Cuando cunde el desaliento y parece que estás sólo en el mundo, defendiendo unas ideas que a tu entorno le parecen absurdas. Cuando mi visión rosada de la vida encuentra una idea que apoya mi teoría de que hay que confiar en las personas, de que no hay que demonizar a los pueblos, de que no somos tan distintos aún a pesar de nuestra apariencia. Entonces, realmente, siento que puedo enfrentarme al mundo con mi constancia, con mis ideas, con mi propio coraje y conseguir todo aquello que me proponga aunque eso me relegue a la incomprensión más absoluta.
Gentes distintas conviviendo en espacios comunes, familias nuevas, nuevas razas, nuevas culturas, nuevos conceptos de nacionalidades. ¿Acaso eso es posible sin que el mundo se acabe, sin que llegue el Apocalipsis? Parece que sí. Norman Finkelstein es un judío atípico, uno de esos que los extremistas querrían exterminar por atentar contra el estado de Israel con ideas subversivas que criminalizan los esfuerzos del pueblo elegido por defender la Tierra Prometida. Este profesor universitario estadounidense, hijo de judíos que sufrieron en primera persona el genocidio nazi, se atreve a asegurar que Israel “se ha convertido en un estado satánico”. Critica la postura del gobierno de Netanyahu porque considera que “ha logrado la inmunidad internacional a fuerza de explotar el holocausto”. Para este profesor, cesado en su puesto de profesor en la Universidad estadounidense DePaul por comentar estas ideas entre el alumnado – a ver si les va a enseñar a pensar por sí mismos-, no hay vencedores ni vencidos más allá del sinsentido de una guerra que “ningún judío americano que no esté narcotizado apoya”. Sin embargo, los gobiernos de Occidente parecen hacer oídos sordos a una realidad que está en la calle, no escuchan a los ciudadanos que les votan y centran todos sus esfuerzos en presentar a los palestinos como un fiero enemigo. Brillante la explicación que el profesor facilita a este respecto: “cuando encierras en ghetos a la gente, les privas de comida, agua, medicinas, les matas y les incineras, no necesitas a Mickey Mouse para enseñarles a odiar a Israel”. Me pregunto si alguno de nuestros ineptos políticos tuvo alguna vez una reflexión tan acertada como ésta o si no perdieron los ideales por el camino porque nunca los tuvieron...
Gentes distintas conviviendo en espacios comunes, familias nuevas, nuevas razas, nuevas culturas, nuevos conceptos de nacionalidades. ¿Acaso eso es posible sin que el mundo se acabe, sin que llegue el Apocalipsis? Parece que sí. Norman Finkelstein es un judío atípico, uno de esos que los extremistas querrían exterminar por atentar contra el estado de Israel con ideas subversivas que criminalizan los esfuerzos del pueblo elegido por defender la Tierra Prometida. Este profesor universitario estadounidense, hijo de judíos que sufrieron en primera persona el genocidio nazi, se atreve a asegurar que Israel “se ha convertido en un estado satánico”. Critica la postura del gobierno de Netanyahu porque considera que “ha logrado la inmunidad internacional a fuerza de explotar el holocausto”. Para este profesor, cesado en su puesto de profesor en la Universidad estadounidense DePaul por comentar estas ideas entre el alumnado – a ver si les va a enseñar a pensar por sí mismos-, no hay vencedores ni vencidos más allá del sinsentido de una guerra que “ningún judío americano que no esté narcotizado apoya”. Sin embargo, los gobiernos de Occidente parecen hacer oídos sordos a una realidad que está en la calle, no escuchan a los ciudadanos que les votan y centran todos sus esfuerzos en presentar a los palestinos como un fiero enemigo. Brillante la explicación que el profesor facilita a este respecto: “cuando encierras en ghetos a la gente, les privas de comida, agua, medicinas, les matas y les incineras, no necesitas a Mickey Mouse para enseñarles a odiar a Israel”. Me pregunto si alguno de nuestros ineptos políticos tuvo alguna vez una reflexión tan acertada como ésta o si no perdieron los ideales por el camino porque nunca los tuvieron...
2 comentarios:
La periodista más veterana on earth, Helen Thomas, la acaban de jubilar forzosamente, por decir algo parecido a lo que tu dices...no querrás jubilarte pronto no, veintiañera guerrera..
Suerte que tienes sitio de corresponsal en la Casa Blanca, no en Casa Blanca..
Have an Aaster Day.
¡Ojalá todos mis días fueran Aaster days! Todo sería tan fácil, tan rosa, yo sería tan plácidamente feliz...
Supongo que, de alguna manera, si estoy jubilada, viendo los toros desde la barrera del periodismo empresarial, ese que aniquila tus neuronas, tu capacidad crítica porque no vives en el mundo real, no necesitas estar al día para desarrollar tu trabajo y la gente con la que compartes tus horas tampoco se plantea realmente por qué está en este mundo. Tal vez haya un sitio para mí en la Casa Blanca pero ya sabes que sería igualmente feliz trabajando en Casablanca o donde mi asterisco estuviera. Todo es cuestión de prioridades y, una vez que las tengas definidas, encontrarás la manera de hacer que todas encajen para conformar el mosaico de tu felicidad. Ése es mi objetivo y sé que, tarde lo que tarde, seré capaz de alcanzarlo.
Publicar un comentario