Es curioso como nos pasamos la vida intentando formar parte de algo, de alguien, del grupo, de la sociedad, del entorno y cómo, a veces, ese mismo grupo del que formamos parte puede hacernos desear ser invisibles o estar completamente solos.
Y es que la presión del grupo puede llevarte por el buen camino si tienes tendencia a descarriarte pero puede ponerte las cosas complicadas cuando tomas un camino distinto al del resto del rebaño. Es como si la independencia y la autonomía sólo fueran aceptables siempre que uno se mueva dentro de un marco previamente establecido y todo lo que se salga de ahí es objeto de sospecha y de comentario.
Cada vez que vuelvo a casa me siento un poco así. No entienden mis decisiones aunque las respetan pero tampoco se puede hablar de ellas porque siempre hay fricciones en cuanto el tema sale a relucir. Ahora la tendencia es el exceso por libertinaje pero si te excedes hacia el conservadurismo, hasta mis propios padres, bastante alejados del estereotipo de "progres" o "hippies", me tachan de rarita. Sé que bajo todo subyace el miedo pero en lugar de sentarse a charlar conmigo lo único que hacen es alterarse y decirme que no soy la misma de antes que hago cosas muy raras, que me encierro en mi mundo y que ya no me gusta nada de lo que hacen los demás. Obviamente eso no es cierto. Supongo que sí he cambiado en muchas cosas pero eso no me convierte en un bicho raro en la medida en la que ellos pretenden verlo. ¿Qué importa que no vaya a la playa o no lleve escotes? ¿Qué importa el motivo por el que lo haga? Lo importante es que nadie me obliga, que no soy infeliz por ello y que eso no me hace distinta a los demás ni distinta a quien soy yo en esencia. Estos cambios no les gustan por cuanto llevan aparejados tintes religiosos, sin embargo, aceptan con mayor agrado aquellos que proceden del mero capricho o de la moda más absurda solucionándolo con un "las modas cada día son más raras".
Está claro que el miedo nos paraliza y nos hace comportarnos como auténticos borregos sólo que debemos ser capaces de pasar por encima y establecer un diálogo que nos permita ampliar nuestros horizontes y hacer que ese pánico se reduzca hasta ser casi inexistente. Yo intento hacérselo entender a todo aquel que se acerca con voluntad de escuchar sólo que la mayoría simplemente se limita a hacer una crítica en voz alta sin esperar a cambio una explicación, no una justificación. Suerte que, como sí tengo pensamiento crítico, soy capaz de mantenerme inflexible en aquello que hago y con lo que creo que no le hago ningún mal a nadie a pesar de la presión externa. Puede que haya momentos en los que cediendo todo sería mucho más sencillo, cero discusiones, pero eso no me haría feliz porque estaría haciendo algo que no me sale del corazón, que va contra lo que creo que está bien así pues toca ser paciente y confiar en que, poco a poco, todo mejore. Al fin y al cabo, la paciencia sólo puede cultivarse si hay alguien que no está de acuerdo contigo y pone a prueba tus nervios así que....
Y es que la presión del grupo puede llevarte por el buen camino si tienes tendencia a descarriarte pero puede ponerte las cosas complicadas cuando tomas un camino distinto al del resto del rebaño. Es como si la independencia y la autonomía sólo fueran aceptables siempre que uno se mueva dentro de un marco previamente establecido y todo lo que se salga de ahí es objeto de sospecha y de comentario.
Cada vez que vuelvo a casa me siento un poco así. No entienden mis decisiones aunque las respetan pero tampoco se puede hablar de ellas porque siempre hay fricciones en cuanto el tema sale a relucir. Ahora la tendencia es el exceso por libertinaje pero si te excedes hacia el conservadurismo, hasta mis propios padres, bastante alejados del estereotipo de "progres" o "hippies", me tachan de rarita. Sé que bajo todo subyace el miedo pero en lugar de sentarse a charlar conmigo lo único que hacen es alterarse y decirme que no soy la misma de antes que hago cosas muy raras, que me encierro en mi mundo y que ya no me gusta nada de lo que hacen los demás. Obviamente eso no es cierto. Supongo que sí he cambiado en muchas cosas pero eso no me convierte en un bicho raro en la medida en la que ellos pretenden verlo. ¿Qué importa que no vaya a la playa o no lleve escotes? ¿Qué importa el motivo por el que lo haga? Lo importante es que nadie me obliga, que no soy infeliz por ello y que eso no me hace distinta a los demás ni distinta a quien soy yo en esencia. Estos cambios no les gustan por cuanto llevan aparejados tintes religiosos, sin embargo, aceptan con mayor agrado aquellos que proceden del mero capricho o de la moda más absurda solucionándolo con un "las modas cada día son más raras".
