Esta peli de George Clooney no pasará a los anales de la historia del cine por su calidad interpretativa, ni por su argumento, ni tan siquiera por la fotografía pero sí que ha dejado una huella en mí.
Escena: Mark Whalberg está siendo torturado por unos milicianos iraquíes pro-Saddam cuando, de repente, su torturador le pregunta: "¿Qué pasa con Michael Jackson?". La cara del aguerrido soldado estadounidense es todo un poema, un pirado va a torturarle ¿y le pregunta por el rey del pop?
- "No sé qué pasa".
- "Michael Jackson es el rey del pop de un país enfermo. Un negro se aclara la piel y se estira el pelo porque tu enfermo y jodido país hace que el hombre negro se odie a sí mismo, igual que odiáis a los árabes y a los niños que bombardeáis".
No es ninguna tontería. Este sábado se celebró en Barcelona un acto con bastante gente del mundo de la cultura en contra del racismo. ¿Asistentes? Menos de 300 personas. Un dúo de raperos hip-hoperos de Guinea Ecuatorial llamado West Barna sube al escenario cantándole a los "negros". "No debemos avergonzarnos de ser lo que somos, tenemos que conocer nuestras raíces, no vivir de rodillas ni comportarnos como blancos, somos negros, africanos".
Cantaban a los africanos, a los inmigrantes, a todos aquellos que viven de rodillas en sus países de acogida, renegando de sus raíces, de lo que son, tratando de parecer lo que no son. "Así estamos haciendo un flaco favor a nuestra gente, a nuestra historia". Occidente se encarga bien de su cometido: hacer que todos quieran ser como nosotros. En China, la nueva clase media llega al extremo de operarse los ojos para que no estén rasgados. El máximo exponente de todo esto fue, sin duda, Michael Jackson. Está claro que nadie va a decirles que se equivocan, la soberbia de Occidente no tiene límites. Como colofón me quedo con la frase que nos regaló una antropóloga cuyo nombre no recuerdo: "No debemos pretender enseñar a nadie de quien no queramos aprender". La riqueza está en la diversidad. Somos diferentes y tenemos mucho que aportarnos unos a otros, pero eso no debe suponer un motivo de trato desigual. Diversos pero iguales, con los mismos derechos. ¡Ay!
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