El Corán lo que te enseña es a fomentar unos valores que perdimos al son de la globalización y la cultura laica occidental. Si atendemos a lo que dicen los medios, con intención de manipular y fomentar la islamofobia o, simplemente, reflejando realidades puntuales que se viven en ciertos países: lapidaciones en Irán y Sudán, burka afgano, prohibición de conducir a las mujeres en Arabia Saudí... seguro que muchos dirán que el Islam no es una religión de paz ni tampoco igualitaria pero es que eso no es el Islam. Ser musulmán es seguir lo que dice el Corán y ahí no se dice nada de que haya que matar a nadie, aunque sean de otra religión, ni que las mujeres deban estar encerradas en casa o tapadas con una sábana que les impide ver y caminar, ni que ellas deban estar en casa mientras los hombres se casan con otras y disfrutan de la vida. En el Corán, lo primero que se hace es instar al estudio tanto a los hombres como a las mujeres, a que aprendan; se dice que la mujer debe estar siempre disponible para su marido y que el marido debe estar siempre disponible para la mujer; que cualquiera de los dos puede solicitar el divorcio; que en la religión no hay coacción que valga porque es algo personal que sale del corazón y nadie puede imponerle a otro una creencia; que aunque pueden casarse con hasta cuatro mujeres (aquí es muy importante señalar que el contexto se refiere al siglo VII y que apenas un 2% de los musulmanes del MUNDO son polígamos) Alá recomienda que sólo se casen con una; que la mujer debe mantener su recato en sus actos y su vestimenta y por eso recomienda el uso del hijab pero que son ellas quienes deciden si se lo ponen y en qué momento lo hacen; que el hombre baje la mirada al hablar con una mujer en señal de respeto y recato; que todos pueden rezar en la mezquita aunque deben agruparse por sexos porque eso facilita la concentración; que la carne debe ser halal porque se nombra a Dios y porque no se maltrata al animal con descargas eléctricas como en el resto de mataderos; que hay que ser buenas personas, compasivos, pacientes, tolerantes y solidarios; que se prohíbe la usura porque no es lícito enriquecerse a costa de los demás (por eso tenemos ahora esta crisis tan brutal); que sólo recordando a Dios y rezando a diario, el hombre es capaz de recordar que no es más que un habitante más de la Tierra, que no es dios sino criatura; que si ayunamos en Ramadán, sabremos lo que se siente al pasar hambre y tendremos una mayor conciencia social y así estaremos más cerca de Dios.
Obviamente todo esto no sirve de nada si no eres creyente pero, igualmente, si se quiere ver con mente abierta, y aunque haya cosas con las que se puedan no estar de acuerdo, lo cierto es que nada de lo que promueve es una locura, que tiene valores deseables por todos, que busca tener una sociedad justa, en la que todos tengamos de todo, en la que las familias permanezcan unidas basándose en el amor y el respeto, en que seamos mejores personas y mejores ciudadanos. Aquellos que crean que el mundo surgió de la casualidad y que surgimos de una célula microscópica que hoy salió del agua y mañana tal vez llegara en una nave espacial, no estarán de acuerdo en eso de rezar a Dios, de darle las gracias, pero tampoco podrán negar que algo de lo que acabo de mencionar sea malo para el hombre o para quien le rodea. Poner límites no es coartar la libertad de nadie, es establecer un orden para que las cosas funcionen. Al menos eso es lo que enseñamos a nuestros hijos ¿no? Por todo lo expuesto dejé de pensar que las musulmanas conversas eran unas locas ignorantes y decidí asumir este modo de vida en apariencia tan distinto del anterior pero, en realidad, tan parecido, sólo que está formado por gente que intenta con cierto ahínco luchar contra ese conformismo occidental. De repente, encontré la forma de vida en la que encajaba, la forma de ser que me convencía, el tipo de sociedad que querría para mi y el modo de vida que me gustaría enseñar a mis hijos.
Siento haberme alargado tanto, pero espero que esta explicación haya servido para responder a sus inquietudes.
Obviamente todo esto no sirve de nada si no eres creyente pero, igualmente, si se quiere ver con mente abierta, y aunque haya cosas con las que se puedan no estar de acuerdo, lo cierto es que nada de lo que promueve es una locura, que tiene valores deseables por todos, que busca tener una sociedad justa, en la que todos tengamos de todo, en la que las familias permanezcan unidas basándose en el amor y el respeto, en que seamos mejores personas y mejores ciudadanos. Aquellos que crean que el mundo surgió de la casualidad y que surgimos de una célula microscópica que hoy salió del agua y mañana tal vez llegara en una nave espacial, no estarán de acuerdo en eso de rezar a Dios, de darle las gracias, pero tampoco podrán negar que algo de lo que acabo de mencionar sea malo para el hombre o para quien le rodea. Poner límites no es coartar la libertad de nadie, es establecer un orden para que las cosas funcionen. Al menos eso es lo que enseñamos a nuestros hijos ¿no? Por todo lo expuesto dejé de pensar que las musulmanas conversas eran unas locas ignorantes y decidí asumir este modo de vida en apariencia tan distinto del anterior pero, en realidad, tan parecido, sólo que está formado por gente que intenta con cierto ahínco luchar contra ese conformismo occidental. De repente, encontré la forma de vida en la que encajaba, la forma de ser que me convencía, el tipo de sociedad que querría para mi y el modo de vida que me gustaría enseñar a mis hijos.
Siento haberme alargado tanto, pero espero que esta explicación haya servido para responder a sus inquietudes.
1 comentario:
Salam ualeikum. Bien por este largo (o breve, según se mire) resumen sobre lo que significa el Islam a grandes rasgos.
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