viernes, 24 de diciembre de 2010

Ese pequeño punto azul pálido



Uno de los grandes hitos de la física en este año que termina ha sido el descubrimiento de la atmósfera de un exoplaneta, es decir, de un planeta que se encuentra fuera de nuestro Sistema Solar. Nuestro horizonte se amplia día a día hasta cotas realmente inimaginables haciéndonos ver hasta qué punto somos insignificantes en la inmensidad del Universo, cómo apenas somos una más de los millones de piezas que componen este inmenso puzzle formado por estrellas, planetas, asteroides, nebulosas, cometas, galaxias... Y eso hace que me replantee, de principio a fin, toda mi existencia. El hecho de que una hormiga ni siquiera pueda imaginar que encima de la inmensa goma negra que acaba de exterminar a medio hormiguero estoy yo, no quiere decir que yo no exista. Entonces, ¿cómo podemos afirmar tan rotundamente que estamos solos? ¿cómo podemos atribuirlo todo al azar? Si nadie nos ha creado, por qué nosotros, los homo sapiens sapiens, el sumum de la evolución, ¿no somos capaces de insuflar el hálito de la vida? ¿por qué no somos capaces de crearnos a nosotros mismos si no es partiendo de un tejido vivo? Intento buscar respuestas y quién sabe por qué enciendo la tele. Ochenta canales y sólo hay vacío. ¿Seré yo la única que se hace preguntas? Ya lo decían los romanos, al pueblo, pan y circo.

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