Estoy hasta el moño, de verdad de la buena. No puedo más. Me va a estallar la cabeza. Quizá sea una egoísta pero sólo quiero que me dejen en paz, ser feliz y que los demás hagan conmigo sólo lo mismo que yo hago con ellos. Que te hago caso, ¡buenos días! ¿tomamos un café?; que te ignoro, pues simplemente ¡buenos días! y cada uno a lo suyo, PERO NO. Parece que nos encanta tocar las narices y yo ya estoy cansada de aguantar los altibajos emocionales de todos, aunque sean de aquellos que más me importan. ¿Por qué tenemos que ser como los demás quieren? Yo me he pasado la vida intentando no agradar, pero sí no enfadar a nadie, ir a lo mío, pero nada. No hacen falta dos para discutir, y que a alguien se le ocurra rebatirme esto. La una, que siempre tiene algo más triste por lo que quejarse que tú, se lamenta de que "seas así"; ¿cómo?, pues simplemente yo y no ella. Tener personalidad propia no gusta demasiado si sacas los pies del cesto. El otro, que según el día tiene arrebatos de mala leche y en vez de preguntarme cómo estoy quiere matar a mi peluquero por lavarme la cabeza. La jefa, actuando como si el curro fuera su cortijo. El pelota, dejando baba por todo el pasillo de tanto hacerle la rosca al personal. La de "voy a hacer de abogado del diablo" y sus comentarios capciosos. Y sólo me falta uno que se ponga a deshojar la margarita. ¡Por Dios! ¿Por qué narices no asumimos que cada cual es como es y nos respetamos? Cojamos el toro por los cuernos y seamos claros. ¿Me quieres? Pues esto es lo que hay y, como dice Madus, yo siempre te apoyaré y te querré, hagas lo que hagas, pero si no... pues si no, yo qué sé, pues sin familia y a correr que para que me den quebraderos de cabeza me basto y me sobro. Sólo necesito que el faro esté encendido SIEMPRE, pase lo que pase. Las intermitencias llevan inevitablemente al naufragio y una es aventurera pero inconsciente lo justo. ¿No me quieres? Es que no hace falta. Yo a ti tampoco, sólo tenemos que compartir un espacio durante algunas horas y luego cada uno a su rollo pero ESO SÍ, ¡dejad de cuestionarme!! Soy transparente como el agua e inestable como un tsunami pero no engaño a nadie. QUID PRO QUO.
miércoles, 30 de marzo de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Cabreos matutinos: mensajes en cadena
Cuando ya tenía la entrada escrita, el cacharro va y se cuelga. ¡Maldita tecnología! Claro, ahora no me apetece reescribir con el mismo esmero, así que ahora habrá más cabreo y menos esmero. La idea de hoy iba sobre los mensajitos en cadena, que me sacan de quicio y me llevan irremediablemente a dejar de hablarme con medio mundo. Pero bueno, yo solita siempre he apuntado maneras porque es que no soporto la imbecilidad supina. Lo siento, me supera. Tal vez alguno de mis incontables lectores crea que soy una prepotente, tal vez pero, sinceramente, me da igual. Porque estoy harta. Harta de recibir mensajes idiotas creados por desconocidos con intereses ocultos o manifiesta xenofobia. Harta de que nadie se pare a reflexionar y de recibir comentarios tan ingeniosos como: "¡qué fuerte!" o "así va España". La verdad es que los remitentes, intelectualmente hablando, no son recomendables ni como pajes reales pero bueno, el hecho es que son ellos, y su mensajitos, los que hacen que el imaginario colectivo esté plagado de prejuicios que nada tienen que ver con la experiencia vital o con el conocimiento. Porque, mira, si vives en un barrio lleno de inmigrantes y no hay un vecino que se salve y no te haga la vida imposible, es una faena pero te consiento que generalices aunque no esté de acuerdo pero es que el 99% de la gente que me reenvía estos mensajitos tiene la misma vida social que una ameba y nunca ha salido más allá de los confines de su barrio y creen que multiculturalidad son los anuncios de Benetton. Pero ¿qué bobada es esa de que los musulmanes son ignorantes, no como los judíos, porque casi no tienen Premios Nobel? ¡Como si los premios fueran justos! ¡Pero si no lo son ni los Goya y son más de andar por casa que Loles León! Cuando veo razonamientos tan estúpidos, sólo a la altura de los de Thilo Sarrazin, me pregunto si no podría venir un tsunami intelectual que arrasase con las cabezas de todos aquellos que nunca han utilizado sus neuronas para algo de provecho, que no se han molestado en amueblar la única parte de su cuerpo que, realmente, les podrá servir de ayuda a lo largo de tooooooda su vida. La única parte, viscosa, gelatinosa, gris, sin la que no somos absolutamente nada y que podemos amueblar con la gratuidad de un consumo inteligente de internet o de un carnet de biblioteca. Pero no, todos a hacer dieta, a ver telebasura (para contrarrestar la falta de comida, jejejeje), a estar megaestupendos para que la sociedad nos acepte por nuestra apariencia porque lo demás no importa, sólo importa el aparentar. ¡Madre mía, tanta imbecilidad me agota!
