En la red, al igual que en todo en esta vida, hay muchas cosas que no valen para nada y muchas otras que te aportan ideas y conocimiento. Nuestra tarea está en discriminar, en saber encontrar lo bueno entre tanto vídeo idiota e intrascendente. Son muchos los telepredicadores que se dejan caer por el ciberespacio o los canales de radio y televisión piratas. Excéntricos hombres vestidos a veces con túnicas extravagantes que, subidos en un podio, jalean al público gritando las excelencias de un dios que nos ama y nos amenaza con un castigo terrible si no hacemos lo que debemos. Llegados al punto del castigo, el orador suele elevar el tono y gritar desesperado como queriendo transmitir la tortura que podríamos experimentar de no hacer lo que ese dios nos ordena. Sin embargo, aparte del discurso, que resulta tan amenazante que elimina cualquier posibilidad de ser atractivo, casi nunca nos dicen cómo lograr ese paraíso que nos prometen, más allá de conminarnos a ser buenos creyentes y a rezar cuanto podamos.
Lo bueno que tiene el Islam, lo que a mi me resulta más atractivo, es que, queriendo transmitirte el mismo mensaje: Dios Todopoderoso espera nuestro rezo, nuestro sometimiento, para ganar el Paraíso; te da las claves para lograrlo con propuestas cotidianas. No se trata sólo de rezar cinco veces al día ni de vestir de una determinada manera, se trata de asumir un comportamiento ejemplar hacia los que nos rodean, hacia nuestra propia familia, de modo que ésta sea un reflejo de la sociedad. En este vídeo, le habla fundamentalmente a los hombres, tan necesitados de explorar su lado más sensible, de superar las barreras que los mantienen alejados de cualquier emotividad para evitar sentirse vulnerables, y les invita a prestar más atención a la familia, especialmente a los hijos, dejando de lado ese tópico de que los sentimentalismos son para las madres y retándoles a asumir el papel que les corresponde para que sus hijos no sean producto de los males de la sociedad en la que vivimos. "Si la sociedad no funciona, tenemos que mirar las familias porque éstas tampoco funcionarán, porque la sociedad es el reflejo de la familia y no al revés", afirma rotundo Nouman Ali Khan. El mensaje es un llamamiento al cambio, a la recuperación de una escala de valores que hemos perdido, a la asunción de las responsabilidades que cada uno tenemos dentro de nuestra familia y de la sociedad. Y eso es válido para todos, creyentes y no creyentes.