El día de Reyes fui a la Cabalgata de Barcelona, para empaparme de las costumbres locales. Me quedé perpleja al ver a la gente subida en escaleras de mano para ver pasar las carrozas. Comenzamos bien con el espíritu navideño... Luego llegó el turno de las carrozas. Un par de medios de comunicación; otra con el payaso de Micolor, una barra de pegamento y ¡el detergente Dixan! Pajes con ropas de las mil y una noches y con gigantescos abanicos chinos; unos reyes que parecían sacados del museo de cera; y los pajes de Baltasar... ¡ay! esos fueron los mejores, una panda de rastafaris jamaicanos haciendo percusión. Las carrozas eran realmente espectaculares pero más propias de carnaval que de una procesión navideña. Y que luego se nos llene la boca hablando del espíritu navideño... ¡Pero si no hay familia que se junte que no termine discutiendo! Sin embargo, eso sí, no perdamos la tradición de comprar. Aunque no necesitemos nada.
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