La primavera ha llegado pero no a todas partes, este fin de semana volví a Madrid, a tomar aire en su verde pulmón, a pasear y disfrutar del buen tiempo con los amigos, a retomar el contacto con mi mundo. Las calles bullían de gente deseosa de disfrutar del solecito, las terrazas, la excelente temperatura. El Retiro, como siempre, estaba lleno de vida. Con los ánimos renovados regresé a Barcelona para comprobar que aquí aún no es primavera. La lluvia fue la primera en darme la bienvenida tras los días de asueto. En esta ciudad que vive de espaldas al mar, aún falta para que llegue la primavera. Mientras la luz y el buen tiempo se deciden a hacer acto de presencia, cerraré los ojos recordando los ecos del Retiro: los bongos, las risas, las gitanas que te leen la mano si les compras una ramita de romero, los títeres, el chapoteo del estanque...
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