Hay días en los que me levanto con la nube negra rondando mi cabeza y no puedo evitar tener una actitud absolutamente calimera. Todo me parece de un gris tan triste que me dejo llevar por el pesimismo y caigo en el tópico que, en condiciones normales, siempre rechazo: cualquier tiempo pasado fue mejor. Esos días siento que he fracasado, que no he logrado mis metas, que mi vida no es en absoluto como yo había planeado y entonces caigo en el absurdo. Rebusco en mi memoria algún momento en el que la vida me sonriera y añoro ese instante como si hubiera dejado pasar el tren más importante de mi existencia y nunca fuera a pasar ningún otro. ¡Bendita memoria selectiva! Con qué rapidez nuestra mente olvida los malos ratos, las malas pasadas, las lágrimas, los pesares y guarda en nuestra retina sólo las risas, las sensaciones de bienestar... Ficticios momentos perfectos. Sin duda es un mecanismo de autodefensa excepcional ¿qué sería de nosotros si recordáramos cada momento amargo que hemos vivido?
Lo malo es que cuando la nube negra acecha solemos olvidar la existencia de la memoria selectiva y tenemos tentaciones absurdas de regresar al pasado, a lo que ahora nos parece fácil y acogedor, a lo que creemos que podría proporcionarnos el bienestar que ansiamos y que no es más que una mera fantasía, algo irreal, una equivocación. Pero como el hombre es el único ser capaz de tropezar dos veces en la misma piedra es necesario estar siempre alerta, no dejarse llevar por el pesimismo, mantener siempre la brújula mirando al norte porque sólo el presente y el futuro podrán proporcionarnos lo que deseamos.
Lo malo es que cuando la nube negra acecha solemos olvidar la existencia de la memoria selectiva y tenemos tentaciones absurdas de regresar al pasado, a lo que ahora nos parece fácil y acogedor, a lo que creemos que podría proporcionarnos el bienestar que ansiamos y que no es más que una mera fantasía, algo irreal, una equivocación. Pero como el hombre es el único ser capaz de tropezar dos veces en la misma piedra es necesario estar siempre alerta, no dejarse llevar por el pesimismo, mantener siempre la brújula mirando al norte porque sólo el presente y el futuro podrán proporcionarnos lo que deseamos.
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