Ayyyyyy ¡cómo somos! Basta que se encuentren unos pocos yacimientos de cobre, oro, hierro, cobalto y, sobre todo, litio para nuestros preciados teléfonos móviles para que Afganistán ya no sea ese enemigo a batir sino más bien ese aliado potencial a convencer para que los talibanes dejen de fastidiar y se unan a la causa común que según el portavoz de la presidencia afgana, Waheed Omar: "es una gran oportunidad de unir al pueblo de Afganistán en una causa que beneficiará a todo el mundo". Pues sí señores, ahí está el colonialismo del siglo XXI si antes era el opio, ahora también los minerales van a ser motivo de mejora del trato hacia el pueblo afgano. El problema está en convencer a los talibanes de que EEUU no quiere aprovecharse de la situación sino ayudar a su pueblo a salir de la miseria y a caminar por la senda de la democracia sin injerencias externas ni occidentales que atenten contra el islam. Vamos, que el objetivo ahora será convertir a Afganistán en una Arabia Saudí, un Kuwait o una Jordania, países amigos que reciben el apoyo de Occidente y pueden vivir según sus propias reglas, aunque éstas atenten contra la dignidad de las personas o contra los derechos humanos, siempre que nos pongan buena cara y nos permitan beneficiarnos de los negocios que allí puedan surgir, estableciendo a EEUU como socios prioritarios. Y es que así es el colonialismo de esta nueva era: ya no tenemos colonias lejanas que dependan de la vieja Europa como Canarias, Mauricio o Martinica sino que ahora alentamos a unos y otros para que se enfrenten entre sí, luego nos ofrecemos como mediadores y, finalmente, a cambio de llevarnos una parte, les ofrecemos nuestra protección. ¿Esto no es lo que sucede con las mafias? Si no me pagas te mato y si me pagas te defiendo de otros que quieran obtener también un beneficio de ti, porque todo lo tuyo es mío.
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