lunes, 21 de marzo de 2011
Un mundo enfermo
Cuanto más sé, menos quiero saber. En serio. A veces creo que se me va a ir la cabeza por completo y que voy a volverme loca de amor y de indignación. Pero hoy sólo hablaré de la indignación, la locura por amor me la guardo para mi. Voy por la calle y me da la sensación de estar rodeada de zombis, de que nadie se implica con nada, de que hemos rebasado un límite invisible tras el que ahora todo está permitido. Lejos de evolucionar, caminamos hacia atrás, irremisiblemente hacia el abismo. Tal vez esto sea lo que sucede cuando una civilización se encuentra al borde del ocaso, tal vez hubo otros que sintieron lo mismo que yo cuando cayó Roma o Atenas o Constantinopla. O tal vez no. Enciendo la tele y todos los programas me venden lo mismo: hijos que maltratan a sus padres, niños pijos sin aspiraciones y egoístas, lujo, superficialidad, violencia, sexo y hedonismo puro y duro, y lo cierto es que no encuentro mi sitio.
Haciendo zapping descubro un programa que me saca de mi indignación: "Nosotros también". Lo emite La 2 y está realizado por y para personas con discapacidad intelectual. Los hay que padecen Síndrome de Down pero otros, simplemente, tienen eso que llamamos retraso. ¡Qué duras pueden ser las palabras y qué injustas! Tienen entre 25 y 40 años, son cuatro y se sientan a debatir ante las cámaras sobre si es adecuado que ellos mismos tengan hijos. Me quedo hipnotizada. Aquellos a los que tachamos de no válidos, a los que discriminamos por tontos, argumentan con una lógica aplastante los pros y los contras de que aquellos que no son "normales" puedan tener responsabilidades tan serias como la de tener niños. Algunos dicen que no se ven capaces, otros dicen que sí, que la familia les ayudaría, que pueden darles cariño, cuidarles y educarles con el mismo éxito que cualquier otra pareja o incluso más. Yo no me lo pensaría ni un minuto. Tienen razón. Son tan absolutamente conscientes de sus limitaciones y de la trascendencia de una decisión de este tipo que me pregunto qué le pasa al resto del mundo que, a pesar de tenerlo todo más fácil, se toma la vida alegremente, como si fuéramos jóvenes e irresponsables eternamente. Como si nuestros padres fueran a aparecer detrás de nosotros a limpiar nuestro estropicio. Ahora los programas de corazón generan sus propios contenidos hablando de la vida de los colaboradores, sacando todos sus trapos sucios.
