Ya no se me ocurren adjetivos que ponerle a la situación que vivimos. Gadafi sigue bombardeando a los suyos y mientras nosotros pensando en intervenciones humanitarias y eufemismos varios para no decir que nos gusta jugar a la guerra. Ahora resulta que nosotros, el último mono de Europa, le vendemos bombas de racimo a quien quiera comprarlas. Aunque, eso sí, ¡antes de que la ley lo prohibiera! Y es que ya se sabe que lo moralmente bueno o malo no existe ya, sólo la justicia determina lo que está bien o no. O sea que nuestro ejército actúa por razones humanitarias, no hace la guerra, no. Es pacifista. Nosotros vendemos bombas que explotan varias veces al más mínimo movimiento, para matar a cuantos más mejor, pero como somos pacifistas y nuestros soldados no las usan.... Troitiño sale de la cárcel por un error judicial y ahora está en búsqueda y captura. Si no fuera porque es un etarra, le dejaría que anduviera por ahí tan tranquilo, por tontos. El Madrid gana la Copa del Rey y a Sergio Ramos se le cae al suelo y el autobús le pasa por encima. Si es que le falta un hervor. Y para colmo, el miedo empieza a ser protagonista. Quienes más tienen por lo que llorar se presentan optimistas ante lo que tenga que venir, aunque el cielo esté encapotado, y la feliz clase media se asusta y cierra las ventanas para que no entre ni salga nadie sin darse cuenta de que una buena corriente de aire es lo mejor para los pulmones. El mundo está demasiado loco para soportarlo. Cierro por vacaciones.
1 comentario:
Esperando que la corriente de aire haga su efecto en la cronista para que ésta vuelva en unos días con los ánimos renovados.
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