No quería dejar pasar la ocasión de comentar el discurso que Obama ofreció el pasado día 4 en la Universidad de El Cairo porque, aunque puede que todo se quede sólo en las palabras, supone un cambio radical de postura del gobierno estadounidense y tiene repercusión mundial.
El ídolo político del momento –o quizá del siglo XXI- habló en la capital egipcia de los asuntos que más preocupan en el ámbito internacional sin dejarse ninguno en el tintero. Basándose en los principios de paz y tolerancia hizo un llamamiento al entendimiento de musulmanes, judíos y cristianos en todo el mundo haciendo especial hincapié en la dramática situación que se vive en Oriente Próximo: “a pesar de los lazos irrompibles que tenemos con Israel, no podemos negar el sufrimiento de los palestinos y la humillación diaria a la que se ven sometidos con la ocupación. La situación es intolerable y América no dará la espalda a las aspiraciones legítimas de los palestinos de tener un estado propio”. Ahí es nada. Por primera vez un presidente de EEUU habla del fin de la violencia en esta zona sin ponerse de parte de uno de los implicados y reconociendo los derechos de los palestinos. Con el poder que tienen los judíos en “yankilandia” está claro que si no se han alzado voces críticas contra Obama es por algo, porque quizá ese acuerdo definitivo recoja exigencias ocultas que no supongan una gran pérdida de territorio con respecto a la situación actual. Sea por lo que sea lo importante es el mensaje de concordia lanzado porque con este clima de hostilidad en el que vivimos siempre salen perdiendo los civiles.
Pero Barack Obama no sólo hablo de Oriente Próximo sino que también se refirió al uso que los terroristas hacen del Islam y que ha propiciado el rechazo de muchos pueblos hacia todos aquellos que profesen la religión de Mahoma. “Considero parte de mi responsabilidad luchar contra los estereotipos negativos del Islam donde quiera que surjan porque el Islam no es parte del problema en el combate del extremismo violento sino una parte importante de la promoción de la paz”. Aunque pueda parecer que son meras palabras, la importancia de las mismas es crucial habida cuenta de que los países árabes impiden, en la mayoría de los casos, que las voces críticas de sus ciudadanos se oigan y puedan acallar estos estereotipos tan extendidos por todo Occidente en los que se les tilda de ser una panda de terroristas incultos y fanáticos que no respetan nada ni a nadie y a los que hay que exterminar.
Pero para aquellos que puedan pensar que el discurso fue absolutamente pro-árabe cabe destacar que no todo fueron palmaditas en la espalda. El presidente estadounidense aprovechó para hacer un llamamiento al respeto de la libertad religiosa: “el Islam tiene una tradición de tolerancia de la que se siente muy orgullosa y ése es el espíritu que necesitamos hoy”.
También hizo un llamamiento a la democratización de todos aquellos países que gobiernan “mediante la coerción” para que den “estabilidad y seguridad a su ciudadanía respetando los derechos de las minorías y permitiéndoles participar en un clima de tolerancia y compromiso”.
Y, por supuesto, especial interés mereció Irán y su obcecación por el armamento nuclear. Obama no sólo instó al régimen iraní a cejar en su empeño por fabricar armamento de este tipo sino que reafirmó el propósito de Estados Unidos de “buscar un mundo en el que ningún país tenga armas nucleares”. Para aquellos más suspicaces, añadió: “esto no es una cuestión de intereses sólo de EEUU, se trata de prevenir una carrera de armamento nuclear que puede llevar a esta región y al mundo entero por un camino muy peligroso”.Quizá todo quede en bonitas palabras porque ya se sabe que los lobbys económicos tienen más poder que los propios gobernantes de los países pero el mero hecho de que el presidente de la principal potencial mundial ofrezca un discurso en el que se tiendan puentes a la comunicación y el entendimiento de los pueblos es mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora. El siguiente paso es confiar en que todos podamos dejar atrás nuestros intereses particulares y trabajemos por mejorar este planeta que, nos guste o no, compartimos. Como colofón me quedo con el resumen del propio Obama: “sabemos que la visión de Dios es que los pueblos del mundo vivan juntos en paz. Ése debe ser ahora nuestro trabajo aquí en la Tierra”.