Hemos perdido el norte. Bombardeamos Libia y nadie sale a la calle a protestar. El debate es si está bien o no matar a Gadafi. ¿Cómo voy a mantener mi fe en el sistema? No es posible. Esto ya no me gusta. No me gusta nada. Thilo Sarrazin vuelve a las andadas en Alemania su xenófobo libro ha superado las ventas del millón de ejemplares con perlas que invitan a la discriminación de árabes y musulmanes que "no hacen más que tener hijos, fomentando la inestabilidad de Alemania, criando a hijos que rebajarán la inteligencia media del país". O sea que ser inmigrante o pobre tiene que ver directamente con la inteligencia. No con las oportunidades ni con la formación académica, no, con la inteligencia. Está claro que el dinero ha dado grandes cerebros como: Paris Hilton, Chabeli Iglesias, George W. Bush, Mariah Carey, Jesulín de Ubrique, Berlusconi... Y que todos aquellos que creen en Dios son unos fanáticos sin cerebro: como Gandhi, Teresa de Calcuta, los místicos de la literatura española, Tariq Ramadan, Kanouté... Cuando un tipo con semejantes ideas logra que le publiquen un libro es que el mundo está tan mal que una tirita no lo soluciona. Por cierto, como es alemán y los nazis desaparecieron hace cuatro días, todos los teutones son nazis, entonces, hay que gasearlos ¿no? Porque esa es la lógica que aplicamos con los árabes, todos analfabetos y terroristas. Pero, claro, si exterminamos a Alemania, que es la madre del cordero de la UE, entonces, tendremos que ir a pedirle pasta a los jeques, ¡ah! que eso ya lo hemos hecho... Entonces, si A + B es igual a C, contratemos a los judíos para exterminar a los alemanes, ojo por ojo. O mejor, todo el que tenga un pasado sucio, como no va a poder librarse de él y evolucionar, ¡a la hoguera! ¡Uy eso tampoco vale que nosotros tenemos a Franco y a la Inquisición! Bueno, entonces, Europa sí y los demás no, bueno sí pero sólo para explotarles. O sea que los dejamos vivos para entretenernos que si no, nos tendremos que sacar los ojos entre nosotros y ¡somos Occidente! Eso sólo lo hacen los salvajes.... ¿ves cómo se me está yendo la cabeza? Entonces, tienen razón los que pasan de todo, hedonismo y tirando millas por encima de quien sea, que la vida son dos días.
Haciendo zapping descubro un programa que me saca de mi indignación: "Nosotros también". Lo emite La 2 y está realizado por y para personas con discapacidad intelectual. Los hay que padecen Síndrome de Down pero otros, simplemente, tienen eso que llamamos retraso. ¡Qué duras pueden ser las palabras y qué injustas! Tienen entre 25 y 40 años, son cuatro y se sientan a debatir ante las cámaras sobre si es adecuado que ellos mismos tengan hijos. Me quedo hipnotizada. Aquellos a los que tachamos de no válidos, a los que discriminamos por tontos, argumentan con una lógica aplastante los pros y los contras de que aquellos que no son "normales" puedan tener responsabilidades tan serias como la de tener niños. Algunos dicen que no se ven capaces, otros dicen que sí, que la familia les ayudaría, que pueden darles cariño, cuidarles y educarles con el mismo éxito que cualquier otra pareja o incluso más. Yo no me lo pensaría ni un minuto. Tienen razón. Son tan absolutamente conscientes de sus limitaciones y de la trascendencia de una decisión de este tipo que me pregunto qué le pasa al resto del mundo que, a pesar de tenerlo todo más fácil, se toma la vida alegremente, como si fuéramos jóvenes e irresponsables eternamente. Como si nuestros padres fueran a aparecer detrás de nosotros a limpiar nuestro estropicio. Ahora los programas de corazón generan sus propios contenidos hablando de la vida de los colaboradores, sacando todos sus trapos sucios.
Hemos perdido el norte. Bombardeamos Libia y nadie sale a la calle a protestar. El debate es si está bien o no matar a Gadafi. ¿Cómo voy a mantener mi fe en el sistema? No es posible. Esto ya no me gusta. No me gusta nada. Thilo Sarrazin vuelve a las andadas en Alemania su xenófobo libro ha superado las ventas del millón de ejemplares con perlas que invitan a la discriminación de árabes y musulmanes que "no hacen más que tener hijos, fomentando la inestabilidad de Alemania, criando a hijos que rebajarán la inteligencia media del país". O sea que ser inmigrante o pobre tiene que ver directamente con la inteligencia. No con las oportunidades ni con la formación académica, no, con la inteligencia. Está claro que el dinero ha dado grandes cerebros como: Paris Hilton, Chabeli Iglesias, George W. Bush, Mariah Carey, Jesulín de Ubrique, Berlusconi... Y que todos aquellos que creen en Dios son unos fanáticos sin cerebro: como Gandhi, Teresa de Calcuta, los místicos de la literatura española, Tariq Ramadan, Kanouté... Cuando un tipo con semejantes ideas logra que le publiquen un libro es que el mundo está tan mal que una tirita no lo soluciona. Por cierto, como es alemán y los nazis desaparecieron hace cuatro días, todos los teutones son nazis, entonces, hay que gasearlos ¿no? Porque esa es la lógica que aplicamos con los árabes, todos analfabetos y terroristas. Pero, claro, si exterminamos a Alemania, que es la madre del cordero de la UE, entonces, tendremos que ir a pedirle pasta a los jeques, ¡ah! que eso ya lo hemos hecho... Entonces, si A + B es igual a C, contratemos a los judíos para exterminar a los alemanes, ojo por ojo. O mejor, todo el que tenga un pasado sucio, como no va a poder librarse de él y evolucionar, ¡a la hoguera! ¡Uy eso tampoco vale que nosotros tenemos a Franco y a la Inquisición! Bueno, entonces, Europa sí y los demás no, bueno sí pero sólo para explotarles. O sea que los dejamos vivos para entretenernos que si no, nos tendremos que sacar los ojos entre nosotros y ¡somos Occidente! Eso sólo lo hacen los salvajes.... ¿ves cómo se me está yendo la cabeza? Entonces, tienen razón los que pasan de todo, hedonismo y tirando millas por encima de quien sea, que la vida son dos días.
