Estos días, Pekín sigue concentrando la actividad deportiva mundial aunque el 80% de la población española -siendo generosos- lo ignore. Tras la excelente cobertura mediática que se le ha proporcionado a las Olimpiadas, los Juegos Paralímpicos están transcurriendo sin pena ni gloria y es que su presencia en los medios de comunicación de nuestro país es casi inexistente (sólo La 2 emite resúmenes diarios).
Frente a los 286 deportistas olímpicos que desplazó España están los 133 deportistas paralímpicos que representan estos días a nuestro país y que son los que verdaderamente hacen grande el nombre de España si atendemos a los resultados: en Atenas los olímpicos lograron 19 medallas mientras que los paralímpicos regresaron con 71 metales, ahí es nada. Con estos datos en la mano y sabiendo que desde Barcelona 92 los paralímpicos no han bajado de los 70 metales -una cifra con la que ni sueñan los olímpicos-, tal vez debamos preguntarnos si algún día seremos capaces de reconocer el mérito de estos deportistas que cada día nos demuestran que aún estamos a años luz de la plena integración de los discapacitados.
Si preguntamos a los programadores y jefes de informativos probablemente nos digan que el fútbol o las olimpiadas proporcionan muchos más ingresos e interesan más al público aún a pesar del enorme esfuerzo que puede suponer para una persona con discapacidad física disputar, por ejemplo, un partido de tenis. La Cadena SER entrevistó ayer a uno de nuestros medallistas, Pablo Cimadevila, un gallego que ha logrado el bronce en los 200 metros estilos de natación a pesar de estar postrado en una silla de ruedas. Muy amablemente atendió a la emisora y aprovechó esos minutos de gloria para quejarse de la escasa cobertura mediática que les dedican en España a pesar de que los aficionados chinos los tratan como verdaderos héroes y abarrotan cada día las instalaciones deportivas de Pekín sólo para verles.
Con este oportuno reproche recibido en directo como un jarro de agua fría por el locutor, cabe hacer una reflexión sobre el porqué de esta situación. Por un lado, creo que los periodistas jugamos un papel muy importante a la hora de normalizar ciertas realidades, y la discapacidad es una de ellas, pero está claro que no somos los únicos culpables. Porque, ¿cómo es posible que los propios Comités Olímpicos y Paralímpicos hagan distinciones entre deportistas? Cimadevila denunció ayer que un oro olímpico se paga en España a 94.000 euros mientras que el oro Paralímpico se cotiza a 9.000 euros. ¿No es esto el mundo al revés? Definitivamente, no somos tan listos ni vivimos en una sociedad tan avanzada como a veces nos creemos.
En Atenas, España obtuvo 19 medallas olímpicas y estábamos de lo más orgullosos mientras que donde realmente somos una potencia mundial -en los Juegos Paralímpicos- apenas si se hace una breve mención. Los datos de este año son 18 medallas olímpicas frente a 43 paralímpicas y eso que aún quedan 5 días de competición. Está visto que, a pesar de las dificultades, los paralímpicos son mejores. Tal vez sea el momento de comenzar a enmendar nuestros errores y reconocer, de una vez por todas, los méritos de aquellos que ni son olímpicos, ni juegan al fútbol porque hay muchos más deportes que merecen nuestra atención. Así lo reprochaba ayer Pablo Cimadevila: "importan más las estupideces que dice Maradona sobre Messi que el papel que pueda estar realizando España en Pekín en los Juegos Paralímpicos, es una pena".