad cotidiana, hagamos que la gente les tenga miedo, que sea más fácil quemar una mezquita que preocuparse por saber qué es lo que realmente piensan. Demonicemos al musulmán aunque sea con los peores trucos, porque en la guerra no hay ética, y esto, ES LA GUERRA.