Tres reyes
Esta peli de George Clooney no pasará a los anales de la historia del cine por su calidad interpretativa, ni por su argumento, ni tan siquiera por la fotografía pero sí que ha dejado una huella en mí.
Escena: Mark Whalberg está siendo torturado por unos milicianos iraquíes pro-Saddam cuando, de repente, su torturador le pregunta: "¿Qué pasa con Michael Jackson?". La cara del aguerrido soldado estadounidense es todo un poema, un pirado va a torturarle ¿y le pregunta por el rey del pop?
- "No sé qué pasa".
- "Michael Jackson es el rey del pop de un país enfermo. Un negro se aclara la piel y se estira el pelo porque tu enfermo y jodido país hace que el hombre negro se odie a sí mismo, igual que odiáis a los árabes y a los niños que bombardeáis".
No es ninguna tontería. Este sábado se celebró en Barcelona un acto con bastante gente del mundo de la cultura en contra del racismo. ¿Asistentes? Menos de 300 personas. Un dúo de raperos hip-hoperos de Guinea Ecuatorial llamado West Barna sube al escenario cantándole a los "negros". "No debemos avergonzarnos de ser lo que somos, tenemos que conocer nuestras raíces, no vivir de rodillas ni comportarnos como blancos, somos negros, africanos".
Cantaban a los africanos, a los inmigrantes, a todos aquellos que viven de rodillas en sus países de acogida, renegando de sus raíces, de lo que son, tratando de parecer lo que no son. "Así estamos haciendo un flaco favor a nuestra gente, a nuestra historia". Occidente se encarga bien de su cometido: hacer que todos quieran ser como nosotros. En China, la nueva clase media llega al extremo de operarse los ojos para que no estén rasgados. El máximo exponente de todo esto fue, sin duda, Michael Jackson. Está claro que nadie va a decirles que se equivocan, la soberbia de Occidente no tiene límites. Como colofón me quedo con la frase que nos regaló una antropóloga cuyo nombre no recuerdo: "No debemos pretender enseñar a nadie de quien no queramos aprender". La riqueza está en la diversidad. Somos diferentes y tenemos mucho que aportarnos unos a otros, pero eso no debe suponer un motivo de trato desigual. Diversos pero iguales, con los mismos derechos. ¡Ay!
sábado, 19 de marzo de 2011
Hacer frente a las injusticias
Mi sentido de la justicia, de lo moralmente aceptable, de lo que está mal y no se puede consentir será mi cruz en esta vida, lo sé. Vivimos en un mundo, al menos el inmediato, el que me rodea, que no está preparado para hacer las cosas bien, porque hacerlas mal es menos cansado y nos reporta más beneficios. Y lo peor de todo es que, incluso aquellos que están de acuerdo contigo en que algo está mal, te aconsejan que mires a otro lado y soportes la injusticia estoicamente. ¡Ay, morena! Yo no estoy hecha para eso.
