Parecía que no llegaría nunca pero ya está, ¡estoy en Namibia! Del hemisferio norte al hemisferio sur, de Europa a África, del blanco al negro, del verano al invierno, del interior a la costa y todo por el módico precio de tres aviones y una hora menos, como en Canarias. La primera impresión ha sido muy buena aunque no exenta de sorpresas: desde el aeropuerto, ubicado en medio del desierto, hasta la planificación urbanística o el paisaje. Pero será mejor que acompañe la explicación de fotos que sean muy ilustrativas.
A vista de pájaro lo primero que atisbas de este vasto país de la costa Atlántica es más o menos así: una gran extensión terrosa o arenosa con algún que otro accidente geográfico no demasiado reseñable y con una predominancia de los tonos marrones y rojizos. No se ve nada verde ni grandes ríos ni tampoco animales salvajes. jejejeje. A estas alturas del viaje quedan menos de diez minutos para aterrizar y no se ve ningún núcleo de población ni ninguna carretera que nos indique en qué lugar vamos a aterrizar. Empiezo a temer que vayamos a aterrizar en mitad de la nada....
Vale, tal vez decir que aterrizamos en medio de la nada no es lo más justo porque había una pista de aterrizaje pero.... El aeropuerto está a medio camino entre Swakopmund /suakopmund/ (25 km) y Walvis Baai /güolfis bay/ (10 km). Tiene una pista de aterrizaje bastante grande a través de la cual caminas hasta un pequeño edificio al lado del cual el antiguo Parayas era Barajas y te detienes ante un mostrador. Los aviones que aquí llegan están operados por Air Namibia y tienen como destino la capital, Windhoek, o las surafricanas Johanesburgo y Cape Town (Ciudad El Cabo). En el mostrador presentas el visado, que no es más que un fax con una lista de nombres que no conoces y en el que aparece también el tuyo, y te estampan el sello de entrada. Cada vez que quiera entrar o salir del país tendré que llevarme el fax a cuestas porque no son tan modernos como para estampar un visado en el pasaporte. Pasas el mostrador y te encuentras en un recinto acotado de unos 30 metros cuadrados en el que esperas las maletas. Detrás de la cinta separadora están los que vienen a recoger a los pasajeros así que puedes saludarles mientras esperas. De repente ves venir el carrito de las maletas. Se para en un lateral del edificio, el personal de tierra, ayudado por la policía militar, descarga a mano las maletas y las pone en el centro del recinto, maleta que ves, maleta que te llevas. De vez en cuando separan alguna maleta para inspeccionar su contenido. Las nuestras pasan el corte. Nos recogen y ponemos rumbo a Walvis Bay.
La carretera sólo tiene dos carriles y se conduce por la izquierda, no sé que me impresiona más, si ver tanta arena a ambos lados o los enormes trailers que circulan por mi derecha y me hacen pensar que estoy haciendo un mal adelantamiento. Hace sol pero no calor. Estamos en el invierno namibio. Calculo que tengamos unos 18 grados de temperatura. Llegamos al hotel. El Protea Pelican Bay está situado al pie de la bahía de Walvis Bay, junto al puerto deportivo y tiene unas vistas espectaculares......