El ídolo político del momento –o quizá del siglo XXI- habló en la capital egipcia de los asuntos que más preocupan en el ámbito internacional sin dejarse ninguno en el tintero. Basándose en los principios de paz y tolerancia hizo un llamamiento al entendimiento de musulmanes, judíos y cristianos en todo el mundo haciendo especial hincapié en la dramática situación que se vive en Oriente Próximo: “a pesar de los lazos irrompibles que tenemos con Israel, no podemos negar el sufrimiento de los palestinos y la humillación diaria a la que se ven sometidos con la ocupación. La situación es intolerable y América no dará la espalda a las aspiraciones legítimas de los palestinos de tener un estado propio”. Ahí es nada. Por primera vez un presidente de EEUU habla del fin de la violencia en esta zona sin ponerse de parte de uno de los implicados y reconociendo los derechos de los palestinos. Con el poder que tienen los judíos en “yankilandia” está claro que si no se han alzado voces críticas contra Obama es por algo, porque quizá ese acuerdo definitivo recoja exigencias ocultas que no supongan una gran pérdida de territorio con respecto a la situación actual. Sea por lo que sea lo importante es el mensaje de concordia lanzado porque con este clima de hostilidad en el que vivimos siempre salen perdiendo los civiles.
Pero Barack Obama no sólo hablo de Oriente Próximo sino que también se refirió al uso que los terroristas hacen del Islam y que ha propiciado el rechazo de muchos pueblos hacia todos aquellos que profesen la religión de Mahoma. “Considero parte de mi responsabilidad luchar contra los estereotipos negativos del Islam donde quiera que surjan porque el Islam no es parte del problema en el combate del extremismo violento sino una parte importante de la promoción de la paz”. Aunque pueda parecer que son meras palabras, la importancia de las mismas es crucial habida cuenta de que los países árabes impiden, en la mayoría de los casos, que las voces críticas de sus ciudadanos se oigan y puedan acallar estos estereotipos tan extendidos por todo Occidente en los que se les tilda de ser una panda de terroristas incultos y fanáticos que no respetan nada ni a nadie y a los que hay que exterminar.
Pero para aquellos que puedan pensar que el discurso fue absolutamente pro-árabe cabe destacar que no todo fueron palmaditas en la espalda. El presidente estadounidense aprovechó para hacer un llamamiento al respeto de la libertad religiosa: “el Islam tiene una tradición de tolerancia de la que se siente muy orgullosa y ése es el espíritu que necesitamos hoy”.
También hizo un llamamiento a la democratización de todos aquellos países que gobiernan “mediante la coerción” para que den “estabilidad y seguridad a su ciudadanía respetando los derechos de las minorías y permitiéndoles participar en un clima de tolerancia y compromiso”.
Y, por supuesto, especial interés mereció Irán y su obcecación por el armamento nuclear. Obama no sólo instó al régimen iraní a cejar en su empeño por fabricar armamento de este tipo sino que reafirmó el propósito de Estados Unidos de “buscar un mundo en el que ningún país tenga armas nucleares”. Para aquellos más suspicaces, añadió: “esto no es una cuestión de intereses sólo de EEUU, se trata de prevenir una carrera de armamento nuclear que puede llevar a esta región y al mundo entero por un camino muy peligroso”.Quizá todo quede en bonitas palabras porque ya se sabe que los lobbys económicos tienen más poder que los propios gobernantes de los países pero el mero hecho de que el presidente de la principal potencial mundial ofrezca un discurso en el que se tiendan puentes a la comunicación y el entendimiento de los pueblos es mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora. El siguiente paso es confiar en que todos podamos dejar atrás nuestros intereses particulares y trabajemos por mejorar este planeta que, nos guste o no, compartimos. Como colofón me quedo con el resumen del propio Obama: “sabemos que la visión de Dios es que los pueblos del mundo vivan juntos en paz. Ése debe ser ahora nuestro trabajo aquí en la Tierra”.
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