Puede que Ryanair no nos devuelva la pasta pero reclamaré por todas las vías posibles hasta agotarlas y cuando el último que tenga capacidad de decisión me mande a hacer gárgaras, sólo entonces, dejaré de escribir cartas reclamando que su reglamento no esté por encima de las normas de la aviación civil española. ¡A ver quién tiene más paciencia! A los 18 ya me enseñaron que el periodismo era una carrera de fondo así que, aquí estoy, a ratos corriendo, a ratos andando, a ratos con un flato que no me deja vivir, pero me da igual que llueva, que haya barro, que me caiga, que me hagan la zancadilla o que haga un sol abrasador, no abandono la carrera. ¡Con menuda se han topado!
Con la jefa pasa igual ¿que quiere hacerme la vida imposible? Lástima de vida vacía para buscarse un objetivo tan lamentable. ¿Qué hará durante las noches y los fines de semana, cuando no me ve la cara? Tiene que morirse del aburrimiento, pobrecilla... En fin, que una es irónica y paciente hasta que se cansa de estar callada y replica. Porque eso sí, como no estudié en colegio de monjas lo de estar con la boquita cerrada es algo que no tengo dominado. Ya sé que a veces es peor para mi pero, total, ella no va a parar de tratar de humillarme (porque gracias a Dios autoestima no me falta así que lo suyo son vanos, pero cansinos intentos de humillarme); no puede echarme del trabajo y yo soy una chicarrona del norte que no le teme a nada y que tiene un sentido de la justicia bastante férreo y desarrollado. ¿Quiere guerra? Yo no soy violenta y prefiero el diálogo, pero si me pegas una y otra vez, no esperes que me quede esperando la siguiente.... Se acabó el silencio. De momento toca replicar. Me da igual que mi madre diga que es mejor evitar los conflictos, yo no lo he buscado.
¿Y si todo el mundo hiciera lo mismo? ¿Qué sería de Miriam? ¿Qué pasaría con los oprimidos? ¿Qué tendrían que hacer los libios? ¿Y las mujeres maltratadas? ¿Y los inmigrantes discriminados? ¡Todos como en la India, naces en una casta y mueres en ella! Tenemos el mundo que nosotros consentimos y a mi éste, no me gusta. El cambio no empieza por las cosas grandes, sino por las pequeñas. Quizá no pueda cambiarlo todo pero no pienso dejar que mi entorno se pudra por dejar que gentuza como ésta actúe como si estuviera en su cortijo. Uno no puede ser revolucionario, ni tan siquiera educar a sus hijos como es debido, si el miedo a los líos, a los conflictos, a perder tu fantástica y cómoda vida de alienado social, te impide protestar y reclamar tus derechos. Yo, me niego. Allá los demás con su conciencia.
Puede que Ryanair no nos devuelva la pasta pero reclamaré por todas las vías posibles hasta agotarlas y cuando el último que tenga capacidad de decisión me mande a hacer gárgaras, sólo entonces, dejaré de escribir cartas reclamando que su reglamento no esté por encima de las normas de la aviación civil española. ¡A ver quién tiene más paciencia! A los 18 ya me enseñaron que el periodismo era una carrera de fondo así que, aquí estoy, a ratos corriendo, a ratos andando, a ratos con un flato que no me deja vivir, pero me da igual que llueva, que haya barro, que me caiga, que me hagan la zancadilla o que haga un sol abrasador, no abandono la carrera. ¡Con menuda se han topado!
Con la jefa pasa igual ¿que quiere hacerme la vida imposible? Lástima de vida vacía para buscarse un objetivo tan lamentable. ¿Qué hará durante las noches y los fines de semana, cuando no me ve la cara? Tiene que morirse del aburrimiento, pobrecilla... En fin, que una es irónica y paciente hasta que se cansa de estar callada y replica. Porque eso sí, como no estudié en colegio de monjas lo de estar con la boquita cerrada es algo que no tengo dominado. Ya sé que a veces es peor para mi pero, total, ella no va a parar de tratar de humillarme (porque gracias a Dios autoestima no me falta así que lo suyo son vanos, pero cansinos intentos de humillarme); no puede echarme del trabajo y yo soy una chicarrona del norte que no le teme a nada y que tiene un sentido de la justicia bastante férreo y desarrollado. ¿Quiere guerra? Yo no soy violenta y prefiero el diálogo, pero si me pegas una y otra vez, no esperes que me quede esperando la siguiente.... Se acabó el silencio. De momento toca replicar. Me da igual que mi madre diga que es mejor evitar los conflictos, yo no lo he buscado.
