Llevo unos días que ya no sé si estoy despierta o dormida. El PSOE pierde hasta en Andalucía. La izquierda ceutí se alía con los musulmanes. Revilla ve frustrado su sueño de jubilarse como presidente de Cantabria. La casi ilegalizada -pero no- Bildu, arrebata la alcaldía de San Sebastián a Odón Elorza. Los islamófobos catalanes ganan escaños en las municipales. Zapatero se niega a dimitir. Mourinho logra que echen a Valdano. En Madrid se mantiene todo igual, incluso las tensiones entre Aguirre y Gallardón. Camps se mantiene en Valencia frente a viento y marea. Egipto abre la frontera con la franja de Gaza y lanza una corriente de aire fresca a Palestina. A EEUU se le acaban los enemigos. Los chinos quieren parte del pastel del FMI pero China no está en Europa. El movimiento "indignados" del 15-M traspasa las fronteras españolas y llega a Francia y Grecia de la mano de nuestros Erasmus, capaces de contagiar la indignación a los jóvenes de esos países. Un hombre se lanza al metro de Barcelona para salvar a otro que cayó desmayado justo antes de que el tren entrara en la estación. Sergio termina la carrera y papá recupera su bolsillo. El señor del asterisco se prepara para poner el punto final. Me arriesgo a un suspenso por mala caligrafía. El paqui de la esquina dice que cuando muramos todos hablaremos árabe porque ése era el idioma de Adán, el padre de todos los seres humanos. Aún no sé si todo esto es bueno o malo, pero que el mundo está cambiando es más que evidente. Ojalá los cambios no estén dirigidos y sean tan espontáneos como parecen. Ojalá seamos capaces de construir un mundo más agradable y equilibrado. Ojalá ya no sean necesarias más limosnas para nadie...
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