Las autoridades danesas han detenido a varios islamistas que pretendían atentar contra el diario que publicó las polémicas viñetas de Mahoma. ¡Que datan, nada menos que del año 2005! ¡Menos mal que están ellos para salvarnos de estos bárbaros! Lo siento, pero desde el 11 M y el acoso y derribo al que tienen sometido a Julien Assange, tengo la manía de no creerme nada de lo que veo y oigo porque pienso que hay quien cree que, como telespectadora o ciudadana media soy medianamente estulta y no me entero de la fiesta. Y estoy harta. Sé que hay muchos que engullen lo que ven a través de la tele y se piensan que así conocen las favelas de Brasil, la prostitución de Tailandia, los secretos para escalar el Himalaya o la esencia del budismo pero yo no estoy entre esos. Soy una bocazas que de todo opina y que se equivoca muchas veces pero que, a la vez, no se cansa de aprender ni de conocer gente para así tener más fundadas sus opiniones, aunque sean negativas. Con el tema musulmán, empiezo a estar de acuerdo con los conspiranoicos que creen que hay un contubernio judeomasónico, tal cual, para expandir la islamofobia y que todos tengamos miedo y repulsión a todo aquel que rece a Allah. Al próximo idiota que me suelte un discurso sobre esa vecina a la que mira con cara de pena por estar sumisa a un marido que la obliga a llevar pañuelo pero con la que nunca ha cruzado una palabra, le voy a decir un par de cosas, porque mira que somos lerdos. Seguro que nadie le ha dicho a Kanouté que baje el volumen de su reloj digital de pared para no perderse las horas del rezo ni le va a decir que se vuelva a su puto país mientras siga marcando goles y diciendo que en Sevilla está como en su casa. Lerdos, que somos unos lerdos.
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