¿Y si todo el mundo hiciera lo mismo? ¿Qué sería de Miriam? ¿Qué pasaría con los oprimidos? ¿Qué tendrían que hacer los libios? ¿Y las mujeres maltratadas? ¿Y los inmigrantes discriminados? ¡Todos como en la India, naces en una casta y mueres en ella! Tenemos el mundo que nosotros consentimos y a mi éste, no me gusta. El cambio no empieza por las cosas grandes, sino por las pequeñas. Quizá no pueda cambiarlo todo pero no pienso dejar que mi entorno se pudra por dejar que gentuza como ésta actúe como si estuviera en su cortijo. Uno no puede ser revolucionario, ni tan siquiera educar a sus hijos como es debido, si el miedo a los líos, a los conflictos, a perder tu fantástica y cómoda vida de alienado social, te impide protestar y reclamar tus derechos. Yo, me niego. Allá los demás con su conciencia.
viernes, 18 de marzo de 2011
La decisión de la ONU
Desayuno con la noticia de que la ONU, con la abstención de China y Alemania, ha resuelto intervenir en el conflicto libio después de semanas de enfrentamientos. La táctica es la que sigue: primero dejamos que Gadafi, el gran financiador de oscuros proyectos europeos, se encargue de barrer su casa y, cuando vemos que la sangre empieza a salpicar nuestra reluciente ropa de espectadores, entonces decidimos que hay que hacer algo. De este modo, pueden suceder dos cosas: que los rebeldes cierren filas con su tirano haciendo realidad el dicho "de los míos maldecir pero no maloír" o que las "fuerzas aliadas" liberen al pueblo libio y establezcan la democracia, o lo que es lo mismo, un gobierno afín a los intereses occidentales. ¡Pues vaya panorama! El mundo árabe no está para alianzas ni grandes piruetas, bastante tienen con solucionar sus problemas domésticos, como para ayudar a sus hermanos, por muy musulmanes que sean. Bueno, todos menos los saudíes que han decidido apoyar al gobierno bahreiní para sofocar sus revueltas internas. ¡Qué buenos hermanos! ¡Ah no, que esos son los infiltrados de los malos!
Cada vez estoy más segura de que hay que combatir la injusticia, aunque te cueste la vida -bueno, mejor que no sea literalmente. Porque la mala gente existe porque los buenos se cruzan de brazos y piensan que con la educación, las buenas intenciones y el corazón se llega lejos y, por desgracia, aún no es el momento de que esos valores sean el motor de este mundo. Pero todo llegará, ésta es una carrera de fondo, y sólo pueden ganar los buenos.
lunes, 7 de marzo de 2011
Un ejército de paz para hacer la guerra
Wow, wow, wow, wow. Cuidado que se nos está yendo la pinza peligrosamente. Ahora resulta que España, bueno, que Zapatero, quiere conseguir el visto bueno de la ONU para que Europa "y representantes de los países árabes" realicen una incursión armada en Libia para "detener la carnicería de Gadafi". Ahora resulta que nos importa algo lo que suceda en Libia, ¡claro! del mismo modo que, de repente, nos importa el medioambiente y reducimos la velocidad en las autopistas. ¿Nos entran las prisas porque no llegamos a los compromisos de Kyoto? ¡Mentira! No sé qué me indigna más, si que ahora nosotros adoptemos el papel de salvadores del mundo, como queriendo recuperar la grandeza del imperio español del siglo XV o que después de habernos convencido de que el Ejército era una escuela de paz y nuestros soldados unos auténticos pacifistas, ahora sea este mismo ejecutivo el que apueste por una intervención militar en Libia. ¿Se habrán parado a pensar en la de denuncias que les lloverán de las madres de estos soldados que se alistaron para cambiar el mundo con besos y margaritas? Al final, tanto tonto y sinvergüenza gobernando va a terminar por convencerme de que lo mejor es la anarquía o, simplemente, el aislamiento para, a través del cultivo de la vida interior, ser capaz de soportar el terrible mundo en el que vivimos.
sábado, 5 de marzo de 2011
Capitalismo: una historia de amor
Ganó un césar y un óscar en 2002 por Bowling for Columbine y se dio a conocer ante el mundo como director de documentales. Al principio, supongo que nadie fue capaz de ver, o de tomarse en serio, las pretensiones de este típico estadounidense de clase media que se pasea por su país con una gorra de béisbol en la cabeza y una cámara en el hombro dispuesto a sacar los trapos sucios de "la Gran América", esa que se apropian sin sonrojarse los hijos de los Padres Fundadores.
