Navego sin rumbo fijo con las velas ondeando al viento, dejándome llevar por la corriente en una mañana de cielos semi cubiertos con el olor de la lluvia acechando. Me embarga una nostalgia infinita de un tiempo que aún está por llegar, que siquiera conozco aunque lo anhele con desesperación. Arribo a un puerto desconocido que, por un instante me hace olvidar mis emociones para sorprenderme por la belleza de una poesía que desconocía. Delmira Agustina murió asesinada a los 27 años pero aún tuvo tiempo de escribir maravillas como ésta, que lleva por título "La Musa":
"Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;
Con dos ojos de abismo que se vuelvan fanales;
En su boca una fruta perfumada y bermeja
Que destile más miel que los rubios panales.
A veces nos asalte un aguijón de abeja:
Una raptos feroces a gestos imperiales
Y sorprenda en su risa el dolor de una queja;
¡En sus manos asombren caricias y puñales!
Y que vibre, y desmaye, y llore, y ruja, y cante,
Y sea águila, tigre, paloma en un instante.
Que el Universo quepa en sus ansias divinas;
Tenga una voz que hiele, que suspenda, que inflame,
Y una frente que erguida su corona reclame
De rosas, de diamantes, de estrellas o de espinas!"
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