Está claro que el miedo nos paraliza y nos hace comportarnos como auténticos borregos sólo que debemos ser capaces de pasar por encima y establecer un diálogo que nos permita ampliar nuestros horizontes y hacer que ese pánico se reduzca hasta ser casi inexistente. Yo intento hacérselo entender a todo aquel que se acerca con voluntad de escuchar sólo que la mayoría simplemente se limita a hacer una crítica en voz alta sin esperar a cambio una explicación, no una justificación. Suerte que, como sí tengo pensamiento crítico, soy capaz de mantenerme inflexible en aquello que hago y con lo que creo que no le hago ningún mal a nadie a pesar de la presión externa. Puede que haya momentos en los que cediendo todo sería mucho más sencillo, cero discusiones, pero eso no me haría feliz porque estaría haciendo algo que no me sale del corazón, que va contra lo que creo que está bien así pues toca ser paciente y confiar en que, poco a poco, todo mejore. Al fin y al cabo, la paciencia sólo puede cultivarse si hay alguien que no está de acuerdo contigo y pone a prueba tus nervios así que....
6 comentarios:
- "Estos cambios no les gustan por cuanto llevan aparejados tintes religiosos, sin embargo, aceptan con mayor agrado aquellos que proceden del mero capricho o de la moda más absurda solucionándolo con un "las modas cada día son más raras"." -
Escúchate a ti misma porque en la pregunta está la respuesta.
Y además, ¿Podrías explicarnos en un post por qué, según el Coran, las mujeres deben cubrir su cuerpo y los hombres no?
Sin acritud, realmente siento curiosidad de conocer.
Prepararé un post intentando explicar, en la medida de mis posibilidades, los motivos que yo entiendo que llevan al Islam a pedirle a las mujeres que cubran su cuerpo.
En cuanto a lo de que me respondo a mí misma... sí pero no. Es decir, ya sé que las modas son modas y van y vienen pero el hecho es que, cuando las adoptas, muchas veces no haces sino seguir los dictados de una industria que no pretende más que mujeres hiper flacas, sexys y muy liberales, supongo que en consonancia con nuestra sociedad. El tema es que si pretendes ir un poco contracorriente, es algo complicado encontrar ropa más o menos neutra, que no te obligue a llevar escotes imposibles, o faldas microscópicas. Y sin embargo, nos parece normal. Cualquiera de las cosas que hace un musulmán, si viniera dictado por la moda o la ley: prohibido bañarse en bikini, moda tipo Águila Roja, cubrirse el cabello como en los años 40 ó 50, todos vegetarianos, etc, etc, sería visto como algo normal. Por ejemplo, el tabaco. Hasta hace nada era normalísimo fumar, en mi adolescencia, la rara era yo por no hacerlo. Hoy en día, el fumador está estigmatizado y a todos nos parece normal. El Islam tampoco lo recomienda desde hace más de 1.400 años y ahora es cuando la ley actúa para situarse, en este punto, al mismo nivel.
Debo disentir. El tabaco era usado por los mayas para celebraciones rituales y religiosas, fue conocido por los occidentales en 1492 con ocasión de la llegada de Colón y sus expedicionarios.
¿Y qué tiene que ver? El Corán habla de que el ser humano tiene una responsabilidad consigo mismo, con su cuerpo y con su espíritu, y que, por tanto, debe cuidarlo. Así que prohibe el consumo de cualquier sustancia que altere el comportamiento o la percepción de la persona, de todo aquello que nos hace perder el control sobre nosotros mismos. El tabaco está compuesto de basura química y, además, es adictivo, ya ves las dificultades que tiene la gente para dejarlo. Así que, ¿qué más da que lo trajera Colón? Si dentro de cien años se descubre una nueva forma de alucinar químicamente, también estará prohibido, por muy moderno que sea el producto.
Sólo quería precisar que es imposible que mahoma prohibiera algo que no se conocía aún. Veo que aceptas las críticas constructivas con ira, así que prefiero abstenerme de hacer más comentarios en este blog. Suerte!
Tienes un sentido muy peculiar de lo que es la ira. Todos los comentarios son bien recibidos, más aún las críticas constructivas, tan sólo estaba ejerciendo mi derecho de réplica. En cualquier caso, eres libre de cambiar de aires. Tan sólo una puntualización, Mahoma no prohibe ni permite nada. No era más que otro ser humano, elegido por Dios como mensajero. Así que su misión era la de ser un mero transmisor de la voluntad divina.
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