Desde luego no es el típico hombre lleno de éxito y glamour que podría convertirse en asiduo de la alfombra roja, cada vez más superficial, por lo que sus ansias de cambiar el mundo no serán reconocidas con premios cinematográficos. Pero no importa, ni a él ni a nadie. No está aquí para hacer dinero, no está aquí para subirse a un tren de vida desenfrenado. Como dice en la película que he elegido hoy como título: "Me niego a vivir en un país así y no pienso irme". En esta ocasión habla de Wall Street, un ser sin rostro que destroza sin piedad las vidas de quienes ocupan los escalafones más bajos del capitalismo o mejor dicho, de quienes no ocupan los elitistas puestos de la economía global. No hay nadie con quien no se atreva: la Asociación Nacional del Rifle, el sistema sanitario, la manipulación de la población, el capitalismo, George W. Bush, los grandes hombres de las finanzas, la injustificada invasión de Iraq... Michael Moore no parece que sea el tipo de persona al que se le pueda hacer callar diciéndole NO, ni cerrándole la puerta, ni tan siquiera negándole el reconocimiento al tipo de cine que hace. Es de esas pocas personas que no ansían tener más y más y que luchan porque todos compartamos el pastel, por conseguir que el capitalismo sea vencido por la democracia, por deshacerse de la oscura mano negra que, buscando siempre el dinero y el poder, gobierna en la sombra. En los tiempos que corren, alzar la voz en contra de los poderosos no está de moda ya que puede ser incluso peligroso. Muchos piensan lo mismo pero no es atreven a actuar por miedo a las consecuencias y hacen del lema: "más vale lo malo conocido..." el motor de su vida. A pesar de que el enemigo es fuerte y puede aplastarnos con la misma desidia con que aplastaríamos a una hormiga, resulta reconfortante ver que hay gente capaz de hacerse un pequeño hueco en el Gran Hermano y utilizarlo para cambiar el mundo, para que esta sociedad en la que vivimos sea verdaderamente un lugar más justo y confortable para todos y no un jardín del Edén para unos pocos. Lejos de pensar que él ya cumple el cometido por todos nosotros y que con apoyarle mentalmente vale, la actitud desafiante de este hombre debe servirnos para que cada uno de nosotros hagamos nuestra pequeña revolución doméstica porque así, a base de pequeños gestos, lograríamos tener ese mundo justo y perfecto con el que todos soñamos de niños.
Desde luego no es el típico hombre lleno de éxito y glamour que podría convertirse en asiduo de la alfombra roja, cada vez más superficial, por lo que sus ansias de cambiar el mundo no serán reconocidas con premios cinematográficos. Pero no importa, ni a él ni a nadie. No está aquí para hacer dinero, no está aquí para subirse a un tren de vida desenfrenado. Como dice en la película que he elegido hoy como título: "Me niego a vivir en un país así y no pienso irme". En esta ocasión habla de Wall Street, un ser sin rostro que destroza sin piedad las vidas de quienes ocupan los escalafones más bajos del capitalismo o mejor dicho, de quienes no ocupan los elitistas puestos de la economía global. No hay nadie con quien no se atreva: la Asociación Nacional del Rifle, el sistema sanitario, la manipulación de la población, el capitalismo, George W. Bush, los grandes hombres de las finanzas, la injustificada invasión de Iraq... Michael Moore no parece que sea el tipo de persona al que se le pueda hacer callar diciéndole NO, ni cerrándole la puerta, ni tan siquiera negándole el reconocimiento al tipo de cine que hace. Es de esas pocas personas que no ansían tener más y más y que luchan porque todos compartamos el pastel, por conseguir que el capitalismo sea vencido por la democracia, por deshacerse de la oscura mano negra que, buscando siempre el dinero y el poder, gobierna en la sombra. En los tiempos que corren, alzar la voz en contra de los poderosos no está de moda ya que puede ser incluso peligroso. Muchos piensan lo mismo pero no es atreven a actuar por miedo a las consecuencias y hacen del lema: "más vale lo malo conocido..." el motor de su vida. A pesar de que el enemigo es fuerte y puede aplastarnos con la misma desidia con que aplastaríamos a una hormiga, resulta reconfortante ver que hay gente capaz de hacerse un pequeño hueco en el Gran Hermano y utilizarlo para cambiar el mundo, para que esta sociedad en la que vivimos sea verdaderamente un lugar más justo y confortable para todos y no un jardín del Edén para unos pocos. Lejos de pensar que él ya cumple el cometido por todos nosotros y que con apoyarle mentalmente vale, la actitud desafiante de este hombre debe servirnos para que cada uno de nosotros hagamos nuestra pequeña revolución doméstica porque así, a base de pequeños gestos, lograríamos tener ese mundo justo y perfecto con el que todos soñamos de niños.
