lunes, 12 de enero de 2015

La falsa bandera de Charlie Hebdo


Que España se cree más de lo que es, a estas alturas no tiene discusión alguna. Es como el Deportivo, el Sporting, el Zaragoza, el Valladolid o el Racing, que porque jueguen o hayan jugado en primera la mayor parte de su historia, no son "de los grandes". A los modestos les gusta pensar que sí lo son pero lo cierto es que mirando sus vitrinas, uno se da cuenta de que están ahí porque son menos malos que otros pero no porque su nivel deportivo (debido a causas fundamentalmente económicas) esté a la altura de un Athletic, un Barça o un Real Madrid. Con nuestro país pasa exactamente lo mismo. Jugamos en la misma liga que Francia, Alemania y Reino Unido y nos consideramos por encima de Grecia, Italia o Portugal pero lo cierto es que somos uno de ellos a pesar de nuestra gloriosa historia. Historia que, no olvidemos, también deslumbra en el caso de los creadores del Partenón, el acueducto de Segovia o los antiguos colonos de Mozambique y Angola. Es duro reconocer que el esplendor de antaño apenas es un recuerdo borroso pero así es. Este "descenso a segunda división" se palpa en cada aspecto que queramos analizar: la educación, las ayudas sociales, la diversidad cultural y la tolerancia, la economía, los medios de comunicación.... Ay, los medios. ¡Cuán vergonzoso es el papel que cumplen en el "aborregamiento" de la ciudadanía! ¿Yo también soy Charlie Hebdo? Por favor. Charlie Hebdo es un semanario pro-israelí e islamófobo que apela a la libertad de expresión siempre que no se haga mofa de los judíos, que para algo Francia, junto a Bélgica y Alemania, posee una ley sobre la Shoah, el holocausto judío, en el que se condena a quienes nieguen la exterminación de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Así que, ¿es posible decir que Mahoma era un terrorista y un pedófilo pero no es posible decir que el holocausto judío no fue tal? ¿Es eso la libertad de expresión? Todo esto no justifica en absoluto la barbarie ni el asesinato de otros por opinar o ensuciar el nombre de una persona, una cultura o una religión pero tampoco debe permitirse que la información que les llega a los lectores se manipule hasta el extremo de decir que se atenta contra la libertad de expresión cuando ellos mismos limitan cierto tipo de contenidos por considerarlos ofensivos contra los judíos.
Sin embargo, lo más grave de todo esto, es la instrumentalización que se hace de toda una religión (la musulmana) para tildarla de extremista, radical, intolerante y amenazante para la paz, la integridad y la cultura europeas. Si los medios españoles fueran menos serviles a sus intereses económicos, si los españoles supiéramos hablar algo más que el euskera, el gallego, el catalán, el aranés, el panocho y el bable, tal vez podríamos darnos cuenta de que son muchas las voces (musulmanas y no musulmanas; europeas, latinas, estadounidenses) que apuntan a una operación de falsa bandera llevada a cabo por el Mosad, el servicio de inteligencia israelí. ¿El motivo? El apoyo de Francia al reconocimiento de Palestina como miembro de la ONU.
Recordemos que, en el país vecino, los judíos sionistas tienen un poder mediático, político y económico más visible que en cualquier otro país de Occidente. La islamofobia es pues más fuerte allí que en ningún otro país. Alemania, Reino Unido, Estados Unidos.... estos países cuentan con una importantísima población musulmana que se sienta en el Parlamento, que da clases en la Universidad, que participa en la vida social del país y, sin embargo, es en Francia, donde sus cinco millones de musulmanes, tienen vetado el uso del hiyab en los colegios, la administración pública, etc...
