Hungría, Letonia, Lituania, República Checa..... la crisis no sólo afecta a los trabajadores, las familias, los ciudadanos en general sino que también ha llegado a la clase política. A la de la Europa del Este, claro. Porque lo que es a la del Sur, o más bien a la española.....
Aquí somos todos mucho más listos, ¿quién va a ser el necio que rechace la inmunidad del diputado que trabaja dos días a la semana y se escaquea de la mitad de sus obligaciones? ¿quién va a decir que no a la posibilidad de beneficiarse económicamente de su cargo, ya sea mediante cobros ilegales, prebendas u otro tipo de ventajas? Desde luego en el paraíso español nadie en su sano juicio. Aquí los políticos sólo dimiten por presiones de sus respectivos partidos, por no tener licencia para cazar o, directamente, porque les meten en la cárcel.
Vale que en Letonia el paro podría llegar a afectar al 50% de la población activa y que en España “sólo” estamos rozando el 14% pero, tal vez, es hora de que alguien empiece a asumir su responsabilidad y empiecen a rodar cabezas. Ya se sabe que, a veces, hacer limpieza en casa ayuda a que la organización entre por la puerta y los malos humos salgan por la ventana. Pero bueno, eso todavía no pasará aquí. No mientras los sindicatos sigan callados, mientras los bancos no protagonicen un escándalo similar al de sus colegas en todo el mundo, no mientras los estudiantes sirvan de destracción por sus protestas contra el Plan Bolonia o el Gobierno nos de un pequeño aperitivo con la retirada de las tropas de Kosovo. Primero no había crisis, luego se iba a solucionar tras el verano, después vacas flacas hasta el 2010, ahora ya no hay horizonte trazado pero, como dice el dicho, “Dios aprieta pero no ahoga”, supongo que a ello se agarran nuestros políticos para seguir en sus cargos y no dejar a sus ciudadanos a la deriva.
jueves, 26 de marzo de 2009
lunes, 2 de marzo de 2009
El vuelco de la historia
Me levanto temprano con la necesidad de conocer los resultados definitivos de las elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco, pero sobre todo en este último territorio. Enciendo la radio, noticias locales de Madrid. Aún debo esperar media hora hasta que, por fin, alcanzo un ejemplar abandonado en un asiento del tren: “Giro en el País Vasco y Galicia” destaca la portada de 20 minutos. Lo leo y no me lo creo. Tengo que hacer un esfuerzo para que no se me escape una lágrima traicionera por el rabillo del ojo.
Ni soy vasca ni gallega pero eso no impide que el cambio me emocione. Sobre todo en el País Vasco. No digo que el PNV tenga la culpa de lo que allí sucede pero si después de 29 años ETA sigue matando y la sociedad sigue estando dividida tal vez sea hora de cambiar. No importa en qué dirección. Lo importante es la ruptura, la innovación. Nuevas caras con nuevas ideas que, tal vez, traigan por fin la paz a un territorio en el que se es más feliz si no se habla de política, en el que tan sólo unos pocos pueden expresar sus opiniones ante una mayoría atemorizada por la extorsión, la amenaza, el asesinato.
La pelota está ahora en el tejado de Patxi López que parece tener carta blanca para pactar como el crea conveniente aunque eso no favorezca del todo los intereses de la dirección nacional. Los partidos no nacionalistas, a pesar de su color político, parecen estar dispuestos a formar un tripartito no nacionalista que aúne a los votantes de izquierdas y de derechas. Una utopía maravillosa para muchos que, para otros, puede quedar en agua de borrajas. Por delante queda todo un mes para que cada partido ofrezca sus servicios a un PSE que deberá tomar una decisión que, sin duda, puede ser histórica.
Ni soy vasca ni gallega pero eso no impide que el cambio me emocione. Sobre todo en el País Vasco. No digo que el PNV tenga la culpa de lo que allí sucede pero si después de 29 años ETA sigue matando y la sociedad sigue estando dividida tal vez sea hora de cambiar. No importa en qué dirección. Lo importante es la ruptura, la innovación. Nuevas caras con nuevas ideas que, tal vez, traigan por fin la paz a un territorio en el que se es más feliz si no se habla de política, en el que tan sólo unos pocos pueden expresar sus opiniones ante una mayoría atemorizada por la extorsión, la amenaza, el asesinato.
La pelota está ahora en el tejado de Patxi López que parece tener carta blanca para pactar como el crea conveniente aunque eso no favorezca del todo los intereses de la dirección nacional. Los partidos no nacionalistas, a pesar de su color político, parecen estar dispuestos a formar un tripartito no nacionalista que aúne a los votantes de izquierdas y de derechas. Una utopía maravillosa para muchos que, para otros, puede quedar en agua de borrajas. Por delante queda todo un mes para que cada partido ofrezca sus servicios a un PSE que deberá tomar una decisión que, sin duda, puede ser histórica.
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