martes, 1 de marzo de 2011
La culpa la tiene Bin Laden
www.publico.es
Lo de Libia empieza a tomar tintes de locura más que serios. Gadafi sale hoy en televisión diciendo que no va a marcharse a ningún sitio porque el pueblo le quiere y le respalda, será aquella parte a la que paga para matar a sus compatriotas, aquellos que no han muerto bajo las armas de los mercenarios traidos de los países situados más al sur. Dice que no está en guerra con su pueblo sino con Al Qaeda, ese gran fantasma internacional del que todos echan mano para justificar lo injustificable. Mientras, los EEUU de Obama se arman hasta los dientes por si tienen que entrar por la fuerza en el país. Mi mentalidad occidental más que envenenada por Hollywood tiende a pensar que si eso sucede será porque los yankis quieren ayudar al pueblo, como el vecino que sale en tu defensa cuando una panda de desconocidos te apalea en plena calle. Sin embargo, la visión de Aaster Iskoh, mucho más clara y resistente al virus de las barras y estrellas, es que dicha entrada en escena sería acogida por los libios como un ataque del exterior y todos los que ahora claman por la marcha del excéntrico dictador, cerrarían filas con él. Supongo que esa perspectiva se ajusta más a la realidad. Si no, los últimos "éxitos" de los "aliados" sirven como claro ejemplo: Afganistán e Iraq. Ojalá Gadafi no tense la cuerda más de la cuenta, ojalá desaparezca, ojalá Libia pueda iniciar su propio horizonte democrático sin la injerencia externa, sin pagar con una sola vida más.
Bienvenido "Mister Ali"
Llegan los petrodólares del Golfo de Arabia a España y aquí los recibimos con los brazos abiertos. Nuestro querido presidente del Gobierno está de gira por Qatar, siete años después los localiza en el mapa, para conseguir dinero para ver si alguien nos saca de la crisis, aunque sean los árabes. Pero el dinero de los jeques ya entró en la Península Ibérica con la compra del Málaga y, ahora, prosigue su camino hacia la Re-reconquista con el dinero del indio Alí Syed que tiene sus empresas radicadas en Bahrein y parece que ha venido para quedarse. Ahora, todos aquellos que siempre clamaron contra los no occidentales, reciben con vítores este soplo de aire fresco para nuestra maltrecha economía y miran sin recelo a quienes entran por la puerta grande cargados con muuucho dinero. A estos no les pedimos certificado de integración pero por si las moscas, "Mister Ali", así bautizado por la prensa cántabra, ha adoptado la bandera verdiblanca como si cumpliera así el sueño de toda una vida. Pero no sólo siente los colores de la camiseta y se mete a la afición en el bolsillo con este gesto sino que, además, se interesa por Cantabria y apuesta fuerte por invertir en proyectos culturales en la región. Supongo que, alucinado por la falta de sobreexplotación de la "tierruca", ve aquí su oportunidad para amasar más fortuna o blanquear la existente si fuera necesario aunque si atendemos a su fervorosa práctica del Islam, deberemos, además, congratularnos de que haya arribado a nuestras costas el magnate futbolístico más honrado y con más inquietudes culturales de la historia reciente de este país. Sea como fuere y ya que tenemos que recibir ayuda económica del extranjero, es realmente agradable ver que el recién llegado siente los colores del club y se interesa por el devenir de la región. ¿El motivo? No importa porque, por una vez, todos salimos beneficiados.
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