Foto: www.elmundo.es
Los Príncipes están en Israel y Palestina de viaje oficial, enredo en internet y me encuentro algunas fotos de su paso por tierras judías y me encuentro con que el Príncipe Felipe lleva la tradicional kipá en la cabeza durante su estancia en el interior de la sinagoga. Y ahora me asalta la duda. Si cuando el Príncipe se pone la kipá es por respeto y Ana Pastor se deja caer el pañuelo sobre los hombros como muestra inocente de rebeldía, entonces, ¿todos los judíos son unos fanáticos y las musulmanas unas retrógradas ignorantes cuyo cerebro se comprime por la presión del hijab? Mmmmm, como silogismo mi razonamiento es un asco pero, vamos, que andamos sobrados de razonamientos brillantes por el mundo. Ahora resulta que en Francia se ha prohibido el velo integral para ir por la calle y se reserva sólo a los espacios privados: el hogar, la habitación de un hotel... vamos, los típicos sitios en los que una mujer, por estar en la intimidad de su familia o su pareja, no lo lleva. No soy sospechosa de que me guste ese tipo de velo ni tampoco me convencen las razones esgrimidas por quienes los llevan. Pero ¿prohibirlo? Sólo si ellas se negasen a descubrir su rostro para ser identificadas por cuestiones de seguridad, cosa que dudo. Entonces, ¿por qué nos empeñamos en seguir legislando sobre bobadas que afectan a una minoría insignificante? Esto es demagogia pura y dura. Una tomadura de pelo a la ciudadanía.
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