Las razones que esgrimen los analistas para señalar al Mosad son variadas: la absurda aparición de la documentación de los presuntos terroristas (¿algún caco se lleva su documentación real para cometer un delito?); el hecho de que, estando en el centro de París, la policía tardase en aparecer veinte minutos; la presunta ejecución del policía que está en el suelo (que ni tiene compañero, ni sangra cuando le disparan en la cabeza, ni tan siquiera su cuerpo realiza ningún movimiento reflejo tras el balazo); la grabación del ataque a este policía (el cámara no pierde el plano, la mano no tiembla ni el que graba hace ni el más mínimo comentario al presenciar tal barbarie, como si lo esperase, como los vídeos que graban los misiles que derriban las casas en Palestina, que siempre comienzan un par de minutos antes del suceso, aguardando a que se produzca); la llamada de los presuntos terroristas a los medios de comunicación para decir que lo hacen en nombre de Al Qaeda en Yemen.... Es todo tan ridículamente absurdo que no hay por donde cogerlo, pero no todo el mundo tiene acceso a información variada, ni tiene la misma capacidad crítica y analítica. Por eso, los pensionistas siempre votan al PSOE, porque el PP quita las pensiones; por eso todos están contra Podemos, porque se le acabaría el chollo a toda esta panda de mangantes y vividores cuyo único mérito en la vida ha sido hacerle la pelota a la gente adecuada para vivir sin trabajar. Por eso en Grecia, Syriza tiene que luchar contra las amenazas de "nuestros socios europeos" de echar al país del euro; por eso nadie analiza con detenimiento el discurso de Rafael Correa y lo tilda poco menos que de ignorante de una república bananera, por si acaso nos damos cuenta de que lo público es primordial, de que nosotros somos los que mandamos aunque deleguemos en unos pocos, de que lo de los bancos es de juzgado de guardia. Por eso así nos luce el pelo. Esta semana la presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial decía que lo de los piropos era sexista y era acoso aunque sea para decirnos lo guapas que somos. Menos mal que ella no es sospechosa de ser alguien con complejos o tonterías parecidas que se esgrimen cuando se alza la voz en este asunto. Pero no, el poder, no puede dejar que la razón entre por la puerta, porque entonces, el consumismo, las apariencias, lo efímero, saldrá por la ventana. 
Ataquemos a los musulmanes. ¿Por qué? Porque si todos lo fuéramos, no habría bares, ni discotecas, ni estancos, ni camellos, ni prostitutas, ni casas de apuestas, casinos o bingos. Y todo eso mueve mucho dinero. Porque si todos fuéramos musulmanes, los bancos tendrían que cambiar radicalmente y no dejarían a nadie en la calle, porque no se concederían créditos abusivos y éstos estarían para ayudar al ciudadano y no para enriquecerse a su costa. Porque si así fuera, no habría abusos contra los trabajadores, habría más ayudas sociales, el consumismo no sería tan brutal, las mujeres dejaríamos de ser objetos de decoración, cerrarían las clínicas estéticas, los solarium y desaparecerían los gurús de las dietas milagrosas, esas que nos dicen que si tenemos una arruga, una marca, una estría o un kilo de más, dejaremos de tener éxito en la vida, nuestro marido nos abandonará por una más joven y nuestros hijos nos querrán menos. Porque si así fuera, se acabarían los chats para casados, las líneas calientes, la publicidad sexualmente excitante y engañosa, la corrupción. Porque si la justicia islámica se aplicase, no habría corruptos forrándose a nuestra costa mientras conceden entrevistas en televisión ni tipos disfrutando de su libertad cuando deberían estar entre rejas. Pero claro, esto es una utopía, que atraería a cualquier ciudadano libre de prejuicios y con un poco de sentido común, pero es que se nos caería el chiringuito y como dijo José Mota en su especial de fin de año: "Vamos a trazar un plan para robar a la gente y vivir como reyes, no vamos a robar un banco, lo vamos a crear, así les crujiremos con las comisiones....".
Así que lo mejor es que demonicemos lo bueno, por si acaso. Así que digamos que los musulmanes no hacen más que rezar y adoctrinarse en la mezquita, que no se integran, que no se interesan por los problemas de los demás, que sus mujeres son gordas, feas e ignorantes y por eso se tapan, que no saben nada de ciencia ni de política, tergiversemos la Historia, la realidad cotidiana, hagamos que la gente les tenga miedo, que sea más fácil quemar una mezquita que preocuparse por saber qué es lo que realmente piensan. Demonicemos al musulmán aunque sea con los peores trucos, porque en la guerra no hay ética, y esto, ES LA GUERRA.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué piensas de las lapidaciones de mujeres y ahorcamiento de homosexuales en Irán y la crucifixión de cristianos en Siria llevadas a cabo por musulmanes?

