Escucho de nuevo la radio, tras un montón de años de ausencia. Hubo un tiempo en el que escuchaba a diario la SER pero comencé a aburrirme de la monotonía de algunos programas, me desenamoré de mi profesión y apagué el dial.
Sin embargo, últimamente conduzco más a menudo y la radio ha vuelto a ser mi compañera de viaje. Hacía tiempo que no me reía tanto con un programa y eso que el tema da más bien ganas de llorar.
La Ventana, un día cualquiera de la semana pasada, pillo por casualidad una nueva sección del programa que lleva por nombre "Parangón". El objetivo es recorrer el mundo en busca de casos de corrupción y compararlos con el deporte patrio. Una joven periodista española residente en Sidney es la encargada de contarnos el último escándalo en las antípodas: hace varios meses salió a la luz el escándalo de corrupción más grave registrado en años en Australia. El primer ministro de Nueva Gales del Sur, Barry O'Farrell, recibe una botella de vino valorada en 1500 euros tras ganar las elecciones. Una tarjeta con un escueto: "Gracias", acompaña el presente. A partir de ahí, la Comisión Independiente Anti Corrupción (ICAC) comienza una investigación que concluye con la dimisión de ocho personas entre las que están el primer ministro y varios diputados y alcaldes. ¿El delito? Antes de las elecciones, el señor O'Farrell se reunió con un empresario del sector del agua y acordó que, si ganaba, le facilitaría contratos públicos. Cuando dicha victoria se produjo, el empresario le hizo llegar la botella para recordarle su compromiso. Por este "escandaloso" caso de corrupción, que fue abortado antes de producirse, dimitieron ocho personas de todos sus cargos, públicos y privados, en un ejercicio supino de responsabilidad política.
Todo esto se produjo a través de una denuncia anónima en la web de la ICAC, un órgano independiente formado por abogados y jueces jubilados que investiga posibles casos de corrupción, los lleva a juicios que se celebran con puertas abiertas y tienen retransmisión online en directo.
No merece la pena detallar en qué punto nosotros estamos en las antípodas, geográficas, políticas y morales. Las elecciones están a la vuelta de la esquina. Este año, toda España excepto Galicia y País Vasco está llamada a votar, las encuestas dicen que habrá un vuelco electoral, que se acabó el bipartidismo, que llegó la hora de los pactos. Pero yo ya no me creo nada. Las encuestas se pueden manipular, también responden a intereses oscuros. Yo sólo espero que cambien las cosas, a mejor. Que España sea un poco menos república bananera de lo que ya es, que los malos augurios del PP, las amenazas de Vox, la xenofobia de ciertos partidos que ni me voy a molestar en nombrar no calen en la gente, que salgamos a votar masivamente, que no nos acomodemos en el sofá ni votemos a los de siempre, que hagamos historia. Pero lo cierto es que no creo que vayan a cambiar mucho las cosas. En Andalucía ganará de nuevo el PSOE aunque tenga que pactar; en Cataluña, antes muertos que votar a otros que no sean CIU; en Valencia seguirá el "caloret" hasta el fin de los días y en Madrid.... en Madrid, votarán de alcaldesa a una mujer que se dio a la fuga en su coche vacilando a los agentes del orden. Si al final nos merecemos lo que tenemos....