El Palacio de Justicia de Cataluña acogió el lunes un acto que, bajo el título "Igualdad en Europa: el principio de la no discriminación en la práctica jurídica", prometía ser interesante. Bajo la supervisión del presidente del Tribunal Superior de Justicia catalán, los tres ponentes desgranaron a lo largo de casi dos horas sus principales argumentos para afirmar con rotundidad que Europa ofrece las máximas garantías de igualdad de trato a todos sus ciudadanos, sin importar su origen, sexo, religión o raza. La teoría resultó realmente bella pero la práctica... Ninguna de las cuatro cuestiones que se abordaron desde el público fue contestada con precisión, limitándose a vagas referencias al hecho de que si Europa tiene normas que acotan la libre circulación de los inmigrantes por el espacio Schengen no es por discriminación sino por orden y protección. No entré con la idea de hacer ninguna pregunta pero reconozco que no lo pude evitar al escuchar a Luis María López Guerra, juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y ex secretario de Estado de Justicia entre 2004 y 2007, decir que: "hablamos de discriminación cuando nos encontramos con un trato diferencial ante un tercero en situaciones iguales".
Así que me lancé:
- Señor López Guerra, partiendo de la definición que nos ha dado de lo que es la discriminación y suponiendo que la falta de desarrollo de la Ley de Libertad Religiosa deja muchas lagunas en su aplicación, ¿podría explicarnos cómo es posible que distintos centros de enseñanza públicos reaccionen de diferente manera ante una niña que acude a la escuela con hiyab? Entran en choque dos derechos fundamentales: el derecho a la no discriminación por religión y el derecho a la educación. ¿Por qué debe un director escolar decidir al respecto? ¿Eso no le compete al Estado, como responsable de la enseñanza pública?
- Es una cuestión difícil la que me plantea y la verdad es que no tengo una postura clara al respecto. Si me pregunta a mí, yo soy más partidario de la casuística, de que se estudie cada caso, uno por uno, y que sea el centro quien valore la idoneidad o no de aceptar a esa chica con esa vestimenta. Tenga en cuenta que aquí entran en juego factores como la higiene o la peligrosidad, al hacer gimnasia, por ejemplo, y también cómo afecta este hecho a los demás alumnos, a los que también debemos proteger. Porque el que esa chica se identifique como musulmana conlleva, automáticamente, que los demás se identifiquen como no musulmanes.
Hmmmm, grandísimos argumentos los esgrimidos aquí. Ante semejante verborrea, ¿qué decir? Pues absolutamente nada. Me hubiera gustado decirle al caballero que si "invitamos" amablemente a la chica a abandonar el centro por otro en el que la acepten, indirectamente, la estamos discriminando al relegarla a centros de mayoría musulmana y convirtiéndolos, por tanto, en guetos educativos y fomentando, por tanto, la descohesión social ya que la convivencia entre musulmanes, cristianos, ateos, judíos, budistas y naturistas no será normal ni integradora. Además, ¿proteger a los demás? ¿de qué? ¿en qué molesta una chica musulmana al resto de compañeros? ¿acaso es un mal ejemplo a seguir? Todo lo contrario. Es probable que sea mejor compañera y alumna que la mayoría de los estudiantes.
No es un tema a debate en cuestión de indumentaria porque no se trata de una moda sino de una cuestión puramente religiosa y, por lo tanto, no entra dentro de los códigos de vestimenta.
Pero lo mejor es lo de que su identificación conlleva también la identificación de los demás. ¿Pero acaso no nos definimos constantemente? Los rubios recuerdan a los morenos que no lo son; los negros también saltan a la vista; los guapos no existirían si no hubiera feos... ¡Pero qué sarta de tonterías! Nuestros gestos, nuestro aspecto, nuestra ropa, nuestro físico, nuestro vocabulario, nuestras aficiones, nuestros amigos.... todo nos define y nos diferencia de los demás en tanto que nos iguala a otros así pues ¿dónde está el problema?
A veces me asusto de la gente que nos gobierna, de los que nos protegen, de los que velan por nosotros, porque como humanos que son también se dejan llevar por sus intereses ¿y eso no es discriminatorio? A partir de ahora sólo me relacionaré con los que sean exactamente iguales que yo...... es decir, conmigo misma.