Es demasiado mal hablado para ser académico de la lengua pero también es verdad que maneja el verbo como nadie y adopta ante la vida esa actitud de quien ha presenciado las mayores atrocidades que nadie pueda imaginar y, una vez fuera del escenario bélico internacional, al que todo lo que le rodea le parecen auténticas nimiedades comparado con el sufrimiento de algunos pueblos. Por eso, llama a las cosas por su nombre, sin importarle si el ministro, el presidente o el turista de turno se enfadan y se plantean llevarlo a los tribunales por deslenguado. Estoy leyendo una selección de sus artículos dominicales y no puedo por menos que estar de acuerdo con muchos de los comentarios que hace. El que me ha llamado la atención hoy se llama 'Se van a enterar' y suelta perlas como éstas: "en este país de insolidarios, chapuceros y mangantes donde para recoger tomates hay que contratar a abogados ecuatorianos [...] y donde todos nos quejamos del desempleo pero sale una convocatoria de puestos de trabajo para subir ladrillos a una obra y no se presenta nadie porque las palabras europeo y albañil resulta que ahora son incompatibles, cosa de negros y de moros [...] Así que, en realidad no me da mucha pena que todo se vaya al carajo porque nos lo hemos ganado a pulso. [...] A nuestros nietos no les quedará otra que acoger a esos africanos, magrebíes, hispanoamericanos y ucranianos [...] y se mezclarán [...] y perderemos unas cosas y ganaremos otras, porque así es la vida y la historia de los pueblos. Y España, que pese a lo que sostienen cuatro fanáticos y cuatro tontos del culo fue siempre tierra común y de mestizaje, lo seguirá siendo con mayor intensidad aún [...] Y todos esos Heribertos, Egíbares, Ferrusolas y demás paletos imbéciles que andan obsesionados por la pureza racial de su parroquia y las costumbres ancestrales del pueblo de Astérix [...] se van a joder pero bien jodidos cuando sea un moro maketo de Tánger el que les cambie los dodotis en el asilo o cuando a su Ainhoa le altere el Rh su novio peruano al preñarla o su Jaume Lluís tenga una nieta que se llame Montserrat Mustafá Ndongo. Vayan y háganles una inmersión lingüística a ésos. A ver si se dejan". Pérez-Reverte dixit.
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