Nubenegra dijo...

Pues pienso exactamente lo mismo que de la pena de muerte en EEUU, del gatillo fácil de la policía yanqui cuando el sospechoso es negro, de la violencia machista en España, de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica, de la matanza sistemática de palestinos o de musulmanes rohingya en Birmania o de la explotación laboral de las empresas textiles europeas en países como Bangladesh, Tailandia o Camboya. Pero parece que aquí lo único que importa son los derechos de los homosexuales y de los cristianos, esos cristianos con los que uno sólo se identifica por oposición al resto de religiones. A mi me importan todas las injusticias, sean del color que sean y perpetradas en nombre de quien sean.

Anónimo dijo...

Ello lo dirás con palabras, pero la verdad es que solo criticas a EEUU, cristianos y judíos, ni una palabra de condena a Al Qaeda o ISIS.

Nubenegra dijo...

Vale. Partamos de la base de que no creo que Al Qaeda como tal exista. Es decir, no hay una estructura organizada a nivel mundial que dice: ahora matemos aquí o matemos allá. Una vez más, EEUU fue la artífice de semejante grupúsculo que, con el paso del tiempo, lo único que ha hecho es aglutinar a gente que quiere liarla en cualquier sitio y que, bajo las siglas de Al Qaeda, da más miedo. ETA estaba articulada en comandos que obedecían a una jerarquía claramente establecida y era la cúpula la que daba las órdenes proporcionaba los pisos francos, ayudaba a escapar, etc. Eso no existe en Al Qaeda, cuatro hippies con pistola, una banda de bandoleros del tres al cuarto, decide que se va a llamar Al Qaeda en el Magreb Islámico y se dedica a matar en nombre de los musulmanes o de Dios, aunque ni unos ni otro les han pedido que lleven a cabo nada parecido en su nombre. Pero obviamente eso no quiere decir que no condene la violencia, aunque venga de musulmanes con los que no me identifico en absoluto. Sin embargo, la violencia a las claras es fácil de ver, es como ISIS, no se puede estar de acuerdo con las barbaridades que hacen, por mucho que lleven la bandera negra con el nombre del profeta. Sin embargo, una vez más, y lamento mencionar de nuevo a EEUU, pero es que es el perejil de todas las salsas, resulta sospechoso que nadie haga nada en contra de ISIS, que se extiende a sus anchas por Oriente Medio, lo que extrañamente coincide con el hecho de que han negociado en el Kurdistán, de forma autónoma, sin contar con el Gobierno del país, la concesión de licencias de exploración de petróleo y gas. Yo no estoy en absoluto de acuerdo con lo que hacen, la cuestión es ¿por qué parece que nuestros gobiernos sí? ¿Por qué entramos tan rápido en Libia, una vez que se firmaron los contratos de explotación de gas y dejamos que Siria se desangre? ¿Por qué contamos los heridos israelíes con petardos falleros y minimizamos los muertos palestinos con las armas más sofisticadas? La política difumina demasiado la línea entre el bien y el mal, cuando la cosa está bien clara: la víctima es aquella a la que hay que defender siempre, pero evitando que nos manipulen señalando al verdugo equivocado (o interesado).

Nubenegra dijo...

http://youtu.be/M-LwdZ4Tj_w


Para este anónimo que dice que los musulmanes (o tal vez sólo yo) no critican al Estado Islámico.