Cuanto más sé más quiero saber y más me doy cuenta de todo lo que me queda por aprender y de cuán frágil es nuestra existencia, cuán pequeño es nuestro poder, cuán diminuto es el ser humano por más que se esfuerce en mostrar su poder doblegando a los más débiles, como si eso fuera un signo inequívoco de la invencibilidad del hombre.
Sin embargo, aquí estamos, jugando a ser omnipotentes pero incapaces de crear vida, por muy pequeña que esta sea. Vivimos de espaldas a quien nos ha creado, incapaces de asumir nuestros límites, de reconocer que esto nos viene grande. Somos como Nemrod b. Kanan, uno de los soberanos de más poder
en la historia que tenía pretensiones de divinidad y tras afirmar que daba
la vida y la muerte mandó traer a dos hombres; mató a uno y dejó vivo
al otro y entonces dijo: "He dado la muerte a uno y la vida a otro".
Pero lo cierto es que esto nos viene grande, nos viene muuuuuy grande. Y Allah, en su inmensa sabiduría, se encarga de hacernoslo ver de distintas maneras.
En los primeros años del Islam, férreos adversarios del profeta (swas) pertenecientes a su misma tribu, la tribu del Quraish, como Abu Sufyan u Omar ibn al Jattab, terminaron por aceptar el mensaje divino y defendieron la nueva religión con más energía aún de la que habían empleado para luchar en su contra. Al principio de los tiempos, ambos habían dejado a un lado el hecho de que sus hijas, Umm Habiba y Hafsa, respectivamente, se hubieran casado con Muhammad (saws) y se habían servido de todos los medios a su alcance para luchar contra el profeta de la nueva religión pero Allah quiso que ellos cambiaran de parecer y es que ya lo dice en la sura de Yunes (10:99): “Si
tu Señor hubiera querido, todos los habitantes de la Tierra habrían creído.
Tú ¡Oh, Muhammad! no podrás hacer que los hombres crean aunque se lo
impongas”.
Pero esto no sólo se limita a los primeros tiempos del Islam sino que hoy en día, el Islam sigue ganando creyentes en los lugares más insospechados. Así en el año 2005, se convirtió al Islam Daniel Streich, político suizo del SVP (Partido Popular Suizo) y ferviente defensor de la prohibición de construir minaretes en el país. Al parecer, decidió estudiar el Corán para demostrarle a los musulmanes, utilizando sus propios argumentos, que su religión estaba equivocada y terminó por formar parte de ella.
Hoy se ha sabido que Arnoud Van Doorn, mano derecha de Geert Wilders en Holanda, el partido xenófobo y anti islámico del reino de los tulipanes, ha dejado la militancia de su partido y ha reconocido públicamente que se ha convertido al Islam. Ciertamente los caminos del señor son inescrutables...